Rosa Giménez convocó para el martes, 22 de mayo, durante toda la mañana, una concentración en la «Ciudad de la Justicia» de Castellón, para ezigir al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria la excarcelación de su hijo, Francisco Chamorro Giménez, preso en la cárcel de Castellón I, y gravemente enfermo de cáncer de estómago y de VHC. Según la ley penal (artículo 91 CP) y penitenciaria (artículos 104.4 y 196 RP), debería ser clasificado en tercer grado y puesto en libertad condicional por tratarse de un “enfermo muy grave con padecimientos incurables”. Además de eso, Francisco ya ha cumplido las tres cuartas partes de la condena que pesa sobre él, de forma que podría ser puesto en libertad condicional aun sin aplicar los artículos mencionados.
Pero la política, que puede ser calificada de verdaderamente criminal, de la administración carcelera, el ministerio del interior y el gobierno de España, totalmente identificada con el populismo punitvo, consiste en no excarcelar a ningún enfermo mientras no sea seguro que va a morir en los tres meses siguientes. A Francisco ya le habían tramitado el tercer grado “a efectos de condicional” en la cárcel de Madrid VII, donde estaba hasta hace unos meses. Fue trasladado a Castellón, donde la autoridad carcelera y el juez de vigilancia, han decidido devolverle a segundo grado, porque, según ellos, en su caso “no se evidencia una dificultad para delinquir y una escasa peligrosidad” y porque no se encuentra “en un estado terminal”.
Según parece, se trata de que las personas presas enfermas mueran en la calle, para que su fallecimiento no figure en las estadísticas carcelarias. ¿No sería más humano excarcelar a la gente enferma para que reciba en la calle los mismos cuidados que cualquier otro ciudadano, como exige la ley, y que la deficiente sanidad penitenciaria no puede ni quiere prestarles? ¿No sería más humano que pudieran vivir o morir rodeados de su familia en lugar de abandonados en un patio inmundo y maltratados por la máquina carcelaria, como suele suceder?
A la concentración acudieron unas treinta y cinco personas, familiares, amistades y vecindario de Francisco en su mayor parte. Permanecieron ante el edificio de los juzgados durante toda la mañana, repartiendo panfletos como el que se puede ver más arriba, exhibiendo algunas pancartas y carteles e informando a las personas que pasaban con un megáfono. Se mostraron dispuestas a enfrentarse a la inhumanidad de las autoridades con todos los medios a su alcance, dando a conocer la situación, por ejemplo, presentando todos los recursos judiciales posibles, de lo que se está encargando un abogado, y movilizándose como en esta ocasión. No piensan parar hasta que liberen a Francisco Chamorro Giménez, como se debe hacer con cualquier persona presa gravemente enferma, para que pueda ser cuidada dignamente de sus enfermedades, rodeada de su familia.
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