Experiencia Y Concepto De Un «Espacio De Lucha»

Publicamos un texto de octubre de 1999 al que ya nos hemos referido unas cuantas veces. Va firmado por unos presxs en aislamiento en la cárcel de Soto del Real y dirigido a unas «jornadas de lucha social», o algo así, que se celebraron  por esas fechas en Córdoba. En él se habla extensa y detalladamente de cierto «espacio de lucha», expresión que se utilizó después, durante toda la lucha contra el FIES, entre el 99 y el 2002, para referirse a lo que se estaba haciendo o a aquello por lo que se estaba trabajando. Para nosotrxs tiene un gran interés porque, a pesar del tiempo transcurrido, la propuesta nos parece todavía muy vigente hoy en día, cambiando lo que haya que cambiar. Una de las mayores dificultades que tiene que afrontar, hoy como entonces, cualquiera que se plantee siquiera la posibilidad de una lucha social anticarcelaria es la situación de aislamiento, de atomización, en la que se encuentran lxs presxs. Nada casual, pues es el resultado de una serie de medidas tomadas por la autoridad carcelera a lo largo de más de cuarenta años para que no vuelva a pasar lo que sucedió en tiempos de la COPEL, que lxs presxs lograron crear, eligiendo directamente sus objetivos y medios, una comunidad de lucha, entre ellxs y con quienes les apoyaron en la calle. Y, después, lo volvieron a intentar una y otra vez: en el 79, cuando unos 35 presxs en Herrera de la Mancha se atrevieron a sostener una denuncia de torturas, mientras seguían en manos de sus torturadores, con apoyo de muchxs abogadxs solidarixs que presentaron la querella y de bastante gente, integrada en centros sociales y grupos libertarios o individualmente, que se encargó, entre otras tareas, de conseguir dinero para la elevada fianza y darle resonancia a la denuncia; en el 81-83, cuando miles de presxs preventivos se organizaron en huelgas de hambre o de «destinos» hasta lograr la salida de 7000 de ellxs; a partir del 83, hasta el 92, cuando unas decenas de presxs fuguistas tuvieron en jaque a las fuerzas de seguridad carcelaria intentando una y otra vez la evasión por la brava, apoderándose de los módulos, y de cárceles enteras, tomando a lxs carcelerxs como rehenes y forzando, cuando no podían fugarse, que se publicaran tablas reivindicativas donde analizaban la multitud de abusos que, entonces como ahora, estaban sufriendo las personas presas. Para que nada de todo eso pudiera volver a pasar, decimos, el Estado ha ido tomando medidas tales como la práctica legalización de la tortura; la consolidación de un durísimo régimen de castigo y del uso legalizado de gran variedad de otras formas de aislamiento y coerción; la arbitrariedad total en los traslados; la construcción de macrocárceles; la extensión, intensificación y tecnificación de la vigilancia y el control; el oscurantismo estadístico y la tergiversación informativa de lo que sucede en las cárceles; las condiciones y factores del aislamiento, en fin, entre ellas, de sus familiares y amigxs y de la sociedad en general que sufren hoy en día las personas presas en las cárceles del Estado español y, especialmente, lxs presxs en lucha. La del espacio de lucha es, así, una propuesta táctica, que se convierte en estratégica por la gran variedad de situaciones que se pueden afrontar con su ayuda, para superar esas condiciones y factores; inteligente y lúcida, descubierta, no por ninguna teoría, sino en la experiencia práctica colectiva de la lucha anticarcelaria.

Aprovechamos que estáis reunidxs para intentar haceros llegar nuestras impresiones y aportar algunas ideas. No pretendemos representar al conjunto de los aislamientos, y menos a la población penal, sino acercarnos a una visión común a muchxs de nosotrxs.

A finales de los años 80 y principios de los 90, con el auge del neoliberaismo y la previsión de sus efectos excluyentes, se fortalecen todas las estructuras represivas. Los estados europeos se reorganizan y dan un nuevo enfoque a la política carcelaria. En nuestro país, en 1990, se da comienzo a la construcción de macrocárceles. En aquel mismo año se conculcan los derechos de los denominados presos conflictivos y se instaura el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES). No fue casual, como tampoco lo fue la campaña de desinformación orquestada en torno a los motines, secuestros y asesinatos cometidos en las prisiones. Si miramos lo ocurrido en los años anteriores a 1991 nos damos cuenta de que aquel verano no fue tan caliente como quieren hacernos creer. En todo caso, la instauración del FIES y el incremento de los módulos de aislamiento fueron correlativos a la construcción de macrocárceles, y han contribuido en gran medida al sojuzgamiento de la población penal.

A pesar de la represión, en los módulos de aislamiento seguimos luchando, y vosotrxs, a pesar de veros confrontadxs a las dificultades, estáis reunidxs y comprometidxs en la misma lucha ¿no os parece una victoria? ¡A nosotros sí! Que hoy día siga existiendo un movimiento de resistencia es, indudablemente, una victoria. Puede que seamos pocxs pero nunca se ha visto que los cambios se fraguasen en el seno de las mayorías, sino que siempre provinieron de una minoría harta de verse inmersa en una realidad impuesta y capaz de proyectarse y construir una realidad más acorde con su sensibilidad. No obstante, si la existencia de un movimiento de resistencia es en sí misma una victoria, uno de los rasgos característicos de las organizaciones y colectivos pro-presos no deja de ser su carencia de eficacia a la hora de obtener resultados. Que nadie se lo tome a mal, aquí dentro nos ocurre lo mismo. Es un hecho que genera un sentimiento de impotencia y que a la larga puede mermar considerablemente nuestra combatividad. Por ello en nuestra opinión resulta imprescindible buscar otras formas que nos permitiesen promover un cambio real.

Para lograrlo nos parece necesario la creación de un espacio en el cual cada cual pudiere expresarse y participar en la planificación de la lucha contra la cárcel. Ello implicaría una autocrítica de los medios empleados y por lo tanto un no estancamiento de los mismos. Hemos pensado en la posibilidad de tejer una red de comunicación mediante escritos. Desde la cárcel mandaríamos escritos a diferentes colectivos que se encargarían de mecanografiarlos y difundirlos a cuantos presos pudieran. Evidentemente, lo que sería realmente interesante sería que los colectivos difundiesen también escritos con sus informaciones, ideas y opiniones.

Creemos que es importante crear un espacio que nos permita comunicar entre todxs. Nos permitiría romper con no pocos estereotipos y enriquecernos mutuamente. Unificarnos a partir de nuestras diferencias es el único modo viable de hacer frente a la represión. Es indudable que un hombre o una mujer que no se deja absorber por la masa, posee una riqueza creadora capaz de aportar nuevos métodos reivindicativos e ideas que nos permitieran fortalecernos. Por ello, creemos necesaria una mayor comunicación y eso lo podemos conseguir solamente a través de la comunicación escrita.

Si mañana un colectivo se pusiera a recepcionar y difundir escritos, la DGIP intervendría la correspondencia, pero si todos los colectivos se pusieran manos a la obra, difícilmente se podría contrarrestar.

Un espacio difuso, no solo nos permitiría hacer frente a la represión, sino que, como explicábamos, permitiría un nexo de unión entre los diferentes planteamientos. El movimiento pro-presos es muy heterogéneo. Se compone de colectivos provenientes de diversos horizontes. Nos interesa tanto la sensibilidad y las ideas de Madres Unidas Contra la Droga, como las de los grupos abiertamente anárquicos, y os interesa conocer la opinión de los que padecen la cárcel. Creemos indispensable un acercamiento real a los planteamientos e inquietudes de lxs presxs. Nos parece fundamental que la lucha se articule en torno a quienes vivan la represión. En el caso contrario el movimiento corre el peligro de dar vueltas sobre sí mismo hasta convertirse en un nuevo movimiento de beneficencia.

En los aislamientos no nos falta combatividad. Nos falta coordinar nuestras propuestas. Vosotrxs, desde el exterior podéis ayudarnos a organizarnos, y, a partir del mencionado espacio, juntxs promover acciones y reclamar que se cumpla la legalidad. Con vuestro apoyo creemos posible erradicar las torturas y malos tratos. Tenemos la convicción de poder hacer frente a los abusos, pero os necesitamos, nada podemos hacer sin vosotrxs salvo seguir pudriéndonos en la celda. Vosotrxs pesad los pros y los contras. Nosotros creemos en la conveniencia de un espacio que sustente nuestras reivindicaciones. Pueden existir otros medios pero pensamos que es imprescindible encauzar nuestras energías en esa dirección. En todo caso si pensáis que la idea es buena, os proponemos exponerla entre lxs presxs susceptibles de apoyarla. Ya la hemos difundido entre los compañeros, pero tenéis más posibilidades que nosotros de llegar a un mayor número de personas. Creemos que vale la pena intentarlo. Según se vaya construyendo, conjuntamente buscaremos solventar las dificultades que se puedan presentar. Sin más, nos despedimos. Salud y Libertad.

Colectivo de presos en aislamiento de Soto del Real, octubre, 1999

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