Los presos que nos encontramos retenidos en los campos de concentración de la geografía catalana venimos sufriendo un sistemático abuso de poder por parte de las instituciones, ya que se nos obliga a realizar cursos que califican como “tratamentales”. De negarnos a hacerlos, se nos recondena a cumplir íntegramente la totalidad de nuestras penas, jugando vilmente no sólo con nuestros sentimientos sino, lo que es aún mil veces peor, condenando a nuestros seres queridos a sufrir nuestra perpetua ausencia. Los máximos responsables de la administración carcelaria utilizan a modo descarado y chantajista los permisos ordinarios de salida para someternos a hacer estos “cursos tratamentales”. Cursos que no solucionan en absoluto las enormes deficiencias que en realidad existen con respecto al abordaje real de problemáticas tan serias como la toxicomanía.
En los campos de exterminio de la geografía catalana se nos procura convencer, a fuerza de represión, discriminación y chantaje emocional, de que si uno colabora en el hipócrita proyecto y accede sumisamente a este tipo de cursillos, que denominan como “Intensivo de toxicomanías” está plenamente preparado para la vida en semilibertad. Paradójicamente estos cursos se imparten en un tiempo milagrosamente record de 4 meses y consisten en ir tomando apuntes sobre emociones, distorsiones cognitivas, autoestima y demás batiburrillo parafernal que en modo alguno solucionan ni de lejos las verdaderas causas que todos los presos tenemos ante complicaciones tan serias como, por ejemplo, llevar casi la mitad de nuestras respectivas vidas inmersos en una delincuencia funcional. Presos que en modo alguno tomamos las riendas de nuestras penosas vidas; nosotros no decidimos por propia voluntad (real y verdaderamente es la Institución quien dirije, manda y ordena vidas que no les pertenecen). Presos que accedemos a hacer estos falaces cursillos, únicamente para no vernos abocados a cumplir integramente nuestras penas.
Es rematadamente legal que intentemos allanar el árido camino pedregoso hacia nuestra añorada y amada libertad. Por ende, también es lícito actuar hipócrita y cínicamente ante problemáticas adictivas y eso comporta que la inmensa mayoría vayamos a módulos específicos para hacer estos cursos autoritarios, unicamente con la esperanza de que se nos concedan los beneficios carcelarios reseñados en las leyes. Lo que para nada nos parece legal es la fascista actuación Institucional. Quieren venderles gratuitamente a nuestras familias y a la sociedad la idea de que en general aquí se afrontan las problemáticas individuales por las que en su día delinquimos. Un 99% de los que pasamos por aquí no logramos absolutamente nada de provecho. La “salvadora” Institución carcelaria intenta vender a la sociedad (en mi modesta pero cierta opinión) una mentira generalizada, pura, pues los índices de reincidencia están aquí, no me los invento, hablan por sí solos. Es lo que franca y personalmente denomino como “la gran falacia”.
La Dirección General de Instituciones Carcelarias de La Generalitat no quiere darse cuenta de que aquí no todos los reclusos somos unos ilustres ignorantes y, por tanto, hace ya muchísimos años que descubrimos que este autoritarismo tratamental sólo son meras piraterías para justificar sus sustanciosos sueldos y su inepta profesionalidad “reeducativa” y reinsertadora.
Obvian, por intereses personales, que una prisión no es el espacio adecuado para tratar dificultades tan serias como las nuestras; lo obvian descaradamente porque están en defensa de sus intereses económicos. Si realmente estuviesen tan preocupados por los problemas que padecemos y de sus posibles soluciones, lo primerísimo que harian sería aplicar todos los mecanismos existentes en las leyes. Solamente así, señores delincentes institucionales catalanes, os repito, sólo así muchos de nosotros, a los que no dudáis ni un segundo en acusar de rebeldes, inadaptados y desestabilizadores, podríamos decir que un cambio sería posible; que un submundo carcelario más humanitario comienza para todos… Y no sólo para aquella ínfima minoría catalana aburguesada a la que, de una pena de 4 años, a los 48 días de privación de libertad les aplicasteis directamente un tercer grado. Y es bueno que la sociedad conozca este doble rasero que utilizáis paralos sinverguenzas corruptos del caso “Ferrocarriles Catalanes”, los cuales amasaron su fortuna robándole a manos llenas al pueblo. Como decía la buena de mi abuela: “Dios los cría y ellos… ellos se protegen”. Todo queda en casa…
Y como siempre oí a mis sabias mayores que “para muestra un botón”, hoy he decidido romper mi silencio, sepultando mis miedos un año más. Alzar la voz y deciros bien claro: Señores Jueces y Fiscales de Vigilancia Carcelaria, señores mandamases de La Generalitat, aquí utilizo pacíficamente este espacio que me ofrece este maravilloso medio de difusión social para exponer lo que siento y los apuntes que (según vuestro parafernálico discurso), son los que me salvarán de treinta y pico años de consumo toxicológico y me hacen impune para vivir en libertad o como mínimo, para beneficiarme de los permisos carcelarios. Beneficios que si que concedéis a vuestra casta corrupta y que me provocan preguntaros: ¿Acaso estos señores hicieron un cursillo tratamental en el fugaz plazo de 48 días para que no vuelvan nunca más a robar millones de euros a un pueblo que cada día que pasa sufre pensando en qué le darań hoy de comer a sus hijas e hijos? Les impusistéis devolverle al pueblo los millones robados?
Hoy ansío que nuestra sufrida sociedad tenga el pleno derecho a conocer una ínfima parte de lo que estáis haciendo en estos lucrativos campos de concentración para, según vosotros, rehabilitarnos. Una cacareada rehabilitación social que prácticamente es inexistente. Me gustaría que nuestras valientes compañeras sentimentales, nuestras admirables madres, nuestras hermanas y hermanos, también los amigos incondicionales, sean conocedores del auténtico porqué por el cual hace tantísimos años que nos tenéis secuestrados en este cementerio para vivos. Deseo que todas las personas que accedáis a esta página que definimos como Cárcel=Tortura conozcáis las “soluciones” que nos plantean nuestros “justísimos salvadores” para rescatarnos definitivamente del mundo de la droga y la delincuencia. Y es de auténtica justicia que los que leéis esto realmente sepáis que seguiré luchando activamente no sólo por mantener mi abstinencia sino para no silenciar la justificación institucional ante lo injustificable.
Y lo hago aún siendo plenamente consciente de que, más temprano que tarde, posiblemente esta Institución carcelaria volverá a utilizar en mi contra su mísera maquinaria represiva y acaben aplicándome el famoso régimen de primer grado, únicamente por hacer uso de mi libertad de expresión. O puede que mismamente vuelvan a torturarme física y psicológicamente para luego volver a condenarme por supuestas agresiones a carceleros y por denuncia falsa. No importa, mi objetivo primordial es el de continuar luchando por nuestros escasos y pisoteados Derechos Humanos y así hasta que abrace definitivamente mi amada libertad, supuestamente el próximo 30/10/2017.
Para finalizar, quería pedirles disculpas a mi compañera sentimental, a mi família en general, a todas mis incondicionales amistades, por no pasar por esta barbarie tratamental que me ofrece la Institución carcelaria para poder estar junto a ellas lo antes posible; bien sea por medio de permisos, terceros grados y demás mecanismos para la preparación de la vida en libertad que, por si no os ha quedado claro, la institución carcelaria me niega únicamente por no creer en sus sospechosos e inútiles “cursos tratamentales”.
Os quiero, os busco, os anhelo, esto no lo dudéis ni un solo segundo, pero no al precio indigno de participar en “la gran falacia de justicia catalana”.
¡¡Eutsi Da Garaitu!!!
Juankar Santana Martín
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