Escrito De Un Preso En Lucha Al Defensor De Nadie Explicándole Las Razones De La Huelga De Hambre Colectiva

La huelga de hambre colectiva de octubre ya ha terminado. Acaba de empezar el período de reflexión sobre ella. Ahora toca sacar conclusiones, ver qué podemos sacar de positivo de esta experiencia, los errores que hay que minimizar y los aciertos que hay que potenciar en próximos intentos. Ya que, en principio, hay una propuesta de hacer una nueva huelga de hambre colectiva en diciembre. Al ser un material tan bueno como otro cualquiera para la reflexión, publicamos otro escrito de Peque explicando la huelga, dirigido esta vez al Defensor de Nadie. Va con una ilustración de Toni Chavero.

Defensor del Pueblo

José Ángel Martins Mendoza, 91 179 40248, actualmente en el Centro Penitenciario de Puerto III (Cádiz), ante usted me dirijo y, como mejor proceda en derecho

DIGO:

Que mediante el presente escrito vengo a interponer QUEJA y a informarle de las últimas anomalías que estamos sufriendo ciertxs presxs por exigir unas mejoras en el sistema carcelario y unos derechos reflejados tanto en la Ley Orgánica General Penitenciaria como en el Reglamento Penitenciario como en la Constitución Española.

ALEGACIONES

Primera.- De primero y antes que nada, recordarle que el pasado 1 de mayo envié otra queja dirigida a usted dese el Centro Penitenciario Castellón II, en Albocàsser, y a día de hoy sigo sin registro de entrada ni decisión de ninguna clase sobre el tema que tanto yo como diferentes internxs le comunicamos desde disitintas cárceles.

Segunda.- Desde el año 2015, varixs internxs, observando el abuso de poder y cansadxs de tanta dispersión, años encerradxs en módulos de aislamiento, mala alimentación y peor asitencia médica, aplicando los artículos 104.4 y 196 RP cuando la persona enferma ya se encuentra en fase terminal y para no engrosar el número de presxs muertxs en prisión, excarcelándola unos días antes de morir, para enmascarar la falta de humanidad en las cárceles. Unos pocxs internxs, que cumplimos nuestras obligaciones, también exigimos nuestros derechos.

Tercera.- Por haber hecho un colectvo que jamás nadie ha usado la violencia en su nombre, sino que todo se hace según corresponde en derecho, se nos ha tratado con más saña y, a partir del 1 de mayo, cuando comenzamos las huelgas de hambre colectivas, a los internos que no estábamos en primer grado de tratamiento, nos aplicaron como forma de represión las siguientes medidas: imposición de las «limitaciones regimentales» del artículo 75.1 del Reglamento Penitenciario; a otros, como fue mi caso, aplicación del artículo 91.2 RP y una dispersión mayor, si cabe; cacheos indiscriminados; intervención de correspondencia; bajada de diez a ocho llamadas telefónicas semanales; y un trato más agresivo, para que a lxs demás internxs no se les ocurra rebelarse contra el buen funcionamiento de II PP.

Cuarta.- Por otra parte, criminalizan a nuestras familias, amigxs, allegdxs o abogadxs, pues no les entra en la caeza que gente trabajadora pueda ayudar sin ningún ánimo de lucro a «presos de extrema peligrosidad», como se nos tacha, pues, como siempre, únicamente miran los delitos por los que estamos presxs sin preguntarse qué nos llevó a cometer esos delitos y basándose en ello trabajar con actividades, cursillos formativos y educativos, trabajos dignos dentro de las prisiones, para que personas que tenemos hijos podamos hacerles un regalo de cumpleaños o en las fiestas navideñas.

Quinta.- El único plan de reinserción para personas de mis características es «hacerles un favor» aplicándoles el artículo 76 del Código Penal y que «solo» podamos pagar un máximo de 25, 30 o 40 años de prisión. Y, por otro lado, que a los presos FIES no se nos permita salir del módulo a ninguna clase de actividad; que no podamos tener trabajos remunerados ni cotizar, por tanto, a la seguridad social; cambios de módulo cada tres meses y de celda todos los meses; y la dispersión total creando el desarraigo absoluto: yo llevo ocho años preso y he estado en ocho prisiones diferentes.

Sexto.- Lxs otrxs presxs a quienes les gustaría reclamar sus derechos no se incorporan al colectivo por miedo a la dispersión, al régimen cerrado y a la intervención de comunicaciones. Es como al que le ofrecen un puesto de trabajo de sesenta horas semanales por 500 euros y al final de la entrevista le dicen «mejor eso que nada». Pues si ese es el estado de bienestar que ofrecen en la calle, imagínese aquí. El temor a represalias hace que prefieran estar en módulos «conflictivos», donde ni pueden estudiar y el único tipo de reinserción es jugar al parchís o al dominó ¿Y a esto le llaman un Estado democrático? Debido a todo ello, el no poder sentirnos realizados como personas, le comunico que el día 1 de octubre se comenzará una huelga de hambre. Si no se escuchan nuestras exigencias de tratos más dignos, seguiremos con más huelgas de hambre, patio, silencio, ropa, ayunos… hasta que se cumplan nuestros derechos, pudiendo llegar a durar las huelgas de hambre una semana, un mes o incluso hasta ser hospitalizados, para que los medios de comunicación se hagan eco de lo que pasa en estas prisiones tan bonitas que ustedes sacan en televisión.

José Ángel Martins Mendoza, miembro de COLAPSO (Colectivo Anarquista de Presos Sociales)

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