De nuevo todos corren al grito de “que vienen los anarquistas”, y ese nuevo engendro que han parido llamado “Ley Mordaza” tiene ya teta donde mamar… la teta del “terrorismo anarquista”, como si bastante terror no sembrasen ya los poderosos. Cuando el pobre quiere hacer justicia, el poderoso lo llama terrorismo, y cuando el poderoso es terrorista él mismo lo llama “justicia”.
A la Ley Mordaza poco que faltaría para poder llamarse “Ley Garrote Vil”. Sin darnos cuenta nos la han metido doblada y en silencio, como todos los ataques que infringen al pueblo desde las más altas curias del poder.
No, ya no se trata de recortes en aquello que debiera ser del pueblo y no del Estado, como la sanidad y la educación… No se trata del problema del paro ni de estar sin trabajo durante años, no se trata tampoco de la reducción de los salarios y de los contratos-basura… Ni siquiera se trata del hambre, de la desnutrición infantil, del descenso del umbral de la pobreza, ni tampoco de los asesinatos de estado llamados también suicidios…
Se trata de la LIBERTAD, con mayúsculas. El Estado, capitaneado esta vez por el gobierno neo-franquista del PP, ha conseguido de nuevo llevar a las personas humildes y trabajadoras a una lenta y amarga agonía hasta la muerte… quizás no la muerte física inmediata, pero sí la muerte social, la muerte mental y personal, y es que no somos sino muertos en vida para que otros puedan vivir de muerte. Nada valemos la clase trabajadora ante los ojos de políticos, de policías, de jueces, de curas o de ricos… sí, nada valemos ante la sádica mirada de aquello que antaño llamábase “burguesía”, y aunque ahora no quiera llamarse a los enemigos de la clase trabajadora por su nombre, siguen siendo los mismos a quienes servimos desde hace siglos. ¿Qué diferencia hay? Ellos siempre arriba y nosotras y nosotros siempre abajo, entre lodos oscuros del fondo del pozo. En efecto, somos cadáveres que mueren una y otra vez para darles la vida a estos cerdos de arriba, a esta basura deshumanizada hinchada de poder y de infinitas glorias y recubierta con billetes manchados de nuestra sangre y monedas sacadas de nuestras entrañas, y a cuanta más muerte dan más se ríen y se burlan de nosotros, más nos humillan y más nos esclavizan con el terror.
La lucha es lo único que nos queda a los muertos en vida, a las desposeídas y desposeídos, a quienes ya nada tenemos ni tememos. Y hay mucho por lo que luchar. Sin embargo a golpes de leyes, y queriendo hacer entrar las leyes a golpes de porrazo, quieren despojarnos también de la lucha y de las ilusiones por un futuro mejor, más digno, más equilibrado, en definitiva, por un futuro más HUMANO. ¿Quién no quiere un futuro más humano para sus hijas y para sus hijos, para las personas que conoce y para quienes no conoce? Seguro de que en cada uno de vuestros corazones deseáis lo mejor para todos vuestros semejantes. Pero las nuevas leyes del Estado quieren impedirnos que luchemos por esta dignidad y libertad que exigimos para nuestras vidas y por esta humanidad que necesitamos en nuestras sociedades.
Mandan de nuestros cuerpos para explotarnos, y ahora quieren mandar de nuestras mentes, de nuestras voluntades, deseos y acciones para tenernos domesticados y a su completo servicio mientras nos someten con los miedos: miedo a no poder comer, a no poder dormir bajo un techo, a sufrir multas impagables o penas de cárcel, miedo a perder todo nuestro futuro…
Pero… ¿qué futuro nos puede quedar, a manos del Estado y de la burguesía, que no sea el de estar completamente sometidos en cuerpo y mente?
Cuando la libertad se convierte en delito, la rebelión se tiene que convertir en nuestro deber. Hay pueblos que se están levantando en distintos lugares del mundo y se están enfrentando a nuestros asesinos y opresores, a los Estados que nos someten, a los policías que nos torturan y a las burguesías que nos explotan. Es de esta manera como se ha escrito la Historia a lo largo de los siglos: cambiándola. ¿Y nosotras? En estos mismos instantes también estas tierras están reclamando su Historia.
Nuestra historia, nuestra lucha, no pueden sustentarse en manifestaciones ni en recogidas de firmas… no, el Estado ha rechazado ya toda opción de diálogo y ahora nos ha retado a un duelo a vida o muerte. Y en un duelo de estas magnitudes, o LUCHAS, o MUERES. ¿No quieres morir? ¡LUCHA! Porque si no luchas, en este duelo moriréis tú, tus hijos y los hijos de tus hijos, hasta que llegue una generación con el suficiente valor de querer vivir en libertad y dignamente.
La alternativa a la muerte y a la miseria es la lucha. Nuestras vidas no tienen por qué sufrir todo lo que sufren ahora por culpa del Estado y de la burguesía. ¿Quién lo decide? Nadie, absolutamente nadie tiene por qué decidir sobre otra vida ajena. Solamente cada individuo puede decidir actuar y cambiar su vida, solamente tú puedes decidir ser libre. Salgamos a las calles, porque no hay ejército ni policía que pueda reprimir a un Pueblo reclamando su LIBERTAD. Enfrentémonos a nuestro presente para poder tener un FUTURO DIGNO Y HUMANO para que de una vez por todas la historia deje de escribirse con nuestra sangre, pues no nos queda ya ninguna otra alternativa.
Contra la Ley Mordaza, contra todas las injusticias, organicémonos para vencerla y eliminarla, desde los barrios y de abajo hacia arriba. ¿Quieres dignidad? ¿Quieres libertad? Pues tómalas, demuestra que realmente quieres un cambio en tu vida y en la sociedad que te envuelve.
Cubrid de rabia las calles, amad a vuestros semejantes como nunca antes habéis amado y odiad a vuestros enemigos como nunca antes habéis odiado en vuestras vidas, que el grito libertario del Pueblo ahogue al poderoso y dé voz al oprimido en una lucha larga y constante. No podemos construir sin destruir, este es nuestro destino: el de la construcción, sobre las ruinas de esta sociedad asesina, de una nueva Humanidad y un nuevo mundo basados en el respeto, en la solidaridad y en la libertad. Pero en este reto que hemos aceptado y asumido nos faltan nuestras hermanas y hermanos que están en las cárceles, así que… ¡LxS QUEREMOS YA LIBRES!
Ha llegado el momento de escribir nuestra propia historia y de solucionar los problemas desde sus mismas raíces, porque si no se la elimina de raíz, la mala hierba vuelve a crecer y nunca desaparece. Sí, nos quieren presos… pero nosotros os queremos libres. Nos quieren humillados, explotados y sometidos… pero nosotros os queremos felices, radiantes, activos, creativos…
Tú eliges: La vida no tiene por qué ser como nos la quieren imponer. Podemos y debemos decidir, y yo decido escribir mi historia porque no quiero que me la escriban.
¡Por una nueva Humanidad más Libre… Salud y Libertad!
Sé el primero en comentar