La pasada Nochevieja, alrededor de las doce, unas cuarenta personas presas se amotinaron en la Ford Open Prison, cerca de Arundel (Sussex Occidental) a unos 95 kilómetros al sur de Londres. Al pretender los carceleros que se sometieran a un control de alcoholemia, se negaron y empezaron a romper ventanas y muebles, activaron las alarmas internas y provocaron incendios que destruyeron seis bloques de celdas, el gimnasio y otras instalaciones.
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