En el entorno represor, deshumanizador, e individualista de las cárceles, el consumo de drogas es una forma de evadirse.
El consumo dentro de la cárcel es mayor que en la población general.
En el estado español una de cada cuatro personas encarceladas esta por “delitos contra la salud pública”. En el caso de las mujeres asciende al 50%.
Nos preguntamos si las políticas penitenciarias logran el objetivo de reinserción social y educación.
Queremos conocer más sobre el uso de drogas en las cárceles. Analizaremos los datos oficiales y hablaremos acerca de la gran cantidad de presas encarceladas por delitos relacionados con la salud pública. Vamos a repasar qué se está haciendo en las cárceles españolas poniendo el acento en la efectividad de los programas para disminuir los riesgos y daños. También revisaremos las principales conclusiones de los y las profesionales de la salud que trabajan en el medio. No nos vamos a olvidar de que el protagonismo es de aquellas personas que han estado o están privadas de libertad y que son testigos directos de la incidencia del consumo de drogas en la cárcel.
Habrá quien piense que “consumo de drogas y cárcel” son dos términos completamente incompatibles. ¿Cómo puede ser que existan drogas en la cárcel? Pues nada más lejos de la realidad. En la cárcel hay drogas. Es más, existe un amplio abanico de sustancias, tanto legales como ilegales. Y es evidente que se usan principalmente para auto consumo, ya sea por la búsqueda de placeres, o como medicación. También para trapichear pero principalmente para evadirse de la dura realidad.
Vamos a repasar cifras, datos oficiales, testimonios de varios presos y alguna que otra noticia. Por ejemplo, según el diario digital VOZ POPULI, un estudio del año 2012 realizado por Instituciones Penitencias, revelaba que, y cito textualmente “cada dos días muere un recluso en las cárceles españolas. Las enfermedades de corazón, las sobredosis y el ahorcamiento, son las principales causas de las 166 muertes registrados en este año.” “Es importante el número de fallecimientos debido a la «reacción adversa a drogas», también conocido como sobredosis y corresponden al 18% del total de muertes. De las víctimas, ocho estaban incluidas en los Programas de Mantenimiento con Metadona (PMM) y en todos ellos los estudios toxicológicos de los cadáveres encontraron restos de benzodiacepinas, el principio activo de medicamentos como el ‘Valium’. En otro importante número de fallecimientos por sobredosis también se encontró presencia de esta sustancia junto a estupefacientes como la cocaína».