El preso, con una condena relativamente corta (2 años), que iba a declarar como principal y único testigo, ya que otros presos testigos de las agresiones de los funcionarios se negaron a declarar (¿Pudo haber coacciones para que no prestasen declaración?), apareció ahorcado en su celda de aislamiento. Todo muy oscuro y que se presta a muchas interpretaciones y más cuando desde instituciones penitenciarias guardan silencio. Los hechos los recoge el diario Última Hora de Menorca.
Carlos Silva, el interno del Centro Penitenciario Menorca que se ahorcó en su celda el sábado y que falleció el pasado viernes tras permanecer varios días en estado de muerte cerebral, iba a declarar ante el juez como testigo de la acusación en un caso de presuntas agresiones de funcionarios de la prisión a otro recluso. El caso se halla en fase de instrucción por parte del juzgado número dos de Maó. Carlos Silva ya prestó declaración ante la Policía Nacional que investiga lo sucedido pero todavía no había hablado ante el juez.
Según fuentes cercanas al caso, el testimonio del preso era crucial para que la denuncia por presuntas agresiones pudiera seguir adelante ya que hasta cuatro reclusos más que pudieron presenciar el posible delito rechazaron finalmente declarar. Silva fue el único que aceptó mantener su declaración en sede judicial. Sin embargo no podrá hacerlo debido a que su intento de suicidio le ha provocado una muerte cerebral, al parecer, por asfixia.
Carlos Silva sigue ingresado en el hospital Mateu Orfila de Maó gracias a la respiración asistida aunque sin actividad neuronal ni posibilidad de recuperarse.
Preguntas abiertas
El intento de suicidio que protagonizó el pasado sábado deja varias preguntas sin contestar, según declaró la familia a principios de esta semana. A ellos les extraña que en una celda de aislamiento, como en la que estaba confinado Carlos Silva, haya una viga o una litera alta que permita un ahorcamiento. Sus hermanos pidieron ver el habitáculo pero desde el centro penitenciario se les impidió, según explican. Desde el entorno del preso también apuntan que no estaría clara la actuación de los funcionarios de la prisión cuando descubrieron el incidente e incluso llegan a dudar de si se le practicó algún tipo de reanimación antes de la llegada de la ambulancia que lo evacuó al hospital.
A pesar de las dudas planteadas públicamente por la familia de Carlos Silva, desde Instituciones Penitenciarias no se va a dar ninguna versión de lo ocurrido. El lunes fue el director del centro isleño, Alfredo Fernández, quien declinó hacer declaraciones al respecto y señaló que cualquier dato lo aportaría el departamento de prensa de la Administración. Este órgano declinó ayer formalmente dar explicaciones sobre el tema a este periódico. Tampoco quiso aclarar otras cuestiones de índole general como el protocolo a seguir cuando a un interno se le aplica el régimen de aislamiento.
Carlos Silva cumplía una pena de dos años por varios delitos. Tiene 26 años y está casado. Aunque nació en Extremadura fijó su residencia en Menorca hace quince años.
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