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ITALIA: LA LUCHA DE ALFREDO COSPITO CONTRA EL RÉGIMEN DE CASTIGO 41 BIS

Alfredo Cospito es un anarquista italiano que lleva más de diez años preso, primero por dispararle en la pierna a un directivo de la industria nuclear y armamentística y, después, una vez cumplida la condena que le cayó por eso, por poner un petardo en la puerta de una escuela de los carabinieri que no causó víctimas ni lo pretendía. Anteriormente, ya había estado preso por negarse a hacer la mili. Al imprimir este boletín, lleva más de 90 días en huelga de hambre. Probablemente, cuando lo leáis, haya finalizado ya su lucha o esté muerto. Algo bastante probable, a pesar de que durante el ayuno ha estado tomando miel y, aconsejado por una médica amiga que no ha dejado de vigilar su estado, tomando algunos elementos químicos para compensar las carencias que se iban produciendo en su metabolismo y retrasar su deterioro físico. Estas medidas que demuestran su determinación de hacer durar su lucha lo más posible, optimizando el uso de la huelga de hambre como herramienta de presión, poniéndola en juego de forma inteligente, sin desprestigiarla, ya que ha hecho público en todo momento lo que estaba haciendo.

Alfredo no es masoquista ni quiere ser un mártir, lo que quiere es enfrentarse al más duro régimen carcelario previsto por el sistema penal italiano, el régimen regulado en el artículo 41 bis de la ley penal italiana, pensado para aislar de sus compañeros y de la sociedad, primero a los presos anarquistas y subversivos y después también a los mafiosos. En ese régimen de máxima crueldad (“carcere duro”) tan parecido el régimen especial de castigo de aquí y a otros que se aplican en todos los sistemas punitivos del mundo, las personas presas solo pueden tener relación con su abogado y familiares; la correspondencia está censurada y todas las comunicaciones intervenidas, con solo una hora de visita mensual por cristales; una única hora diaria de patio, en grupos de dos o de cuatro; sin actividades de ningún tipo y con censura y restricción de libros y publicaciones de la calle.

Lo que Alfredo quiere es que lo saquen de ese infierno y, mientras lo consigue, denunciar su existencia, poner de manifiesto su extrema crueldad, gritar la necesidad de su abolición, contribuir a su destrucción. Y está dispuesto a llegar hasta el final, y a morir, si no logra imponerse al Estado. Afortunadamente, no está solo. Algunxs otrxs anarquistas presxs le han acompañado en la huelga de hambre: en cárceles italianas, Juan Sorroche y Ana Beniamino, durante 30 y 38 días respectivamente; Ivan Alocco, en una cárcel francesa, hizo lo mismo durante 35 días retomando después la huelga desde el 22 de diciembre hasta ahora mismo; Toby Stone ayuna miércoles y domingos en una cárcel inglesa Jordi Iglesias, preso en primer grado en el Puerto de Santa María ayunó también un día. Muchxs otrxs anarquistas presos en Europa y América han emitido comunicados solidarios. En la calle, desde el inicio del ayuno, el 20 de octubre, se han sucedido las acciones solidarias, legales e ilegales, con diferentes grados de contundencia: manifestaciones, concentraciones, ocupaciones de edificios, interrupciones de actos públicos, atentados con explosivos, fuego y otros medios diversos… en los territorios dominados por los Estados italiano, griego, francés, alemán, español, chileno…

Y no se trata de movidas entre anarquistas que conciernan solamente a unxs cuantxs “presxs políticxs”. Como decía Juan Sorroche, desde la cárcel de Termi: “No estoy de acuerdo con que se vuelva al concepto de preso político, el cual creía superado con mucho por las experiencias de las luchas pasadas; creo que esto genera separación, aislamiento, y que enfatiza una separación entre presx políticx y presx social, la cual esconde en sí un sentimiento de superioridad y menosprecio para las restantes personas presas. Reafirmo el ‘viejo’ concepto por el que somos presxs sociales, todxs. Pero es un hecho el que en muchos lugares del mundo lxs presxs sociales que luchan, lxs subversivxs, lxs revolucionarixs, son objeto de especiales condiciones de encierro, por el hecho de luchar desde dentro de las cárceles.»

El régimen carcelario de máxima crueldad está en todos los sistemas punitivos del mundo y, muy especialmente, en el que sufrimos nosotrxs de forma directa. La lucha de autodefensa contra él, por su neutralización y por su abolición definitiva es necesaria en los talegos españoles como en los de cualquier otro Estado. Para destruir la cárcel, hay que destruir primero la cárcel dentro de la cárcel, para abolir la tortura, es necesario romper todos los instrumentos de tortura. Y el maltrato, la opresión, la violencia en que consiste esencialmente el régimen totalitario de dominación y explotación imperante afecta a todxs lxs desposeídoxs de la tierra. Ese hecho político es lo que hace que todxs lxs presxs sean presxs políticos y que la acción política de autodefensa frente a esa violencia nos concierna a todxs, exigida por nuestra dignidad.

Viva o muera, Alfredo Cospito ya ha logrado poner sobre el tapete, en Italia y en otros territorios, el cuestionamiento de esa violencia y la crueldad e injusticia del aislamiento carcelario extremo, ese instrumento de tortura legal y exterminio que constituye la penúltima vuelta de tuerca de la maquinaria punitiva. Además, ha conseguido hacer sonar en muchas conciencias un aldabonazo imposible de desoír, no sólo en las de sus compañerxs anarquistas, sino en la de toda persona de bien que no estuviera mirando para otro lado y, en primer lugar, en la de todo rebelde social que no quiera renunciar definitivamente a su orgullo. Queremos que Alfredo viva y, en todo caso, que su lucha no haya sido en vano. ¡Que su esfuerzo ponga otra vez en marcha la lucha contra los regímenes carcelarios de castigo especial por aislamiento, y que no pare hasta su desaparición total!

Boletines

INICIAMOS UNA NUEVA ETAPA

Queridxs compañerxs, con la presente edición se reinicia la publicaccíon del boletín Tokata, que no entra dentro de las cárceles desde febrero de 2017. Por entonces, decidimos poner nuestras energías en apoyar otros proyectos que se estaban fraguando y participar en ellos, especialmente en el que unos compañeros presos comenzaron a debatir y llevar a cabo en 2015, y que culminó en la propuesta de lucha colectiva por las catorce reivindicaciones que se ha desarrollado hasta 2021. Todavía está por hacer la correspondiente reflexión colectiva sobre esta experiencia de lucha, con su balance de aciertos y errores, pero creemos que, ahora que se ha cumplido esa etapa, la comunicación dentro-dentro, fuera-dentro, y dentro-fuera continúa siendo útil y necesaria. Por eso nos hemos propuesto reanudar el trabajo del boletín. Es para la gente presa, en primer lugar, para ayudaros a comunicaros entre vosotrxs y con la calle, pero también para lxs familiares y amigxs y para toda persona interesada en hacer desaparecer las cárceles e impedir las injusticias y abusos que se cometen en ellas.

El contenido, que tenemos que ir concretando entre todxs, consistiría principalmente en las aportaciones de la gente presa: denuncias, reflexiones, comunicados, propuestas, expresiones literarias… pero también en las de las familias y amistades u otras que se consideren interesantes. Especialmente, informes sobre reformas de las leyes penales y penitenciarias; procedimientos jurídicos o burocráticos para obtener algún beneficio o luchar por el reconocimiento de algún derecho; reflexiones sobre situaciones que nos afectan, como torturas y malos tratos, régimen especial de castigo, traslados arbitrarios y desarraigantes, abandono médico, no excarcelación de enfermos y ancianos, enfermos mentales presos, discriminación por sexo, raza o posibilidades económicas, trabas educativas, informativas o culturales, explotación laboral, cadenas perpetuas, indefensión jurídica, etc; propuestas concretas para defenderse de ellas; noticias sobre acciones en ese sentido en la calle, en las cárceles de aquí o en las de otros países…

Es necesario que el boletín le llegue a más gente de dentro, porque por ahora ha sido bastante poca la que ha manifestado su deseo de recibirlo. Así que, además de hacerlo rular, os pediríamos que nos mandarais nombres de compañerxs que lo quieran recibir. Pensamos que también se les podría enviar a familiares y amigos de la calle, para lo que también serían necesarios sus nombres y direcciones. Va con depósito legal, para que la autoridad tenga menos excusas a la hora de entregárselo a sus destinatarixs o impedir su circulación en los módulos. Lo cual significa que hay que tener cuidado con lo que se dice, ahorrando insultos y amenazas e intentando que cualquier denuncia que se haga se pueda probar o al menos intentarlo ante un tribunal. Se trata también de dar la batalla legal por la libertad de información dentro de las cárceles, recurriendo ante los jueces cualquier intercepción o confiscación del boletín. Si a alguien se lo retienen, tendría que pedir la resolución motivada al respecto de la dirección de la cárcel.

Para empezar, en este número, proponemos dar un repaso a las catorce reivindicaciones, que ponemos a continuación, para ver hasta qué punto ha cambiado la situación a la que se refiere cada una de ellas: si ha mejorado, si ha empeorado o si se mantiene igual. Esperamos las opiniones de todxs lxs que quieran darlas. Y otro tema importante es el de la reflexión sobre la experiencia de más de cinco años de la propuesta de lucha a la que pertenece esa tabla reivindicativa. No por casualidad, desde luego, este último tema empieza a tratarlo en este boletín el compañero Peque y el primero el compañero Chino, en lo que esperamos no sea más que un principio para el diálogo y la reflexión colectiva sobre ello. Luego, hay una carta de otro compañero sobre las dificultades que se experimentan cuando uno sale a la calle después de pagar muchos años. Enseguida, el relato de su familia sobre lo que le sucedió a Paco Belmonte Ferrer, muerto en la cárcel de Palma de Mallorca el 2 de agosto pasado y algunas noticias sobre los últimos intentos de organizarse para obtener justicia y que no vuelva a pasarle a nadie lo mismo por parte de algunas familias de personas fallecidas recientemente en prisión. Al final, el planteamiento inicial por parte de un compañero médico de una propuesta de autogestión de la salud para hacer frente a la catástrofe médico-sanitaria provocada en las cárceles por la desidia criminal del Estado. Para ver o descargar el boletín completo, picar en la imágen.

Las catorce reivindicaciones

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Este texto recupera la experiencia, vivida en primera persona, de la revuelta en la cárcel de Las Flores en la ciudad de Santa Fe que, al igual que otras en el contexto de la pandemia por el Covid-19, estalló. Este libro publica el testimonio que Víctor Payes escribió desde el encierro a partir de los acontecimientos de marzo de 2020, cuando ocurrió una revuelta en la Unidad Penal N° 2, conocida como Cárcel de «Las Flores», en la ciudad de Santa Fe, Argentina. La crónica narra la revuelta propiamente dicha y luego, a modo de diario, las consecuencias, pensamientos y vivencias en los días y meses posteriores.

Las revueltas ocurridas respondieron a la combinación del aislamiento preventivo y obligatorio de toda la población argentina, con las condiciones insalubres e inhumanas de la institución penitenciaria, generando pánico, desesperación y hartazgo entre la población encarcelada.

Para acceder al texto completo:

«Frente a mis ojos. Crónica de una revuelta en la cárcel de Las Flores»

 

 

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