Categoría: <span>Muertes en prisión</span>

Una familia de Palma de Mallorca ha denunciado públicamente y ante las autoridades la oscuridad y extrañeza de las circunstancias en las que, el pasado 2 de agosto, apareció muerto en la cárcel de Palma de Mallorca uno de su miembros, Francisco Belmonte Ferrer, de 52 años de edad, que llevaba allí preso tres años, de una condena de doce. Según el médico forense, el resultado de la autopsia, ocultado a la familia hasta el último momento, como de costumbre, es que la muerte fue debida a una sobredosis de drogas.  Pero la familia denuncia que en el informe forense no se describen los golpes, heridas y contusiones en gran cantidad que advirtieron en el cadáver cuando lograron verlo en el tanatorio. Aseguran que tienen pruebas de que Francisco no murió accidentalmente. Explican que les había contado que había recibido amenazas de muerte por parte de un funcionario de la cárcel. El viernes 18 de septiembre a las 18:00 horas, se concentraron, junto a  allegados y gente solidaria fente a la cárcel de Palma, como se puede ver en la fotografía de arriba. Y convocan otra concentración en el mismo lugar, para el sábado, 24 de septiembre, de 15:30 a 21:00 y también para el domingo, en el mismo horario: «Queremos saber la verdad. Estamos destrozados, con el dolor de ver cómo le han quitado la vida. Él estaba allí para cumplir condena pero no para que lo maten que es lo que han hecho con él. Queremos reclamar responsabilidades al centro penitenciario, a los custodios de mi hermano; ellos tenían que velar por él y no lo han hecho en ningún caso.» Declaraban en una entrevista publicada el 13 de septiembre en el diario digital Crónica Balear, de la que reproducimos a continuación la mayor parte.

“Mi hermano no ha muerto en la cárcel de Palma, a mi hermano lo han matado allí dentro”

¿En qué situación se encontraba tu hermano?

Llevaba tres años en prisión y tiene una condena de doce años en total. Había estado ocho meses en el módulo terapéutico pero discutió con alguien allí y lo derivaron al módulo catorce. En ese empezaron todos los problemas. Cuando se le pasa allí, ya no se le hacen visitas médicas ni nada. Incluso él mismo pidió el traslado para irse de Palma porque no se sentía seguro, estaba amenazado de muerte y no le hicieron caso. Han vulnerado sus derechos

La autopsia indica una “sobredosis”, ¿cuál era la relación de tu hermano con la droga?

Ha pasado treinta años de su vida enganchado. Esa es la verdad. Los últimos diez años consiguió mantenerse limpio y estuvo trabajando; le iba muy bien pero sufrió una recaída y delinquió para volver a consumir. Cometió algunos robos, se le juntaron varias condenas y le cayeron los doce años que estaba cumpliendo.

¿Os había contado que recibía amenazas en la prisión?

Sí. Decía que de un funcionario. Se lo dijo a mi hermano y a mi sobrino, incluso el domingo antes de morir se lo dijo de nuevo a mi hermano y también a mi madre. Les contó que le habían metido en un cuartito y que lo desvistieron, iban a pegarle pero él les dijo que no sería la primera vez que denunciaba a un funcionario por darle una paliza y le dejaron en paz.

¿Le había ocurrido ya en otra ocasión?

Hace ya años en la misma cárcel, en Palma, denunció a dos funcionarios por romperle la boca. Tiene la sentencia condenatoria.

¿Cómo os enterasteis de su muerte?

Siempre hemos mantenido visitas y comunicación con él, el último contacto fue poco antes del domingo 2 de agosto, el día que apareció muerto. Mi madre llegó al centro penitenciario a ingresarle el peculio y le dijeron que no podía ser, que esperase un momento. Acto seguido entró la policía judicial. Salió el director y otra persona y ni siquiera hablaron bien de mi hermano, fue un trato muy feo en aquel momento tan delicado. Nadie de la prisión nos ha informado de nada ni nos ha tratado en condiciones; exceptuando el cura, que es una buena persona.

¿Cuándo empiezan las sospechas?

No nos cuadraba nada. Fue todo tan repentino y tan extraño. En el tanatorio cuando vimos su cuerpo y su cara llena de golpes y moretones nos quedamos sin palabras. No podía ser. Nos dimos cuenta de que nos habían mentido. Alguien oculta la verdad. Algo le ocurrió aquella noche. Estaba lleno de golpes.

¿Qué decía el informe de la autopsia?

Eso es lo fuerte. La forense se puso en contacto con nuestra abogada y le explicó que se fue de vacaciones sin entregar el informe a principios de agosto cuando fue descubierto el cadáver. Nos entregaron la autopsia ayer 12 de septiembre. No entendemos cómo ha podido ocurrir eso. Según el documento que nos han dado murió por insuficiencia respiratoria, ingesta masiva de drogas e infarto. Estamos a la espera de la analítica de tóxicos. Yo sé que lo fácil es pensar en un toxicómano y en su adicción a las drogas pero no se describen los golpes que vimos. Fue una sobredosis, sí, pero no fue una sobredosis por su mano, lo mataron de esa forma.

En ese momento decidís pedir una segunda autopsia y denunciar el caso en la Policía Nacional…

Es que los golpes eran evidentes, lo eran tanto que hasta los agentes nos dijeron que habíamos hecho bien, que podía haber indicios de homicidio. Estoy segura de que mi hermano ya no consumía, pesaba noventa quilos, estaba en forma y tenía 400 euros ahorrados en su peculio; todo el mundo sabe que alguien enganchado dentro no tiene ni un duro y puede vender hasta su ropa para consumir. Mi hermano lo tenía todo, su dinero, su ropa de marca, su peso y su buen estado físico.

¿Qué creéis vosotros que pasó allí?

Creo que entró en su celda a las ocho y media de la tarde y que por la noche recibió una brutal paliza. Creo que cuando vieron que se les había ido de las manos, le metieron la sobredosis. Hay demasiadas cosas que no se han tenido en cuenta, las amenazas que recibió, algunas heridas que presenta compatibles con las pistolas táser de los funcionarios, la declaración de un preso que cuenta que le oyó quejarse de madrugada, una teórica visita a la enfermería en ese momento..; hay demasiadas cuestiones sin respuesta.

La cárcel mata Muertes en prisión

¿POR QUÉ MUERE NUESTRA GENTE EN LAS CÁRCELES?

¿No será por la suma de tratos crueles, inhumanos y degradantes de todo tipo que se le hace sufrir en ellas cotidianamente?

Porque allí son habituales las torturas y malos tratos. Existe un régimen de castigo que destruye física y mentalmente a sus víctimas. Se traslada arbitrariamente a la gente, desarraigándola de su entorno social y familiar. Se obstaculizan las comunicaciones con la calle, imponiendo despóticamente su intervención y todo tipo de restricciones. El acceso a la cultura casi no existe. Se censuran las publicaciones «por motivos de seguridad». No existe libertad de expresión ni de asociación. La explotación laboral es enorme. Las mujeres presas están doblemente discriminadas, por presas y por mujeres.

La situación sanitaria es catastrófica, porque la administración penitenciaria incumple sistemáticamente su obligación legal de asegurar a las personas presas unas prestaciones médicas, sanitarias y farmaceúticas iguales a las de cualquier ciudadano. Se abandona a los enfermos sin proporcionarles la medicación y los tratamientos que podrían salvarles. Y, sin embargo, no se aplica la legislación que dispone que deben ser liberados los enfermos graves con padecimientos incurables más que cuando ya es inevitable su muerte a corto plazo. Los enfermos psiquiátricos constituyen un porcentaje muy elevado de la población reclusa, sin que se les reconozca su condición ni se les cuide, yendo a parar muchos de ellos, por el contrario, al régimen de castigo, de donde han salido muertos unos cuantos. En las cárceles no existe psiquiatría ni psicoterapia que valga. Y no es que pensemos que la actividad corriente de los «profesonales de la salud mental» sea ninguna panacea, pero siempre será mejor que el aislamiento, las porras de goma, el gas pimienta o las sujecciones mecánicas.

No es extraño que casi la mitad de los puestos de trabajo médico-sanitario permanezcan vacantes: ¿quién va a querer trabajar en condiciones tan indignas? De los que tienen estómago suficiente, muchos médicos suelen hacerse cómplices de las frecuentes torturas al hacer la vista gorda ante las lesiones resultantes. El tráfico de drogas ilegales está consentido, pero, además, se proporciona a los presos todo tipo de drogas legales adictivas sin apenas control médico, para que no molesten. Se suministra metadona sin necesidad y con tal negligencia que ha habido muchas muertes por sobredosis, administradas por los mismos servicios médicos carcelarios. La mortalidad ‒muchas veces por causas como sobredosis, suicidio o «muerte súbita»‒ es en las cárceles mucho más elevada que en la calle y abundan los fallecimentos en circunstancias extrañas y dudosas, que nunca se aclaran, ya que no se cumplen los trámites prescritos legalmente para ello ni se da a los familiares la oportunidad de exigirlos.

Las personas presas están indefensas frente a todo eso y ante multitud de decisiones de las administraciones carcelaria y judicial que les perjudican gravemente. Los Servicios de Orientación y Asistencia Jurídica Penitenciaria y la justicia gratuita son insuficientes. Los Juzgados de Vigilancia, encargados de la “tutela judicial efectiva” de los derechos de los presos, inoperantes. El poder punitivo del Estado se ejerce sin respetar ninguno de esos derechos que, en teoría, lo justifican.

Somos familiares y gente solidaria con las personas presas. Muchas hemos sufrido la muerte de nuestros hijos, hermanos o compañeros, supuestamente confiados al “cuidado” de las instituciones estatales. Estamos intentando apoyarnos mutuamente, organizarnos y coordinarnos para afrontar, denunciar y, a ser posible, detener esa situación degradante. Hacemos un llamamiento a unirse a nosotras a todas las familias, amistades y vecindario de personas presas, y a toda persona sensible y respetuosa de la dignidad humana.

¡BASTA DE ABANDONO MÉDICO EN LAS PRISIONES!

¡NI UN MALTRATO, NI UNA MUERTE MÁS!

Familias Frente a la Crueldad Carcelaria

Actividad en la calle Familias Frente a la Crueldad Carcelaria La cárcel mata Muertes en prisión

Luis Manuel Acedo Sáenz llevaba dos años cumpliendo condena en la cárcel de Picassent. Trabajaba en talleres para mantener a su hijo y hacía deporte, intentando llevar una vida activa y positiva que le permitiera salir de la cárcel con la mayor integridad posible. Pero un mal día empezó a sentirse demasiado cansado para mantener el ritmo de vida que había decidido adoptar. Poco después, le salieron unos bultos de los que en la enfermería de la cárcel no supieron decirle qué eran ni darle ningún remedio eficaz. Enseguida empezaron los dolores en el abdomen; “me duele por dentro”, decía. Iba a la enfermería todas la semanas, pero el médico carcelero ni sabía lo que tenía ni se dignó enviarle al hospital de la calle para que le hicieran ningún tipo de prueba. Se limitó a dar palos de ciego con diversos analgésicos y antiinflamatorios, que no paliaron ni poco ni mucho ni nada los terribles dolores que estaba sufriendo Luis.

En poco tiempo, debido al dolor y al cansancio, fue bajando el ritmo en el gimnasio hasta que tuvo que dejarlo definitivamente. Pronto tuvo que dejar también el trabajo. Le dieron una baja de cuatro días y, después, sin más, lo echaron al patio definitivamente. Iba perdiendo peso, mientras el dolor se hacía cada día más fuerte y continuo. Y así pasó dos meses, tirado en el patio, bajo la mirada indiferente o despectiva de los responsables, sin diagnóstico ni tratamiento adecuados para el cáncer de páncreas con metástasis en el hígado que padecía. Seguía visitando la enfermería y pidiendo inútilmente ayuda a quienes estaban legalmente obligados a cuidarle. Mandó dos cartas a los responsables rogando por su vida, a las que ellos no hicieron ningún caso.

Cuando, bajo la presión de la madre de Luis, alarmada por el estado en que veía a su hijo, decidieron sacarle al hospital para hacerle las pruebas correspondientes, ya era demasiado tarde. Aún tuvo que aguantar algún tiempo en la situación miserable que hemos descrito, hasta que, una vez fue seguro que no tenía salvación, siguiendo la inhumana política al respecto de la SGIP, decidieron excarcelarle para que muriera fuera. Eso sucedió a mediados de agosto de 2016, después de un corto tratamiento que solamente alcanzó a paliar un poco los terribles dolores, pues ya no se podía hacer nada más. No le habían dejado ninguna otra opción que el abandono, el dolor y la muerte.

De eso va a hacer seis años, durante los cuales no ha mejorado la situación en las cárceles nI en el aspecto médico-sanitario ni en nigún otro, y la gente presa sigue muriendo, algunxs por enfermedad, ya que no excarcelan a lxs enfermxs graves y ancianos como sería legal; otrxs por supuesta sobredosis, pues el tráfico de drogas ilegales está consentido en las cárceles y se reparten sin control médico las drogas legales y la metadona como si fueran golosinas; otrxs suicidados, ya que la existencia en prisión quita las ganas de vivir de múltiples maneras, la salud mental es difícil de mantener y a quienes la pierden o entraron ya sin ella se les castiga en lugar de cuidarlos; otrxs mueren en extrañas circunstancias en medio de la impunidad de la que gozan los carceleros torturadores o en el régimen destructivo de aislamiento y privación de todo vigente. Los familiares de la gente fallecida continúan siendo maltratados por las administraciones judicial y penitenciaria que les ocultan información y dificultan enormente la investigación de las circunstancias que se debería realizar de oficio y se sustituye por rutina burocrática y oscurantismo.

Lo que aprenden en carne propia las familias de la gente presa, si no lo sabían ya, es que las cárceles no deberían existir y que, mientras sus seres queridos estén en poder del sistema punitivo, peligra su vida y su integridad, por eso la familia de Luis, con sus compañeras de la asociación de familiares y amigxs de gente presa Familias Frente A la Crueldad Carcelaria, se mantiene en lucha contra ellas y por la defensa de la gente presa y convocan por sexto año una concentración frente a la horrible macrocárcel de Picassent (Valencia).

MÁS INFORMACIÓN EN TOKATA:

Sobre el caso de Luis 

Sobre Familias Frente A la Crueldad Carcelaria 

Actividad en la calle Familias Frente a la Crueldad Carcelaria La cárcel mata Muertes en prisión

Después de la concentración –que, como anunciábamos el otro día, tendrá lugar el sábado, 9 de abril, a las 12:30, en Valladolid, frente a la antigua puerta del Zambrana, en el paseo juan carlos I,  en homenaje al chaval muerto violentamente por quienes deberían haberle «protegido» en la cárcel de menores Zambrana de Valladolid–, habrá una charla en el centro social okupado La Molinera de la misma ciudad (C. de las Eras, 1), a las 17:00, donde se hablará de las condiciones de «corrección» y encierro en las que «actividades educativas» como la que causó la muerte del muchacho vienen siendo costumbre desde hace muchos años, así como sus teribles resultados.

La noticia de la muerte en un medio local servil

Página del CSO La Molinera

Convocatoria de la concentración

Actividad en la calle Cárceles para niños La cárcel mata Muertes en prisión

CONCENTRACIÓN en RECUERDO y HOMENAJE a KD, chaval menor de edad, MUERTO VIOLENTAMENTE en el Centro de Menores Zambrana de Valladolid, el pasado 3 de marzo de 2022.

La concentración será el próximo sábado 9 de abril a las 12’30h en el Paseo Juan Carlos Iº  a la altura de la antigua entrada del Zambrana hoy abandonada.

UN NIÑO MUERTO VIOLENTAMENTE EN ZAMBRANA

Fue el pasado 3 de marzo después de que el personal de seguridad “lo redujese” provocándole “supuestamente” un fallo cardiaco que acabó con su vida. Todo supuestamente, porque rápidamente han dado carpetazo al asunto: la autopsia apuntó que la edad del menor no era de 14 si no de 17, pero no hemos sabido nada más sobre su muerte y las circunstancias más que sospechosas por la “contención” a la que fue sometido.

Según la Junta el niño permanecía en el Centro Zambrana desde el pasado 25 de enero de 2022, tras llegar solo a Valladolid procedente de Suiza, donde había sido sometido a una cirugía abdominal. Que un niño menor de edad estuviese solo en este mundo hace necesaria su protección, pero él acabó encontrando la muerte de parte de quienes se supone que debían cuidarlo y protegerlo.

En la prensa de estos días hemos podido constatar la poca vergüenza y total falta de empatía de la responsable de la Junta recalcando una y otra vez el supuesto comportamiento agresivo del niño en los meses que ha estado en el centro. Tanta insistencia nos hace preguntarnos por qué es necesaria tanta justificación en la actuación del personal de seguridad, adelantándose incluso a las distintas investigaciones que de esta muerte deberían realizarse y otorgando total impunidad a este gravísimo hecho.

A este chaval se le aplicaron “medidas de contención física y mecánica”, lo que quiere decir que dos personas adultas, de mayor edad, mayor peso y seguramente mayor envergadura aplicaron su fuerza física sobre él y además usaron esposas para supuestamente “reducirlo”. Tampoco sabemos qué más contempla “su protocolo de contención” pero lo que está claro es que esto solo puede llamarse violencia y las consecuencias de sus actos es el asesinato de un niño. Incluso la ley de protección a la infancia recoge de forma expresa la prohibición de la contención mecánica, así que es totalmente injustificable: ¡No podemos permitir que esta muerte quede impune!

No es el primer niño que muere en un centro-cárcel de menores. Un sangrante goteo de niños y niñas ha muerto en los últimos 20 años. No hay datos oficiales porque no interesa que existan, pero no olvidemos que son niños bajo la tutela del estado y por tanto es responsabilidad de todos procurar su bienestar y sobre todo que sigan con vida después de estar encarcelados.

Es complejo analizar y explicar la situación en la que se encuentran estos niños: El sistema capitalista genera grandes desigualdades y hace negocio con la pobreza que crea; el endurecimiento de la ley penal, la privatización de la gestión de los centros donde grandes empresas como grupo Norte, Fundación O´Belen, Ginso, etc., ganan millones de euros en un negocio redondo donde poco importa el “interés superior del menor”, y una sociedad cada vez más punitiva y alejada del sufrimiento que este sistema provoca, hacen parecer que la muerte de un niño sea un daño colateral.

¡Que no se nos disloque el cuello de tanto mirar hacia otro lado! Si justificamos la violencia institucional, si justificamos la muerte de un niño, si justificamos la impunidad con la que estos centros actúan…. ¿Cuántos niños más tendrán que morir? ¿Cómo protegeremos a nuestros niños?

Una vez más comprobamos que en las cárceles de menores el supuesto carácter educativo y de reinserción es una falacia. Castigo, sometimiento, violencia y, como en esta ocasión, la muerte, es lo que sufren los niños y niñas que deberíamos educar y proteger.

NO MÁS NIÑOS ASESINADOS EN CENTROS DE MENORES

ZAMBRANA = CÁRCEL

Valladolorentodaspartes

Actividad en la calle Cárceles para niños La cárcel mata Muertes en prisión

A continuación, traducido al castellano, un artículo publicado anteayer en la web de La Directa por el compañero Vicent Almela. Habla de las tres muertes por supuesto suicidio ocurridas en cárceles catalanas en los últimos diez días, dos de ellas en departamentos de aislamiento, y de la crueldad de estos lugares de castigo máximo, tan inhumanos en las cárceles de Cataluña como en las del resto del territorio dominado por el Estado español, donde van a parar muchas personas con enfermedad mental y otras muchas enferman al ser obligadas a vivir en condiciones de privación, violencia y constricción en las que es imposible vivir. Pero encerrar allí para machacarlas a las personas que dan problemas es, no el último, sino el primer recurso de esa máquina punitiva estatal que con insultante desvergüenza proclama que su finalidad es la «rehabilitación» de los delincuentes. En esos horribles lugares se ha empujado, se empuja y se empujará al «suicidio» a mucha gente. ¿Al suicidio? ¿Quién sabe? Porque ahí los tratos crueles, inhumanos y degradantes, ejercidos sistemática e impunemente, sin ningún control ni garantía de la integridad de quienes los sufren, son el pan de cada día. No sabemos si la «sociedad catalana» es un poco más o un poco menos hipócrita que la que vegeta en el resto del territorio explotado bajo bandera española, pero en todas partes sus actos y el brutal cinismo con el que se ríen de los «convenios», reproches y «recomendaciones» de los «organismos internacionales de defensa de los derechos humanos» desmienten los gestos aperturistas y la palabrería humanitaria con que los políticos, la «sociedad civil» y otros agentes de la opresión capitalista intentan legitimar la violencia a la que sirven.

UNO DE CADA TRES SUICIDIOS EN CÁRCELES CATALANAS SE PRODUCE EN CELDAS DE AISLAMIENTO

Según expertas en el campo de la psiquiatría, más de la mitad de las personas encerradas en los Departamentos Especiales de Régimen Cerrado (DERT) sufre algún tipo de trastorno mental. Familiares, entidades de derechos humanos y grupos de apoyo a personas presas urgen al Departamento de Justicia la no aplicación de este régimen de internamiento después de un aumento alarmante de los suicidios en las cárceles catalanas. De los ocho suicidios que se han conocido en las prisiones catalanas en los primeros seis meses del año, tres se han producido en un DERT, más de la tercera parte, aunque en estas dependencias se confina tan sólo un 2 % de la población reclusa.

En abril de 2017, Mohamed Choulli participaba como testigo ante el Parlament de Cataluña en el grupo de trabajo sobre el Régimen de Aislamiento de los Departamentos Especiales de Régimen Cerrado (DERT) en las prisiones catalanas, donde por primera vez, y gracias a las constantes denuncias y presión por parte de diferentes entidades y organismos internacionales en defensa de los derechos humanos, se ponía en cuestión la legitimidad del régimen de aislamiento en los centros carcelarios de un estado de derecho en pleno siglo XXI. En su testimonio, propuesto por el grupo parlamentario de la CUP y que se hizo mediante una entrevista presencial de dos diputadas en la prisión de Brians 2, donde se encontraba privado de libertad, Choulli  –de sólo 25 años en ese momento y cinco de ellos preso– explicó en primera persona cómo se siente alguien después de pasar de 18 a 22 horas al día aislado en una celda, sin realizar ninguna clase de actividad tratamental ni establecer ningún contacto humano con otras personas, en algunos casos durante varios años de su vida. Lo conocía bien después de pasar largos periodos de tiempo en este régimen de vida, clasificado en primer grado o cumpliendo sanciones disciplinarias, en diferentes centros penitenciarios catalanes (Quatre Camins, Brians 1, Brians 2, Lledoners y Mas d’Enric ), porque, según instituciones penitenciarias, «no se adaptaba al régimen de vida ordinario de los centros».

Ante ese mismo grupo de trabajo, el entonces director de Brians, Juan Carlos Navarro, reconocía que la dirección era consciente de la situación y que, al igual que muchos de los internos que pasan por los DERT, esta persona estaba diagnosticada con un trastorno límite de personalidad y tenía tendencia a las autolesiones. Pau Pérez, psiquiatra experto en la aplicación del Protocolo de Estambul a personas detenidas y miembro del Equipo Asesor del Mecanismo Estatal para la Prevención de la Tortura, también compareció en este mismo grupo de trabajo poco después. En su intervención, el doctor aseguraba que, en muchos casos, las personas con patologías mentales en prisión terminan en los DERT porque, por el mismo hecho de sufrir enfermedades mentales, toleran peor el ambiente de prisión y acaban teniendo sanciones y son llevados a aislamiento, sea como sanción o por clasificación y asignación de régimen de vida. «Si se estima que alrededor del 40% de la población penitenciaria padece algún tipo de trastorno, esta cifra aumenta mucho si hablamos de los DERT. Ahora bien, si sólo consideramos como trastornos mentales agudos la esquizofrenia y el trastorno bipolar, las cifras serían bajas, entre un 6 y un 7%, pero la realidad nos dice que hay muchos otros tipos de trastornos que pueden conducir una persona a la autolesión o el suicidio». Pérez concluía en su intervención que esto supone un grave problema, ya que «los DERT no pueden servir como espacio de gestión de las personas con patologías mentales, las cuales deben ser tratadas desde una lógica médica y nunca disciplinaria».

Tras su comparecencia en este grupo de trabajo, en abril de 2017, Mohamed Choulli pidió al Parlament una protección especial por miedo a represalias, pero nunca se le concedió. Poco después, lo trasladaron a la prisión de Mas d’Enric, donde en junio de 2020 denunció amenazas y malos tratos por algunos carceleros del centro mientras se encontraba de nuevo clasificado en aislamiento y, según su testimonio, intentó suicidarse colgándose con una sábana en la celda donde estaba encerrado. Tanto el Sistema de Registro y Comunicación para las Víctimas de Violencia Institucional (SIRECOVI) como su abogada denunciaron estos hechos ante las instituciones penitenciarias, e incluso la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) emitió un comunicado urgente instando a las autoridades españolas a actuar, esclarecer los hechos y asegurar la integridad física y mental de Choulli durante su estancia en prisión.

Las recomendaciones y advertencias de las entidades y organismos internacionales en defensa de los derechos humanos no tuvieron mucho efecto en las siguientes actuaciones de las instituciones penitenciarias que, pocos días después de este incidente, trasladaban a Choulli a la prisión de Puig de les Basses (Figueres), situada a más de 200 kilómetros, sin previo aviso –ni a él ni a su familia– y, poco después, era clasificado de nuevo en primer grado con la aplicación del protocolo antisuicidio, lo que supone estar encerrado en un DERT con otra persona en la celda. Este protocolo no pudo evitar la muerte de Choulli, el 27 de junio, debido a un incendio en su lugar de cautiverio, en el DERT de Puig de les Basses, donde otros dos presos resultaron heridos por inhalación de humo. Según el Departamento de Justicia, el incendio lo habrían provocado los tres internos, aunque la investigación continúa abierta. El defensor del pueblo ha abierto una actuación de oficio y la familia de Choulli considera la posibilidad de emprender acciones legales para esclarecer la causa del siniestro.

La muerte de Mohamed Choulli no ha sido la única que se ha dado a los DERT de las cárceles catalanas durante el último mes, y es que el 3 de julio, Ana, una joven de 19 años, se suicidaba –según fuentes de instituciones penitenciarias– en el módulo de aislamiento del centro de Brians 1, mientras cumplía una sanción disciplinaria. Según los datos del Departamento de Justicia, alrededor de un 2% de la población penitenciaria en Cataluña se encuentra encerrada en un DERT –hoy hay 144 personas–, sea por su clasificación en primer grado, en virtud del cual pasan hasta dieciocho horas encerradas, o por una sanción disciplinaria, que puede alargar el castigo hasta 42 días, si se encadenan sanciones, y la permanencia en la celda es de 22 horas diarias. Aunque representan un pequeño porcentaje de la población penitenciaria, según las estadísticas, un tercio de los suicidios en las cárceles se produce en estos departamentos.

De los ocho suicidios que ha habido en las prisiones catalanas en los primeros seis meses del año, tres han sido en los DERT. La proporción de mujeres muertas en aislamiento es superior a la media de los hombres, ya que, aunque sólo suponen el 7% de la población penitenciaria, en torno a un 20% de suicidios que ha habido estos últimos cinco años los DERT los han protagonizado mujeres. Según datos facilitados a la Directa por parte del Departamento de Justicia, durante los seis primeros meses del año un total de 21 personas han muerto en las cárceles catalanas, siete de ellas todavía a la espera de autopsia para determinar las causas, ocho por suicidio y seis por «causa natural».

Frente común por la «no aplicación del aislamiento»

Poco después de finalizar sus tareas el grupo de trabajo sobre el DERT del Parlament de Cataluña en 2017, el entonces director general de Servicios Penitenciarios Amand Calderó –que dimitía del cargo la semana pasada poco después de que Lourdes Ciuró (Junts) cogiera la cartera de Justicia a finales de mayo– emitía la Circular 2/2017. Este documento regulaba, en el plano teórico, algunos aspectos de la organización y la intervención en los departamentos de aislamiento de las prisiones catalanas según las sugerencias hechas por entidades y organizaciones al grupo de trabajo. Sin embargo, según explican desde las entidades que monitorizan el respeto a los derechos humanos en los centros penitenciarios, esta normativa sigue siendo insuficiente y muchas veces no se tiene constancia de que se terminen aplicando todas las regulaciones que contempla, ya que no se realiza ningún auditoría donde se pueda compartir la información de forma transparente.

«La sensación con la aplicación de la nueva circular fue agridulce», explica Iñaki Rivera, director del Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos (OSPDH) de la Universidad de Barcelona que también participó como testigo en el grupo de trabajo del Parlament sobre los DERT porque, a pesar de las intenciones del Departamento, cree que se perdió una muy buena oportunidad para acabar con un régimen de vida en las cárceles catalanas que posibilita que se produzcan incidentes graves de violencia institucional y suicidios como los que hemos visto las últimas semanas. «Nosotros, desde el OSPDH, estamos en contra de regular espacios donde se posibilita la violencia institucional. Por lo tanto, creemos que estos espacios deberían erradicar y no aplicar el aislamiento», afirma.

Lo mismo opina Mireia Salazar, abogada del centro para la defensa de los derechos humanos Iridia que defendió a Mohamed el Choulli durante Los últimos años: «Hay demasiados indicios que muestran que el Aislamiento es un régimen muy lesivo para la salud mental de las personas. Si e cierto que en Cataluña tenemos la competencia de prisiones y cuando las interesa se buscan las fórmulas para aplicar ciertas medidas, ¿por qué no hacemos nada para solucionar este tema? Lo que no puede ser es que las juntas apliquen la clasificación en primer grado tan fácilmente y que luego se lamentan cuando alguien se quita la vida cuando lleva de 18 a 22 horas encerrado en una celda durante tanto tiempo».

Después de las últimas muertes en Brians y Puig de les Basses, una decena de organizaciones en defensa de los derechos humanos, de abogacía y la Asociación de Familias de Presos en Cataluña, han hecho público un comunicado en el que exigían al Departamento de Justicia la no aplicación del aislamiento penitenciario en las cárceles catalanas, la investigación de las últimas muertes y la aplicación de un protocolo de comunicación transparente con las familias cuando se dan estas situaciones.

Reglamentos internacionales como el Protocolo de Estambul o las Reglas Nelson Mandela, así como la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) de las Naciones Unidas, alertan de las secuelas psicológicas irreversibles que puede conllevar el aislamiento en un Departamento Especial de Régimen Cerrado (DERT) durante más de quince días consecutivos. Tanto en España como en Cataluña una persona presa puede estar clasificada en primer grado durante años. “Los DERT en sí mismos son una contradicción según la legislación internacional, la cual choca frontalmente con la Ley Penitenciaria española, que data de 1979. Por lo tanto, no podemos aceptar un régimen de vida dentro de las cárceles que es ilegal según el derecho internacional».

Tanto desde el OSPDH como el centro de Derechos Humanos Iridia, han hecho saber a la Directa que pronto solicitarán una reunión con la nueva consejera de Justicia para pedirle una auditoría y esclarecer las causas de los dos suicidios que se han producido al DERT en las últimas semanas, así como solicitar una revisión de la circular 2/2017 para saber cómo se está aplicando. «Hace cinco años, cuando se hizo el grupo de trabajo sobre el DERT en el Parlament, mucha gente se enteró de la existencia de los DERT, incluso la mayoría de políticos. Ahora, con el nuevo gobierno y la salida de los presos políticos en la calle, les pedimos que no les den la espalda a las cárceles ni caigan en el olvido. Lo mejor que se podría hacer ahora mismo en las cárceles catalanas para evitar estas muertes sería dejar de aplicar el aislamiento a DERT», concluye Rivera.

Cárcel=Tortura La cárcel mata Muertes en prisión Régimen de Máxima Crueldad

El compañero Juan Ruiz Lopez tuvo otro juicio en Tarragona por supuestas agresiones a carceleros de la prisión de Mas d’Enric. Aprovechó su salida para pintarse el cuerpo como acto para denunciar las palizas y abusos que ha sufrido y continúa sufriendo, lo mismo que otras muchas personas presas. También quiso recordar así a su compañero Mohamed Chouli El Hosni, que resultó muerto el 27 de junio en el DERT (Departamento de Régimen Cerrado) de la cárcel de Puig de les Basses (Girona) durante el incendio reivindicativo de dos de las celdas de castigo, al tardar en abrirle los carceleros el tiempo suficiente para que se axfisiara. Mohamed había denunciado varias veces torturas de los carceleros en prisiones catalanas. En los últimos diez días, tres personas han muerto en ellas en régimen de aislamiento. Lxs compis del grupo La Corda relatan su experiencia del juicio y de la acción expresiva de Juan en esta publicación sacada de su blog. La imagen que acompaña este texto es de una pintada que nos hacen llegar desde Barcelona, denunciando precisamente esas muertes en los módulos de aislamiento de las cárceles de Catalunya.

El pasado día 1 de julio, Juan Ruiz López, preso en estos momentos en Brians II (Barcelona) tuvo un juicio en el juzgado de lo Penal n º 2 de Tarragona. Recordamos que hace unos pocos meses ya asistió a otro juicio en la misma ciudad también por supuestas agresiones a carceleros de Mas d’Enric, por lo que le metieron 9 meses más de condena.

Ante la petición del compañero a que asistiera alguien como acompañante, una persona del grupo se acercó hasta allí. Después de preguntar por él a los seguratas, confirmaron que sí tenía el juicio pero que no se permitía entrar por protocolo de COVID. Ante esto, se fue a esperar al compañero a una puerta lateral de los juzgados. Tras pasar 20 minutos de la hora del juicio apareció el coche con Juan. Se intentó acercarse al compa para saludarle, pero la policía lo impidió. Juan pidió si se le podría hacer una foto y los Mossos y seguratas dijeron que sí, se le hizo una, pero al instante cambiaron de opinión.

El compañero apareció con el cuerpo pintado con denuncias a los maltratos que ha sufrido él y otros compañeros, y también para recordar a Mohamed Chouli El Hosni, muerto hace unos días en un incendio en su celda en la cárcel de Puig de les Basses. Su reivindicación también iba por él.

El juicio no se celebró, según los Mossos porque Juan había rechazado al abogado. Después nos enteramos de que esto era mentira, y que el motivo fue que el abogado al ver que Juan llegaba tarde abandonó la vista. Así que la responsabilidad de que el juicio se aplazara fue de los Mossos por llegar tarde a los juzgados. Se volvió a pedir de poder hacerle una foto para enviársela a su madre porque hace mucho tiempo que no lo ve por cuestiones de salud de ella, y pusieron como excusa que no se le puede hacer fotos a una persona engrilletada. Se insistió en hacerla de cintura para arriba, y no hubo forma de poder hacérsela. Lo que sí se consiguió fue poder darle un abrazo, siendo un momento muy emotivo. Varios policías que quedaron en la puerta de los juzgados comentaban entre risas y burlas que “estaba loco, que estaba como una regadera, que estaba loco” con la prepotencia, falta de profesionalidad y de humanidad que caracteriza a la madera.

Compartimos aquí la última carta que Juan nos ha hecho llegar. Recordamos que el pasado 6 de julio Juan recibió una brutal paliza por parte de los carceleros, y que vuelve a estar en el DERT (aislamiento). Estamos a la espera de tener mas información sobre esta ultima agresión. Aquí su carta recibida hace unos pocos días:

30 de junio de 2021. Prisión de Brians II

Soy Juan Ruiz López y estoy ubicado actualmente en Brians II. He pagado los últimos 6 años en celdas de castigo. He hecho varios escritos dirigiéndome a diversos organismos pidiendo mi entrada en algún centro de reinserción y rehabilitación, específico para tratar mis problemáticas.

En varias prisiones por las que me han estado moviendo he sido abusado y maltratado por los carceleros. Hago especial referencia al Centro Penitenciario de Mas d’Enric, donde me metieron varias causas por las que ya he tenido juicios. En uno de ellos me metieron 9 meses más de condena. Todo por supuestas agresiones a carceleros. El día 1 de julio voy otra vez a juicio, a Tarragona, por lesiones. Las cámaras están siempre para ellos y solo las muestran cuando les puede beneficiar. Solo las admiten como prueba cuando van a jugar a su favor. No todos los funcionarios maltratan, pero sí en global y con la complicidad de todos. En Mas d’Enric me metieron cuatro palizas. En una de ellas entraron muchos carceleros en mi celda, algunos sin placas.

Mi madre está enferma, y nunca me han dejado salir a verla. Ella no puede venir a visitarme debido a su estado de salud. Por todos estos factores y por tenerme tanto tiempo incomunicado en aislamiento hace unos años me tragué pilas y cuchillas. También he intentado quitarme la vida en mas de una ocasión. He estado sometido a tratos inhumanos y degradantes, apaleado con sus putas porras y sin que me vieran los médicos o me sacaran a enfermería.

Vuelvo a dar a relucir todo esto porque no hay justicia alguna, sino una injusticia permanente. Todo es corrupción, palos y muerte. A este juicio del día 1 saldré medio desnudo y con el cuerpo pintado para denunciar los maltratos que he sufrido yo y tantos otros compañeros. Y también para recordar al compañero Mohamed Chouli El Hosni, muerto hace unos días en un incendio en su celda, en la cárcel de Puig de les Basses. Mi reivindicación también va por él. Quiero transmitirle mi pésame a su familia. Descansa en paz. Yo mientras tenga fuerzas seguiré luchando. Prefiero morir de pie que vivir arrodillado.

Para escribir al compañero:

Juan Ruiz Lopez

Centro Penitenciario Brians II

Carretera de Martorell a Capellades, km.23

08635 Sant Esteve Sesrovires (Barcelona)

La cárcel mata Muertes en prisión Régimen de Máxima Crueldad

En esta carta de marzo pasado, Peque recuerda a su compañero de causa, José Vilar Casal, muerto en régimen especial de castigo hacía muy pocos días, después de años de abandono médico-sanitario, a consecuencia de un cáncer de garganta provocado por la herida de bala que sufrió cuando le cogieron los picoletos, hace más de diez años, y por la falta de tratamiento adecuado de esa herida. Reflexiona también, cargado de emoción por la muerte de su amigo, sobre las últimas vicisitudes de la propuesta de lucha colectiva.

Aislamiento de Morón de la Frontera, 4 de marzo de 2021

¡Salud, compañerxs!

Soy José Ángel Martins Mendoza, miembro de COLAPSO (Colectivo Anarquista de Presos Sociales Organizados), actualmente en la cárcel de Morón de la Fronntera (Sevilla II), en 91.3 RP, y este escrito lo realizo con toda mi rabia, rencor y odio hacia las personas que día a día nos exterminan en las cárceles del Estado español. De primero, puesto que para mí es lo más delicado, pues han asesinado a mi compañero de causa, lo han dejado morir, después de llevar once años encerrado en Régimen Especial, por no acepatar sus normas. Sé que muchxs de vosotrxs no sabéis los actos por los que mi compañero y yo estamos presos, pues tampoco lo voy pregonando por ahí, pero hoy lo contaré todo por su memoria.

José Vilar Casal y yo, el día 17 de agostto del 2010 realizamos un butrón en una sucursal bancaria, de esas que nos quitan las casas, y a las 7 de la mañana, cuando ya estaba entrando el director por la pueta principal, saltaron dos picoletos en la obra colindante al banco, con sus pistolas en la mano. Se desencadenó un tiroteo donde un picoleto resultó muerto, el otro herido de bala y a mi compañero, amigo y hermano de armas un disparo del guardia civil muerto le alcanzó en la nuez, dejándole casi mudo de por vida. Únicamente lo tuvieron seis horas en el hospital y le metieron directo en A Lama, y no le llevarón siquiera la módulo de enfermería, sino al de aislmiento, donde también fui ingresado yo al día siguiente. Nos dieron un tratamiento especial por haber matado a un agente de su “autoridad”, que si hubiéramos matado a un paria de la tierra casi nos habrían dado una medalla.

Once años después, habiendo estado de 2010 a 2015 en el asilamiento de Topas, estaba en el de Palencia, donde llevaba casi seis años. En todos esos años, jamás recibió asistencia médica, hasta hace un mes, cuando vieron que casi no podía ya hablar. Le diagnosticaron un cáncer de garganta irrecuperable, solicitándole al momento los servicios médicos a la SGIP, área FIES, la aplicación de los artículos 104.4 y 196 RP, pues el inminente desenlace ya estaba cantado. ¡Demasiado tarde! Ayer, cuando llamé a mi familia, me dieron entre sollozos la noticia de que José Vilar Casal había muerto, lo habían asesinado como a tantxs compañerxs que se han quedado en el camino en estos treinta años que llevo encerrado. Amigo, por fin serás libre, somos almas libres y así quisiéramos morir, pero no con 50 años, en un módulo de aislamiento, totalmente solo, y después dicen que existe asistencia médica en las cárceles y que velan por nuestras vidas. Se me están saltando las lágrimas, solo puedo decir que aquí nos están asesinando en vida y solo nos enseñan una cosa y no es la reinserción ni la rehabilitación, sino que solo existe una forma de luchar contre este fascismo, mediante las armas, insumisión y revolución. Te recordaré siempre, amigo.

Y ahora, con esta sed de venganza y odio que corre por mis venas, quiero contestarle a Toni y explicarle unas cositas. Mira, Toni, acuérdate de cuando iniciasteis esta lucha, tú, Xavi, Poblete y algún otro y de que, al principio, la queríais hacer formando desde arriba una “organización” llamada ASPRELA, dirigida por vosotros, desde vuestras poltronas de coordinadores, promotores, encargados, etc. Yo me uní a la lucha, como me había unido antes a otras, pero no lo hice hasta que desaparecieron esas siglas y os bajasteis del trono. Y ahora, tú que fuiste quien empezó, dices que estás muy desgastado y dejas la lucha, o sea, el “capitán” es el primero en saltar del barco. ¿Qué te pensabas, que en uno o dos años iban a aplicar nuestra tabla reivindicativa? ¿Crees que los demás no estamos desgastados? Se nota que estás al lado de tu casita, comunicando y recibiendo pelas. Pues no, chaval, algunos otros seguimos a miles de kilómetros de casa, sufriendo día a día provocaciones en primera fase, con la única ayuda de lxs verdaderxs ácratas, que nunca nos olvidan, con quienes formamos una familia, creemos fielmente en la fraternidad y seguimos con la cabeza alta en las luchas. Quizás ahora, nosotrxs tengamos que hacer un receso por toda esta mierda del COVID, pero una ideología la tendré ahora y hasta que me muera. Te lo digo claro, veo muy mal lo que has hecho y tengo que poner en duda que seas mi compañero, pues nosotrxs deberíamos ser los últimos en saltar del barco. Yo, al menos, puedo seguir diciendo que soy un comunista libertario, como dice Malatesta, el cual no concibe un socialismo libertario, reformista, progresista ni hostias, sino ¡anarquista!

Disculpad tanto dentro como fuera mi tono negativo, pero no estoy pasando por mis mejores días en estas jodidas celdas de fríos muros. Recibid un cordial saludo y un abrazo cargado de aires libertarios de este vuestro compañero. !Viva la Anarkía!

Peque

La cárcel mata Muertes en prisión Presxs en lucha Régimen de Máxima Crueldad

Salhaketa-Araba convoca una concentración en Gasteiz, el martes próximo, 12 de enero, con intención de «visibilizar» lo que está pasando en la cárcel de Zaballa, donde han muerto seis personas presas durante 2020, la última el 25 de diciembre, aunque la dirección de la cárcel lo ha estado ocultando, al parecer, durante diez días hasta el 5 de enero, cuando lo ha hecho público, sin aportar otro dato sobre cómo ocurrió que el de que se trataba de de un hombre de 50 años. En vísperas de la trasferencia de las competencias sobre las prisiones al gobierno vasco, anunciada para marzo por los falsimedios hegemónicos, la ONG denuncia en un comunicado este oscurantismo y el hecho de que «este es el último preso de la macabra lista de muertos por falta de atención médica, negligencias, hiper medicalización y demás atrocidades dentro de la macro-cárcel de Zaballa», reclamando la «aclaración sobre las circunstancias por parte de la propia cárcel e Instituciones Penitenciarias» y señalando que hay que tener en cuenta «que la pandemia ha dificultado mucho la comunicación dentro-fuera y es más difícil hacer públicos los abusos», que es evidente «que la crisis sanitaria ha empeorado bastante la vida de las personas presas y sus derechos mínimos se han visto suspendidos sin ningún tipo de información, ni mucho menos criterios compartidos con los propios presos» y que los presos llevan ya muchos meses «totalmente aislados de lo que pasa fuera» sin apenas contacto con sus familiares y su entorno de apoyo. También se refiere el comunicado a la «terrible situación en la que se encuentran las familias que son las que están organizándose ante esta cruel incomunicación y pidiendo sus derechos básicos para tener un mínimo de contacto con lxs de dentro ya que las muertes solo afirman, una vez más, las consecuencias de esta total desconexión».

A través de las habitualmente distorsionadas noticias de la prensa servil, casi siempre basadas en fuentes del corporativismo carcelero, hemos sabido últimamente de la muerte de un hombre de 72 años en la cárcel de Soto del Real, el 19 de diciembre, de otro de 51 supuestamente suicidado en la cárcel de Alhaurín de la Torre el 30 de diciembre, de uno más que «apareció» ahorcado, en la cárcel de Ibiza, el 31, de dos que murieron por supuesta sobredosis en la cárcel de Campos del Río, el 3 de enero, de otra persona presa muerta en un hospital de Tarragona, trasladada desde la cárcel de Mas d’Enric, supuestamente enferma de COVID 19, y de otra más,  José Domínguez Pacheco, de 45 años, fallecido en la cárcel de Villabona (Asturias), la madrugada del 7 de enero, por causas aún sin determinar. Tampoco cesan la negativa de las administraciones carcelera y judicial a excarcelar a los grupos de riesgo, ancianos y enfermos graves, el abandono médico-sanitario, el suministro incontrolado de barbitúricos a los presos, el encarcelamiento de enfermos mentales, los malos tratos y torturas, legalizadas e ilegales, el régimen especial de castigo y todas esas cosas que matan a la gente presa con mayor o menor rapidez. La cárcel sigue matando en todas partes, entre el cínico oscurantismo de los responsables y su hipócrita indiferencia, compartida por la mayor parte de la sociedad, porque esa es la verdadera función de la máquina punitiva: condicionar abrumadoramente, debilitar, machacar, destruir más o menos lentamente a un sector de la población, haciéndole servir como chivo expiatorio de la servidumbre voluntario del resto.

covid19 La cárcel mata Muertes en prisión

Comentamos las vicisitudes de la huelga de hambre rotativa en defensa de la salud y la vida de la gente presa, leyendo un comunicado de Peque, el compañero que está terminando el segundo turno en el momento de grabar el programa, y otro de otro compañero participante. Nos hacemos eco de otras propuestas de afrontar las mismas situaciones como, por ejemplo, la convocatoria de una marcha a la cárcel de A Lama en defensa del derecho a la salud de lxs presxs. Hablamos de algunas muertes recientes en prisión y, finalmente, con un compañero abogado de cómo están las cosas en el aislamiento de Villena, de la situación de un compañero preso allí que, padeciendo problemas psiquiátricos ha recibido recientemente varias palizas, lo cual no es la primera vez que le sucede. Hacemos algunas reflexiones sobre cómo afrontar la problemática de lxs enfermxs mentales encarceladxs.

Actividad en la calle Cárcel=Tortura covid19 Huelga de Hambre Rotativa 2020-2021 La cárcel mata Muertes en prisión Salud mental ¿Salud carcelaria?