Desde Tokata hemos tenido noticia de tres nuevas muertes dentro de las prisiones estatales: Málaga, Menorca,Fontcalent.
En Alhaurín (Málaga) el pasado 26 de octubre, a la subida a celdas tras la cena, aproximadamente a las 20.00 horas, los carceleros de servicio en el módulo 4 (que aloja a presos reincidentes) encontraron ahorcado en su celda a F.J.F.S., de 20 años. Había anudado con sus propias sábanas una cuerda con la que acabó con su vida. Había permanecido en la celda durante la tarde ya que se encontraba de baja médica por una lesión en la rodilla. Se desconocen cuáles han sido los motivos que le llevaron a tomar la drástica decisión de suicidarse.
En Fontcalent (Alicante) el 13 de octubre, después de una pelea con otro preso, Jesus –de 22 años, cumplió 23 el jueves pasado– fue ingresado en el módulo de aislamiento, ahorcándose horas después. Esa es la versión oficial. La familia niega la pelea y el suicidio.
En La cárcel de Mahón ya lo recogimos en Tokata: ¿Qué Está Pasando En La Cárcel De Mahón? Se Suicida Otro Preso Y Denuncian Maltratos
La institución penitenciaria tiene la obligación de velar por la vida de las personas presas y por el respeto de sus derechos y porque las penas privativas de libertad se ejecuten en pro del cumplimiento de la finalidad que le han atribuido, la “reinserción” (aunque bien sabemos de que esta no es su finalidad), y no que la cárcel termine en muerte. La muerte dentro de prisión es una sentencia oculta de pena de muerte y nos revela que la cárcel ha modificado poco las consecuencias de la pena corporal, porque también la cárcel lleva a la muerte. Y cuando lleva a la muerte, ésta no se puede banalizar ni pasar desapercibida como un evento más.
Con la muerte de personsas presas por suicidios en prisión la realidad se impone y se expone clara, advirtiéndonos no sólo de que no tenemos una regulación penitenciaria humana, sino que la prisión mata y que impone sentencias de muerte por vía de hecho.
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