En el programa Gritos del silencio, de Radio Vallekas, entrevistaron a uno de nuestros compañeros que participó en su día en la lucha social que se conoce bajo el nombre de COPEL, entre otros temas, sobre su experiencia, reflexiones y opiniones al respecto, parte de las cuales, al parecer, molestaron tanto a un conocido militante de esa organización que decidió replicarle públicamente, cosa que ya había hecho, por otra parte, cuando nuestro compañero hizo pública una crítica sobre la película Modelo 77, cuyo contenido tampoco le pareció bien. Publicamos en primer lugar la transcripción de los fragmentos de la entrevista que pudieran ser objeto de esta polémica y enseguida las puntualizaciones del hombre de la COPEL.
UNA PERSPECTIVA SOBRE LA COPEL UN POCO DIFERENTE DE LA “OFICIAL”
«Ahora que se ha hecho una película, una superproducción sobre la COPEL, o que hay unos chavales que hicieron un corto y quieren hacer una serie, y que anteriormente se hizo el documental este del que habéis estado poniendo la banda sonora (…) y también el libro “Cárceles en llamas”… pero, bueno, cuanta más leña, más fuego ¿no? Yo, a todos estos productos, menos quizás el corto, les haría una crítica: que ven la COPEL como un movimiento centrado completamente en Carabanchel, por el cual, desde el centro y desde arriba, se moviliza al resto de las cárceles. Y esa es una visión que, además de ser más bien leninista, no responde a la verdad, porque en tiempos de la Transacción la reivindicación principal de la lucha de los presos, que era la amnistía, un rasgo muy importante de esta lucha, que es decir, y luchar desde ahí, que los presos, todos los presos, son presos políticos, que la cárcel es un hecho político que afecta a los pobres, a los que levantan la cabeza, claro, y también es un mecanismo de regulación de la fuerza de trabajo y del sistema de control social. Y en esa lucha se hizo eso, pero se hizo, no desde una minoría que movilizó a los demás, sino que el impulso a luchar por la amnistía, cuando se veía la oportunidad de conseguirla, venía de abajo y estaba generalizado en todas las cárceles. De hecho, en la COPEL… bueno, en la COPEL no, en el movimiento de los presos sociales durante la Transacción, si se hace un cálculo por encima, participaron de 3.000 a 5.000 presos, de 12.000 que había. Y se puede decir que en cada prisión, con COPEL o sin COPEL, había un núcleo de gente muy inquieta que estaba dispuesta a tirar para adelante, pero también había cientos de presos dispuestos también a tirar para adelante por la amnistía, además de las otras reivindicaciones. Porque, claro, el sistema penal era brutal, injusto, estaba basado en la tortura, en las causas amañadas y, luego, existía la LRPS (Ley de Rehabilitación y Peligrosidad Social), que era una ley que te metían preso por tus actitudes, por tus costumbres, te ponían en manos de los carceleros y de jueces especiales que eran fascistas… en fin, que era una situación muy injusta.
Entonces, la gente presa, durante la Transacción, veía la oportunidad de luchar también por sus reivindicaciones, como estaba luchando en la calle, por ejemplo, el movimiento obrero asambleario, que estaba poniendo en un brete al Estado y al Capital. Y, bueno, que la COPEL sí que desempeñó un papel muy importante de catalizador, de avanzadilla; hicieron un análisis muy claro, con ayuda de los abogados jóvenes, del sistema penal, desde el punto de vista jurídico y político, y tuvieron un papel muy importante, muy positivo. Hasta que empezaron a tenerlo negativo; precisamente por esa condición de vanguardia, hubo un momento en que se salieron de madre, se equivocaron y en lugar de contribuir a que el movimiento continuara, contribuyeron, más bien, a que se interrumpiera. Esta es una cuestión polémica, pero hacer de la COPEL un mito, sin hacer autocrítica, sin reflexionar minuciosamente sobre lo que estuvo bien y lo que estuvo mal, es un poco renunciar a la lucha, porque, si la lucha continúa, se tiene que saber potenciar lo que estuvo bien y minimizar lo que estuvo mal. Entonces, hay que someter a crítica ese papel de dirigentes incontrolados que de pronto perdieron la lucidez y pensaron que el resto de presos se habían desmadrado y que ellos tenían que rectificar, y se pusieron a negociar, como un sindicato cualquiera, con el nuevo director general, con Carlos García Valdés, que es el malo de la película, el pacificador, el que terminó con el movimiento, el que metió a más de mil presos en régimen especial de castigo, con los antidisturbios encima, el que ordenó las torturas y las defendió y las camufló todo el tiempo, y que elaboró esta LOGP en la que, con sus correspondientes reglamentos, se legaliza la tortura, y en la que los derechos de los presos están negados, porque lo que se da con una mano se quita con la otra, y está blindado el régimen especial de castigo, con la colaboración de los jueces, de los mass media, de los partidos y de prácticamente toda la sociedad. En fin, que yo creo que sí, que hay que volver una y otra vez sobre este tema, porque todavía hay muchísimo sobre lo que reflexionar.»
«A ver, lo primero es que este tema de los traslados, la dispersión, la concentración en un sitio… es una herramienta que siempre la ha utilizado el Estado para intentar reprimir las luchas, unas veces le ha salido mejor, otras veces le ha salido peor. Esto de El Dueso, lo hizo Jesús Haddad, que era un director general que iba de socialdemócrata, pero terminó, como García Valdés, con medidas represivas. Bajo su mandato, por ejemplo, asesinaron por la tortura a Agustín Rueda. Pero también dictó esta medida de coger a 500 o 600 presos de todas las prisiones del Estado, que ellos decían que eran de COPEL, pero en realidad no lo eran. Eran lo que te digo, eran la gente que se había significado más en la lucha por los derechos de los presos y por la amnistía. Entonces, los llevaron allí de mala manera, era una especie de Guantánamo, vestidos con un mono y unas chanclas, con la cabeza rapada… les desinfectaron con zotal, les pegaron, en el viaje, en la cunda, y, cuando llegaron allí, pues nada, al celular, con los antidisturbios dentro y paliza va, paliza viene. Lo que pasa es que, estando esta gente allí, los GRAPO se cargaron a Jesús Haddad y nombraron como director general a García Valdés que como que tenía un prestigio como reformista, democrático, etc. y un talante, por lo menos al principio, dialogante. Entonces, lo primero que hizo fue acercarse a El Dueso a hablar con los supuestos dirigentes de la COPEL, que te digo yo que no lo eran, que allí sí que había gente de los que habían iniciado la COPEL, pero también había mucha otra gente que solamente eran COPEL en la medida en que se habían identificado en algún momento con la propuesta de COPEL. Pero, desde luego, COPEL no era una “organización”, ni tenía afiliados, ni militantes, ni carnets, ni estructura jerárquica de ninguna clase… no tenía ninguna estructura. De hecho, era un grupo, el de Carabanchel, que también era un grupo heterogéneo, que era muy audaz y tenía las cosas muy claras y como que iba por delante y, entonces, la gente de abajo se identificaba y decía “joder, pues estos van por buen camino”, y entonces se movilizaban ellos, como pasó el 18 de julio, en la “batalla de Carabanchel” que en unos tres días hubo veinte motines en veinte prisiones diferentes. Pero eso no fue porque la COPEL se hubiera extendido, sino porque los grupos de presos estaban ahí.
Bueno, después de eso, hubo toda una lucha, hubo toda una serie de motines que ya no estaban centrados en Carabanchel, sino en todas las cárceles, que iban subiendo y bajando según se discutía, por ejemplo, la última amnistía, la amnistía de octubre del 77, que terminó siendo una ley de punto final en la que se amnistiaba a los torturadores, a los asesinos del franquismo, pero no se amnistió a ningún preso social. Bueno, pues mientras se discutía la amnistía había motines por la amnistía en muchas cárceles, y cuando la amnistía se frustró, bueno, se frustró no, cuando estuvo claro que ya no se la iban a dar a los presos sociales, cuando estuvo claro lo que era, una maniobra del régimen franquista para lavarse la cara y pasar a otra etapa, lo que Agus llama el borbonismo. Entonces, hubo una serie de motines de rabia y después salió la proposición de ley de indulto de Juan Mari Bandrés y Lluis María Xirinachs y, entonces, mientras se discutía esto, volvió a haber motines por el indulto, motines totalmente espontáneos, que no los dirigió la COPEL ni llevó la iniciativa Carabanchel, sino que sucedieron en muchas prisiones sin haberse puesto previamente de acuerdo de ninguna manera, simplemente por solidaridad, por efecto de la solidaridad y de la acción directa. Bueno, pues cuando Haddad decidió diezmar las filas y llevar a 500 a El Dueso había habido una oleada de motines por el indulto y, como estaba claro que el indulto iba a ser rechazado en el senado, ellos dijeron “vamos a coger a todos estos y vamos a concentrarlos ahí con los antidisturbios y demás, para evitar que las cárceles ardan cuando el indulto sea rechazado en el senado». Y esa fue la maniobra. Lo que pasa es que, cuando mataron a Jesús Haddad, hubo una apariencia de que todo iba a cambiar y, entonces, soltaron a los presos que estaban en régimen celular en El Dueso, los dejaron salir de celular, los dejaron participar en una especie de simulacro de cogestión, y entonces llegó García Valdés. Y García Valdés venía avalado por los abogados jóvenes y se le consideraba reformista y tal y, entonces, él quería hablar solamente con Daniel Pont que, para los medios de comunicación y para él, era el líder de la COPEL, lo cual no era verdad, la COPEL no tenía líderes ¿eh? Entonces, Daniel dijo que no, que con él solo ni de coña y, entonces, hicieron una asamblea, pero que yo sepa no fue una asamblea de los 500, ni mucho menos, y fueron como quince a discutir con García Valdés.
Y, después de esas discusiones, salieron unos comunicados… que había que aplazar la reivindicación del indulto general, que había que darle un voto de confianza a este señor… En fin, comunicados que daban un giro reformista, y se hablaba de autogestión, pero en realidad lo que llamaban autogestión era la cogestión que proponía García Valdés, y se hablaba de negociación, de medios pacíficos, de abandonar la violencia… Y, bueno, eso sólo duró dos o tres meses, porque, claro, ahí se generó un escenario que era más bien ficticio, porque los presos no querían negociar, sino que fingían hacerlo y, mientras, intentaban fugarse. Y hubo una serie de fugas y de intentos de fuga… Porque esto se hizo en todas las prisiones, una vez más, sin ponerse previamente de acuerdo.. Y, entonces, hubo una serie de fugas, hasta la de los 45 de Barcelona. Entonces, García Valdés empezó con las circulares y con los traslados a los celulares de Burgos, Ocaña, el Puerto de Santa María, Huesca, Cartagena, etc. de manera que todos los que levantaban cabeza fueron a parar allí, con los antidisturbios dentro y recibiendo al menos una paliza diaria, durante meses. Claro, la COPEL ya no se pudo recuperar de este traspié reformista que había tenido… y, bueno, entonces sí que irrumpió de verdad la heroína y todo eso. Pero, cuando irrumpió la heroína, García Valdés ya había conseguido dividir a los presos, a la base separarla de los supuestos dirigentes, a los supuestos dirigentes dividirlos entre ellos y, finalmente, escoger… en este caso ya no serían quinientos, serían mil o mil y pico quienes fueron trasladados a los celulares. Y ahí se acabó la COPEL. Porque, claro, la gente se quedó con los últimos comunicados, que fueron varios. Todos esos comunicados se pueden ver y se pueden analizar, cosa que habría que hacer con detalle ¿no? Y, bueno, la gente, la base, se quedó con la idea de que la COPEL había negociado, de que la COPEL se había pasado al bando de García Valdés. Aunque no era así, porque eso sólo era apariencia. Pero, como la peña ya estaba en los celulares, aislada del resto y machacadísima, recibiendo como os digo una paliza diaria, mínimo, pues ya no se pudo reconstruir, no sé, el movimiento, esa concordancia entre los más listos, los más audaces, y la base. Y ahí se desarticuló, por así decirlo, la lucha social.»
«Durante todo este tiempo, de la COPEL a acá, que ya he explicado al principio que no ha dejado de haber luchas y que las luchas nunca han olvidado a la COPEL, porque siempre han resonado la estrategia y las tácticas de la COPEL en la lucha (…). De lo que se trata es de que, mirando hacia allá, veamos a ver si puede volver a haber la comunicación entre los de dentro, entre los de dentro y los de fuera y entre los de fuera que llegó a haber en aquel momento. (…) Porque lo que pasa ahora, que es consecuencia de aquello, es que las cárceles, en algunos aspectos, son peores que con Franco. Sobre todo, porque en la Transacción hubo un poco de luz y se vio la oportunidad de cambiar, pero es que ahora, en las cárceles, sí que está todo atado y bien atado, como decía Franco. Y esos nudos hay que deshacerlos o cortarlos, porque es una ficción, una sugestión, un efecto hipnótico, pero no es verdad, que no se pueda luchar contra las cárceles. Claro que se puede luchar. La condición es… luchar; es decir, que nos movilicemos mucha gente, que nos comuniquemos, que nos organicemos, que no nos dejemos manipular por los buitres que están siempre en este terreno, por los dirigentes, que siempre negocian entre ellos, y que tiremos para adelante ¿no?»
Fernando Alcatraz*
*Transcripción de algunos fragmentos de lo dicho en la primera parte del programa Gritos del silencio de Radio Vallekas dedicado a la transmisión en directo de la jornada anticacelaria celebrada el pasado 17 de junio.
Para escuchar el audio correspondiente: http://tokata.info/jornada-anticarcelaria-y-presentacion-de-fundamentos-y-estrategias-de-la-copel-del-17-de-junio-en-radio-vallekas/
A continuación, la respuesta de Daniel Pont a las anteriores manifestaciones:
APUNTES ACLARATORIOS ANTE UNAS GRAVES ACUSACIONES
Una vez más, la definitiva, como ex miembro de la Coordinadora de presos en lucha (COPEL), desde su aparición en 1976 hasta el inicio de la Cogestión en la cárcel de Carabanchel en la que ya no participé, me veo obligado a responder a las graves y tendenciosas declaraciones Públicas hechas por Fernando hace pocos días en el programa “Gritos del silencio”, de Radio Vallekas de Madrid.
Son varias las declaraciones que hace, acusando a la asamblea de la Copel en la cárcel de El Dueso (Cantabria) de 1978, con ningún ánimo de debatir, sino hechas en un tono de sospecha, acusatorio, casi inquisidor, de haber cometido un grave error y, lo más tendencioso, de connivencia con el entonces director general de prisiones, García Valdés, al haberle dado un voto de confianza en el encuentro que se mantuvo allí. También reitera sus afirmaciones de que la “Copel” de Carabanchel-El Dueso se convirtió en vanguardia dirigente que propició la derrota de la lucha de los presos sociales en aquellos años.
Afirmo que nunca ha habido por su parte ninguna voluntad de establecer un debate sobre esta cuestión, al menos conmigo, pues siempre usaba los mismos tópicos acusadores y cerrados, en posición autoritaria, sin aceptar nunca la argumentación diversa que hice yo (y algún compañero más), sintiéndome forzadamente acusado y obligado a demostrar la honestidad de aquella asamblea de la que formé parte.
Como no quiero seguir con esta dinámica tóxica que no he creado, necesito puntualizar: Fernando no vivió desde su origen la intensa lucha de la Copel especialmente durante todo el año de 1977. Tampoco estuvo en la cárcel de El Dueso: tuvo la “suerte”, junto a otros compañeros, de permanecer en la Modelo de Valencia en un régimen de vida muchísimo mas relajado que el que sufrimos los cientos de presos que fuimos trasladados a Cantabria en condiciones de brutal represión. Por lo tanto carece de la perspectiva necesaria para afirmar con la rotundidad que hace sus graves acusaciones. Tampoco le reconozco ninguna legitimidad para poder arrogarse esta supuesta autoridad moral.
Su argumentación la basa en los documentos difundidos por la Asamblea de presos de El Dueso en 1978 y en el encuentro que tuvimos 15 compañeros con el Garcia Valdes. Pero no tiene en cuenta otros documentos también debatidos en asamblea y difundidos a otras cárceles para su aceptación o no y que recoge César Lorenzo en su libro de “Cárceles en llamas: el movimiento de presos sociales en la «transiccion”.
Aunque sin mencionarme claramente en sus declaraciones en el programa de radio, me siento directamente implicado en sus graves acusaciones al ser integrante de la Asamblea de la Copel en el Dueso. Y me siento muy dolido por su reiterado papel de acusador, sin que haya demostrado nunca la menor empatía o capacidad de comprensión por las decisiones que aprobamos y difundimos.
Antes me permito hacer una breve observación respecto al origen y funcionamiento de la Copel: surge como COORDINADORA de presos, nunca como organización jerárquica o vanguardia dirigente de los presos. Sus afirmaciones son muy tendenciosas y manipuladoras, pues está más que demostrado que muchas cárceles funcionaban con total autonomía para tomar sus decisiones. La Copel, al principio solo ayudó a crear las condiciones para hacer efectiva una comunidad de lucha por unas reivindicaciones colectivas. Y lo hizo en una situación de miedo e individualización absolutas. Por un trabajo persistente de agitación y propaganda por todos los medios posibles, dedicando infinidad de días y de métodos para conseguir esa COORDINACIÓN, que finalmente se logró. Nunca desde una perspectiva dirigente o de Vanguardia, pero sí siendo consciente de que teníamos que aceptar “ dar la cara” o tener cierto protagonismo. Desgraciadamente siempre son necesarios lxs audaces…
A nivel personal viví individualmente algunas situaciones ilustrativas, de las que relato estas dos y que pretendían convertirme en “monigote líder”: En el motín del 18 de Julio de Carabanchel de 1977, tras resistir heroicamente los compañeros de los tejados de Carabanchel, un buen grupo de ellos me propusieron ser intermediario único en el dialogo que se proponía con el Ministerio del Interior y la Dirección General de Prisiones. Me negué y propuse a los compañeros de la Copel de la Rotonda-6ª galería crear una comisión. Con alguna resistencia a “dar la cara”, se consiguió crear una comisión de 5 compañeros entre los cuales lo estaba. Como también relata Fernando, cuando García Valdés se presenta a la cárcel de El Dueso, estando en el comedor colectivo cientos de presos, el subdirector de la cárcel me notificó que el Valdés quería entrevistarse conmigo: le respondí que yo no representaba a nadie, que éramos una COORDINADORA colectiva y que necesitábamos crear una comisión representativa de 15 compañeros. Finalmente creo recordar que se creó una comisión de 10 compañeros de varias cárceles del estado. En dicha reunión, SÍ, LE DIMOS UN VOTO DE CONFIANZA, pero también le apretamos las clavijas: un compañero le dijo “Carlitos, esperemos que cumplas tus promesas, si no, recuerda lo que le ha pasado a Haddad” (anterior director general de prisiones muerto en atentado reivindicado por los GRAPO). Esto Fernando lo sabe, pero o lo olvidó o no cree necesario utilizarlo. Nosotros consideramos que no fue un error y así lo apoya un compañero también ex fundador de la Copel que ratifica la honestidad de la Asamblea de El Dueso.Y lo hicimos así por varias razones: el retroceso táctico que sufrimos, especialmente los cientos de presos de El Dueso y las durísimas condiciones en que estábamos. Las fugas que sabíamos se estaban trabajando en varias cárceles. El fin de la lucha por la Amnistia en Octubre de 1977 que cerraba cualquier posibilidad, plasmado en la Constitución que aprobaron en diciembre de ese año. La derrota de la propuesta de Indulto planteada por un reducido grupo de senadores vascos, catalanes y algún independiente. La constatación del aumento del consumo de heroína, incluso entre compañeros luchadores y la práctica frecuente de los abusos y violaciones que habíamos combatido: yo mismo presencié el enfrentamiento a puñaladas en El Dueso entre varios presos ya yonkis y de los GIL (grupo de incontrolados en lucha). El desmadre y el caos que progresivamente se iba apoderando de las prisiones y que César Lorenzo también relata y que Fernando tampoco considera en su relato acusatorio. El desmadre y el caos, obviamente beneficiaba a los carceleros reaccionarios y torturadores, al Gobierno y los medios para desprestigiar a la Copel. Y la creación de motines sin ninguna reivindicación colectiva en alguna cárcel, que solo beneficiaban al enemigo.Como ejemplo, aunque ya tardío, el último motín que sucedió en la cárcel Modelo de Barcelona, creo recordar en los años 80, “El Vaquilla” como interlocutor entre los presos y las autoridades pidió varios gramos de caballo y delante de las cámaras se metió un buen chute…
Ante este panorama tan desalentador y desolador, la Asamblea de El Dueso PROPUSO una reflexión para un necesario cambio de táctica-estrategia que intentase superar la crítica fase en la que estábamos en las cárceles. La otra alternativa era avanzar hacia la segura masacre, a la que Fernando parece que era partidario, que en aquella cárcel teníamos muy presente con las compañía de antidisturbios especiales que había permanente. Y que en otras cárceles se manifestó con la muerte de varios/as compañeras/os.
El voto de confianza que dimos al García Valdés supuso en pocos días la recuperación progresiva de mejores condiciones de vida en las cárceles: aprobación de los “Vis a vis”, salidas de permisos por enfermedad, defunción, nacimiento o bodas, la modificación de la Ley de cuantías en los delitos, la despenalización de las huelgas de hambre y autolesiones… En ese contexto la asamblea de El Dueso, PROPUSO una jornada de lucha de huelgas de hambre y autolesiones o ingestión de objetos metálicos a todas las cárceles que pudimos para el día 10 de mayo de 1978, coincidiendo con la semana pro-amnistía de Euskalherría. El día 8 como golpe estratégico en El Dueso nos autolesionamos 100 presos y unos cuantos ingerimos objetos metálicos. A algunos nos trasladaron al Hospital de Valdecilla de Santander e intentamos la fuga: solo lo consiguió un compañero que a las pocas horas fue detenido dando vueltas por las calles. A esta convocatoria se sumaron cientos de presos en unas 25 cárceles a lo largo de ese mes de Mayo. En esas semanas se produjeron varias fugas: 3 en el Dueso (de la que fui obligado protagonista para crear una maniobra de diversión…), 8 en Burgos, varios en Carabanchel…hasta los 45 de la Modelo de Barcelona. Intentos de fuga y túneles también unos cuantos… Y efectivamente, el García Valdés tuvo razón en sus declaraciones: “ los presos de la Copel me engañan: de día dialogan y de noche cavan para fugarse”.
Todo eso fue por la decisión de DAR UN VOTO DE CONFIANZA ESTRATÉGICO al García Valdés. Como afirma Fernando en sus declaraciones, teníamos esa doble estrategia: o Amnistía para conseguir la libertad o conseguirla por las fugas. Una flagrante contradicción que tiene, que obedece , quiero pensar, a despiste.
Finalizo: cansado de tener que estar argumentando una y otra vez ante un muro, sin encontrar la mínima capacidad de comprensión y de estar harto de representar el papel de acusado por un omnipresente acusador, me reafirmo en el papel responsable que tuve como miembro de la Copel desde su origen, de que la Asamblea de la Copel tanto en Carabanchel, como en El Dueso y otras duras cárceles que sufrí, jamás fue Vanguardia de nada, ni dio un voto de confianza al Valdés que supusiese alinearnos con él, ni mucho menos fue responsable de la derrota de la lucha de la Copel. Cualquier persona que tenga interés puede comprender lo que aquí se relata, añadiendo la fortaleza del estado en aquellos años y la aprobación del Plan Quinquenal de sustitución de las antiguas cárceles panópticas por el nuevo modelo modular cuyo exponente mas claro quedo reflejado en la cárcel de Herrera de la Mancha, todo un símbolo de los tiempos que se avecinaban.
Nunca pensé que acabaría así esta interpretación de “los sucesos de El Dueso”. Pero he llegado al limite de no soportar más mierda tóxica que solo consigue desgastar y dividir las exiguas fuerzas tan necesarias en este combate sin fin de la Abolición de las cárceles algún día utópico.
¡SALUD!
Daniel
El 4 de julio de 2023 incluimos el siguiente texto publicado en una red social con el que Agustín Moreno Carmona, como ya lo hizo en octubre de 2022, ha decidido participar en esta «discusión».
APORTACIÓN A «UNA ESPECIE DE ‘DEBATE’ SOBRE LA COPEL»
Vamos a hablar claro, con nombres y apellidos. Tú eres Fernando García Morales, Alcatraz, que no hace falta que te disfraces de Tokata. Eres tú quien participó en la entrevista de Radiovallekas.
Alcatraz nunca estuvo en el Dueso y sus compañeros de causa tampoco. Todo lo que sabe de la Copel se lo han contado los copelianos.
Se desconoce que el entrevistado fuera miembro de la Copel, pero pudiera serlo de Valencia porque la Copel se extendió a todas las cárceles. Fue la Copel quien movilizó a miles de presos que no estaban movilizados. Para ello utilizó las comunicaciones orales, escritas y actos revolucionarios.
Abogados, familiares y los copelianos dispersados elaboraron el proyecto.
El entrevistado habla, sin conocimiento de causa y sin precaución, que para personas anónimas «la Copel fue un movimiento centrado completamente en Carabanchel, por el cual desde dentro y desde arriba, se moviliza al resto de las cárceles». Eso es una manipulación que contagia, porque el entrevistado debe de hablar de sus conocimientos en lugar de citar a desconocidos. Por eso presenta el tóxico de que los anónimos ven a la Copel con visión LENINISTA. Entre bandazo y bandazo deja entrever la corrosión al movimiento porque Alcatraz no tiene ni idea de la Copel y algo sin sentido tiene que decir.
Desde los sucesos de Herrera de la Mancha, a partir del 18 junio de 1979 y hasta la tardía reforma del Código Penal, Julio de 1983, no hubo miles de presos reivindicando ésa reforma parcial. Los presos estaban mudos en ésa época. Los miles de presos se habían movilizado antes, concretamente quienes gestaron la reforma fueron los presos de la Copel, que muchos de ellos estuvieron secuestrados por el borbonismo hasta las cuantías de 1983. Fue así porque la «democracia» nunca reconoció a las víctimas de la dictadura.
Alcatraz ve negativa a la Copel del Dueso por su condición de vanguardia. No dice bajo que dirección ideológica política cuando la lucha es el único camino.
Tampoco estuvo allí para aseverar que hubo un momento que se salieron de madre. Alcatraz habla de sus marcianitos. Y Alcatraz remata que «en lugar de contribuir a que el movimiento continuara contribuyeron más bien a que se interrumpiera». Parece que Alcatraz estaba plácidamente en la cárcel provincial de Valencia, no suicidándose contra un muro en lugar de atacar a quienes llevaban mucho tiempo peleando contra los violentos. Nos viene a decir que quienes no tuvieron derecho a la palabra y la tomaron con mucha precariedad, en el Dueso eran un supercomando de marines con formación política anarquista en lugar de tener la formación muy limitada como era la verdad en las víctimas del franquismo. Por lo tanto el entrevistado prohíbe que las personas puedan cambiar de opinión. Alcatraz confunde sus deseos con la realidad porque padece el síndrome de la verdad completa.
Dice Alcatraz que «la Copel tuvo el papel de dirigentes incontrolados que de pronto perdieron la lucidez y pensaron que el resto de los presos se habían equivocado y se pusieron a negociar como un sindicato cualquiera con García Valdés». Que gran telepatía para meterse en el pensamiento de la asamblea de la Copel y del resto de los prisioneros del estado. Y también que poco respeto tiene éste representante de la ficción a las personas que atacaron al sistema desde el lugar más vulnerable y con tanto dolor acumulado. El síndrome de la verdad completa también lo es de la jefatura. Los copelianos no necesitamos que nos represente nadie.
Otra fantasía, que García Valdés «cogió a 500 o 600 presos que ellos decían que eran de la Copel pero que en realidad no lo eran». De nuevo vuelve la magia a trastear con su imperialismo desastroso.
La Copel tenía militantes muy bravos. La Copel se extendió universalmente desde el motín del 18 de julio en Carabanchel, porque sin éste acontecimiento no hubieran existido las revueltas carcelarias de racimo referenciadas por la Copel y sus reivindicaciones. Además había propaganda subversiva por la propaganda diversa que llegaba a las cárceles, por el motor indiscutible de Daniel Pont. Minimizar a la Copel es un problema mental. Además Alcatraz tiene un déficit de comprensión.
Nunca me gustó hablar de mi, pero daré algún dato.
La cárcel de Cáceres se revolucionó a consecuencia del motín de Carabanchel. Los presos uniformados hasta el último botón se arrancaron el traje de penado, se dejaron barba, pelo largo y destruyeron la disciplina militar declarándose de la Copel.
También participé en la coronación del tejado de la cárcel de Sevilla, motín de la Copel en el Otoño de 1977. Con motivo de éste motín, la Audiencia me puso en falsa busca y captura (S.762/77-B Jdo.- 7) para que la policía anticopel me disparara por delincuente en ejercicio, que no lograron el propósito porque estaba refugiado en Francia.
Participé en la mayoría de las luchas duras de la Copel, pero nunca vi por allí a Alcatraz.
Todo ésto viene de lejos, que Alcatraz está obsesionado con atacar a mi compañero Daniel Pont, más o menos por haber traicionado a la Copel. Le he corregido muchas veces. Como Daniel estaba en la asamblea del Dueso, que para Alcatraz no es legítima porque es el dueño, no está de acuerdo que mis compañeros cambiaran de táctica, que debían de seguir sufriendo mientras que a Alcatraz no se le conocen actos revolucionarios anticarcelarios desde dentro de la cárcel.
Daniel Pont nunca ha sido líder. Es una persona con mucha capacidad de lucha, muy estratégico en el asalto a la cárcel de Carabanchel, pero también una persona de gran humildad. Es un buen compañero en los momentos difíciles.
Dicen que García Valdés no sólo visitó el Dueso, sino que también estuvo en la Modelo de Barna, Puerto de Santa María y Valencia. Pero también en Carabanchel. Desde el Puerto de Santa María me llevaron a Madrid. En Jefatura de Servicios estaba García Valdés. Me habló de pacificar las cárceles. Le repliqué de las contrapartidas de la Copel, que yo estaba solo y que debería de proponérselo a nuestra asamblea. De allí fue al Dueso.
Anteriormente en el Puerto me había visitado Jesús Hadad Blanco, con la misma propuesta y la misma respuesta.
Hablar mal de la asamblea del Dueso es hablar mal del libro que está vendiendo Alcatraz, concretamente de las páginas 135 a la 138. Como soy el autor, es hablar mal de mi.
El anarquismo se sustenta en 4 pilares: la Paz, la Comprensión, la Libertad y la Igualdad. Si falta uno de estos pilares, la ausencia lleva al autoritarismo.
Agustín Moreno Carmona