Itinerario De Una Propuesta De Lucha

[picar en imagen para leer o descargar]

Aquí va el texto de un «artículo» escrito por un compañero nuestro como contribución a un «suplemento informativo sobre la lucha por los derechos de las personas presas», editado por La Directa y que podéis ver o descargar, en catalán, pinchando en la imagen de arriba. Publicamos este escrito, con su título y texto originales, en lugar de la versión muy tergiversada ofrecida en El Salto, una traducción de la versión catalana inicial, ya escasamente fiel al original en castellano que ahora podéis leer aquí. Doble tergiversación, porque en la publicación catalana, ya se cambiaba sustancialmente, en un sentido ciudadanista, lo que había escrito nuestro compañero y, luego, se retraduce al castellano con un ánimo, si pudiera ser, aún más «izquierdista». El tono del artículo ya era bastante neutro, para adaptarlo al estilo «periodístico» de la publicación, pero lxs traductorxs y retraductorxs se han esforzado tanto en limarle los dientes aún más, que el autor ya no lo reconoce, ni tampoco el colectivo Tokata. La reflejada en La Directa y en El Salto no es nuestra manera de pensar y escribir: nosotrxs no estamos reclamando «que se respeten los derechos humanos», sino que luchamos en defensa de nuestra gente, por la destrucción de las cárceles, del Estado y del Capital; para nosotrxs, no existe España, sino el Estado español con sus cárceles, el territorio y la población dominadxs por él; no hubo ninguna «transición democrática», sino una «transacción» –como dicen lxs compañerxs del colectivo Etcétera– entre «los que mataron a Lorca y los que mataron a Nin», para «democratizar» superficialmente el régimen franquista, en el que aún vivimos; para nosotrxs es un orgullo mencionar al grupo COLAPSO y el anarquismo de algunos compañeros presos sociales que participan en la propuesta, detalles censurados; nosotrxs no solemos hablar de «estrategia», sino que intentamos explicar nuestra experiencia con otro lenguaje, que queremos lo más ajeno posible al del ejército, la política y el periodismo, experiencia y lenguaje nuestrxs de lxs que no ha quedado apenas rastro, después del lifting; sí que quisiéramos poner al descubierto la «estrategia» del Estado, pero en la versión light publicada han quedado borrados todos nuestros intentos de hacerlo. En fin, aquí está lo que de verdad escribió nuestro compañero, bastante más interesante, a nuestro juicio, como reflexión sobre la experiencia de la vigente propuesta de lucha, que lo que ha quedado, después de los intentos de doma periodística.

ITINERARIO DE UNA PROPUESTA DE LUCHA

En las cárceles del Estado español existe ahora mismo un pequeño grupo de personas presas que están haciendo ayunos mensuales en defensa de una tabla reivindicativa de doce puntos donde se analizan una larga serie de situaciones que atentan contra la dignidad y la vida de la gente presa. Esta manera de proceder se parece mucho a algo que se hacía a finales de los años 70, en tiempos de la COPEL, de cuyas tablas reivindicativas se ha dicho, que realizaban, justo en el momento de la “Transacción democrática”, una verdadera radiografía crítica del sistema penal y penitenciario. Una actitud que ha tenido continuidad, desde entonces hasta ahora, en casi todos los intentos de lucha colectiva que se han producido dentro de las cárceles, hasta convertirse en costumbre. Este grupo de unas veinte personas dispersas en quince cárceles diferentes está discutiendo, a partir de un balance crítico de lo hecho desde que empezaron, la convocatoria de una huelga de hambre colectiva para el próximo 1 de mayo —que sería la cuarta, pues en 2018 han hecho huelgas parecidas en mayo, octubre y diciembre— y se plantea de aquí a entonces, ampliar la tabla reivindicativa, añadiéndole unos cuantos puntos, y diversificar los medios de lucha y expresión utilizados hasta ahora.

Para entender la actitud de esta gente hay que mirar un poco hacia atrás, a los inicios de esta situación, que viene durando algo más de tres años. Su origen está en la propuesta de crear una organización llamada ASPRELA (Asociación de Presos en Lucha Activa) que hicieron en 2015 unas cuantas personas presas desde el departamento de aislamiento de Estremera. Dos de ellos habían estado recientemente en la calle —uno cumplido y el otro fugado—, donde se relacionaron con un pequeño pero activo grupo pro presos que se había formado en Madrid autónomamente, en el sindicato de oficios varios de la CNT, y que les había apoyado antes de salir. También participaba este grupo, con continuas concentraciones en la plaza de Tirso de Molina y piquetes en las puertas de las cárceles madrileñas, en la actividad solidaria con las huelgas de hambre de José Antúnez y Xavier Guerrero o en una campaña por un tratamiento para las personas presas enfermas de hepatitis C igual al de la calle.

Los compañeros recién salidos se integraron en ese grupo, sumándose a sus actividades y participando en charlas, programas de radio y algún vídeo en internet, para denunciar los tratos cueles, inhumanos y degradantes de los que habían sido víctimas o testigos mientras habían estado presos, en especial las torturas y muertes en la cárcel de Navalcarnero a la que calificaron públicamente de Centro de Exterminio. Desgraciadamente, volvieron muy pronto a la cárcel, juntos, acusados de una larga serie de delitos. Y cayeron, precisamente, en Navalcarnero, donde fueron recibidos con provocaciones y agresiones, yendo a parar enseguida al régimen especial de castigo. La propuesta de ASPRELA fue su manera de afrontar la terrible presión, creciéndose en lugar de achantar. Bajo esas siglas, hicieron algunas huelgas de hambre y denunciaron, por ejemplo, la situación de varias personas presas con enfermedad grave. Consiguieron la colaboración de unos cuantos compañeros de aislamiento, nombraron un coordinador y varios encargados de zona, redactaron unos estatutos y una tabla reivindicativa y elaboraron un calendario de acciones.

Demasiado para un par de pequeños grupos autónomos anarquistas como el de Madrid y el Tokata de Valencia, sobre quienes recaía la responsabilidad de difundir la propuesta. Y también para algunos compañeros presos, de ideas anarquistas, que supieron de ella y querían sumarse, como Peque, único miembro en activo de COLAPSO (Colectivo Anarquista de Presos Sociales), veterano de la resistencia anticarcelaria. Cada cual a su tiempo y manera, les dijeron a los compañeros de ASPRELA que en su propuesta estaba todo decidido de antemano, que era demasiado vanguardista. Pensaban que tanto los objetivos como los medios de la lucha, así como la forma de organización, la cuestión de si se utilizaban siglas o no, etc., eran detalles que tenían que ser discutidos horizontalmente, entre todas las personas participantes. Del diálogo que desencadenaron estas críticas surgió la propuesta actual. En verano de 2016, como material de debate sobre qué hacer y cómo ante las situaciones de abuso diversificado y continuado que viven las personas presas en las cárceles del Estado español, empezó a difundirse una síntesis de los textos elaborados hasta entonces por los compañeros, que integraba los resultados del debate anterior e incluía los doce puntos de la tabla actual. Se proponía también hacer uno o dos ayunos mensuales de un día, como signo de participación activa, y denunciar todo lo denunciable. Y se pedía la colaboración tanto de las personas presas como de la gente de la calle con sensibilidad anticarcelaria. Ya que la gente presa lo tenía muy difícil para sostener esa especie de asamblea permanente a distancia que se estaba proponiendo, dadas las condiciones de atomización e incomunicación en que vivía, impuestas a través de años de conflicto permanente, por la administración carcelera, para prevenir e impedir cualquier intento de lucha colectiva.

Mirando todavía un poco más atrás, la autoridad carcelera está bien escarmentada desde los tiempos de la COPEL, cuando se logró, luchando por la extensión de la amnistía a los presos sociales, formar una comunidad de lucha en la que llegaron a participar varios miles de personas presas, con bastante eco solidario en la calle. Pasando por la querella contra las torturas de Herrera de la Mancha, en el 79, donde se denunciaba, desde dentro y desde fuera, la tremenda represión contra el anterior episodio. Por la lucha de los preventivos del 81 al 83, con la que se logró la excarcelación de 7000 personas. Por los intentos de los presos fuguistas, del 83 al 92, entre los que figuró la APRE, que insistieron una y otra vez en planes de evasión por la brava donde se apoderaban de los módulos de castigo, y hasta de cárceles enteras, tomando a los carceleros como rehenes para buscar la fuga y, al no conseguirla, utilizarlos para forzar la publicación de series de reivindicaciones donde denunciaban, como se hace ahora, la acumulación de abusos que estaban sufriendo, también como ahora, las personas presas. Y por las vicisitudes de la lucha contra el FIES, ambicioso intento de volver a crear una comunidad de lucha anticarcelaria, basada en la defensa de una serie de reivindicaciones, resumidas en las célebres cuatro: ni FIES, ni dispersión, ni enfermos en prisión, y límite de cumplimiento en 20 años.

Precisamente, se trataba de afrontar la situación creada por la aplicación, a lo largo de veinte años atravesados por todos esos conflictos, de una serie de medidas tomadas por el Estado para que no pudieran volver a planteársele semejantes desafíos: impunidad, incluso legalización, de la tortura y los malos tratos; régimen especial de castigo; control cada día más intenso y tecnificado; arbitrariedad en los traslados; construcción de macrocárceles; oscurantismo estadístico, por un lado, y tergiversación mediática, por otro, de lo que sucede en las cárceles… Todo lo cual hacía necesaria la contribución de gente de la calle a la restauración, de aquel “espacio de lucha” del que se hablaba durante la campaña contra el FIES. Para que las personas presas puedan reflexionar colectivamente, dialogar y decidir sobre sus necesidades y problemas, sus objetivos y los medios para alcanzarlos, es necesario que todo lo que digan todas les llegue a todas con la mayor fluidez posible. Para que sus denuncias, reivindicaciones y acciones tengan resonancia en la calle, hacen falta personas y herramientas de comunicación que las difundan, solidaridad y coordinación dentro-fuera en la movilización y en la acción. Y también es indispensable que quienes están dentro de los muros se enteren de lo que se hace fuera. Eso sería, en principio, el espacio de lucha: una red de comunicación que haga posible el diálogo, la decisión y la acción comunes entre todas las personas y grupos participantes, dentro y fuera.

Y eso es lo que se ha estado intentando crear desde que empezó a difundirse la actual propuesta, en verano de 2016. Desde entonces hasta los primeros meses de 2018, entre veinte y treinta personas presas estuvieron haciendo ayunos al menos los días 1 y 15 de cada mes y enviando escritos al congreso de los diputados, a la secretaría general carcelera y al “defensor del pueblo”. Quien no podía o no quería ayunar, por su estado de salud o por lo que fuera, se limitaba a enviar los escritos. También se publicó una lista, actualizada con frecuencia, con los nombres y direcciones de quienes participaban. Se hicieron varias huelgas de hambre colectivas, con participación de unas ocho o nueve personas, en apoyo de las Nais Contra A Impunidade gallegas, criminalizadas por denunciar la muerte del hijo de una de ellas en un cuartel de la guardia civil. O con “los tres de Lleida”, condenados por apoyar a un preso que denunció malos tratos de los carceleros, los cuales resultaron absueltos mientras él era condenado por una contradenuncia. Asimismo, se realizaron multitud de huelgas de hambre individuales o de pequeños grupos y otros actos reivindicativos, como huelgas de patio y de silencio, escritos firmados colectivamente, autolesiones o incendios de celdas, para protestar por malos tratos y torturas, reivindicar excarcelaciones por enfermedad o traslados más cerca de la familia, denunciar la explotación laboral y otros abusos… El apoyo en la calle, más bien escaso, aunque no faltaron del todo la comunicación y algunas actividades de difusión y visibilización de lo que sucedía dentro, así como un par de intentos, aunque fracasados, de coordinación, por parte de algunos grupos de apoyo.

Ante la dispersión de esfuerzos que ellos apreciaban en todo eso, a partir de febrero de 2018, algunos compañeros presos en lucha propusieron para el 1 de mayo una huelga de hambre colectiva de un máximo de quince días que debía servir para coordinar las acciones de la gente de dentro lanzando un llamamiento unificado a las personas y grupos que desde fuera quisieran apoyarles, para actuar todas al unísono. Desde antes de empezar, tuvo eco en la calle la convocatoria —lo mismo que el debate entre las personas presas que se iban adhiriendo, unas veintitantas—, difundiéndose en radios libres, en internet, en charlas, jornadas, carteles, panfletos, folletos y otras publicaciones en papel, en al menos nueve ciudades, con concentraciones y acciones callejeras en tres de ellas. Enseguida, se propusieron nuevas convocatorias, para octubre y diciembre, buscando, desde el principio entablar comunicación con toda organización abolicionista y defensora de los derechos de la gente presa con la que se pudiera conectar. Haciendo especial hincapié sobre la catástrofe médico-sanitaria en las cárceles y asumiendo el decálogo de la sanidad penitenciaria propuesto por la APDHA. A partir de septiembre, en una cantidad creciente de lugares, fue comentada la propuesta en actos públicos, se hicieron pintadas de todos los tamaños, se pegaron carteles y se colgaron pancartas, se informó sobre todo ello en internet, en emisiones de radio y en publicaciones impresas. Hasta finales de diciembre, se sucedieron ininterrumpidamente este tipo de actividades, mezcladas con una gran cantidad de marchas, concentraciones y acciones callejeras. Unas en directa y explícita relación con la convocatoria de huelga de hambre, otras en clara confluencia y otras a su propio aire.

Así, se puede decir que con toda esa actividad ha fluido una corriente anticarcelaria en la que se han coordinado grupos autónomos y libertarios, familiares autoorganizados, abogados solidarios, asociaciones abolicionistas, personas individuales y medios de difusión más o menos marginales o integrados, una pluralidad de fuerzas que adquieren auge, animando y ampliando considerablemente el campo anticarcelario. Conscientes de ello, los compañeros presos en lucha, han decidido hacer una nueva propuesta de huelga de hambre y movilización conjunta, a iniciar el próximo 1 de mayo, con tiempo suficiente para que se vayan articulando los acuerdos y proyectos colectivos que se ha visto surgir en estos meses. Mientras, entre la gente presa, se ha reiniciado, sin abandonar los ayunos mensuales, el debate sobre su propia propuesta, que se está desarrollando en dos sentidos. Primero, con la añadidura de dos nuevas reivindicaciones, una que se refiere a la limitación del máximo de cumplimento, dirigiéndose, por tanto, contra las diversas formas de cadena perpetua y el endurecimiento punitivo, y otra que apunta a la indefensión jurídica que sufren estructuralemente las personas presas en el actual sistema penal. Y segundo, con la propuesta de ampliar el envío de escritos a las instituciones internacionales y europeas de prevención y denuncia de la tortura y defensa de los derechos humanos. Mientras se reflexiona, la lucha sigue, con la huelga de hambre y sed de Carmen Badía Lachos, la campaña por la libertad de Antonio Nieto Galindo y la visibilización de otros casos, tanto de personas con enfermedad muy grave que deberían ser excarceladas —Francisco Chamorro, Belén Vázquez Campillo, Pedro Escudero Gallardo…— como de cadena perpetua encubierta, el de Enrique Del Valle González, por ejemplo.

2 de comentarios

  1. Anónimo dice:

    Los tres de lleida no fueron absueltos, finalmente dos de ellos condenados a 2 años y otro a 6 meses. En ese momento, al no tener antecedentes, no entraron a prisión por no superar ninguna de las condenas los 2 años.

    18 abril, 2019
    Responder
  2. boletintokata dice:

    Tú debes haber leído la versión de La Directa o quizá la de El Salto, en las cuales se corrige con criterios dudosos la versión original. Por eso se publica ésta. Si la lees, verás que en ella dice: «O con ‘los tres de Lleida’, condenados por apoyar a un preso que denunció malos tratos de los carceleros».

    19 abril, 2019
    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.