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«Juan Ruiz López lleva preso demasiados años, casi veinte desde su última entrada, que tampoco ha sido la primera. La mayor parte de ese tiempo lo ha pasado en primer grado o en régimen especial de castigo, lo que se llama DERT en Cataluña. Por reivindicar y exigir sus derechos, pero también porque, padeciendo un trastorno mental muy grave, es totalmente incapaz de adaptarse a la absurda vida carcelaria. Así que no ha dejado de sufrir castigos, encierro, aislamiento, ataduras, palizas y torturas, lo que la institución carcelera tiene reservado para gente como él en lugar de los cuidados que la sociedad debería ofrecer a un enfermo de esas características. Como esos cuidados son imposibles en unas cárceles donde no hay psiquiatría en absoluto y ni siquiera apenas sanidad, medicina o servicio de salud alguno, lo que debería ser tratado como síntoma patológico se convierte en infracción y conduce a un régimen de castigo tan destructivo que vuelve locos hasta a los más cuerdos. Y es que para eso sirve la cárcel, para arrinconar, condicionar brutalmente y destruir más o menos rápidamente a los inadaptados, mientras vive de su sufrimiento y miseria una legión de parásitos.»

Eso decíamos hace un para de meses cuando publicamos otro vídeo de Juan que nos había llegado. Lo repetimos porque nada ha cambiado y Juan vuelve a pedir socorro. ¡Juan no debe estar en la cárcel! ¡No le dejemos solo! ¡Juan Ruiz a la calle!

Aquí se le puede escribir a él:

Juan Ruiz López
Centro Penitenciario Mas d’Enric
Travessia Comella Moro 15
43764 El Catllar, Tarragona

Y aquí debajo teléfonos para llamar a las instituciones responsables interesándose por Juan:

Departamento de Justicia de la Generalitat: 93 857 40 00
Cárcel de Mas d’ Enric: 977 59 20 70

Salud mental Cárcel=Tortura

Juan Ruiz López lleva preso demasiados años, casi veinte desde su última entrada, que tampoco ha sido la primera. La mayor parte de ese tiempo lo ha pasado en primer grado o en régimen especial de castigo, lo que se llama DERT en Cataluña. Por reivindicar y exigir sus derechos, pero también porque, padeciendo un trastorno mental muy grave, es totalmente incapaz de adaptarse a la absurda vida carcelaria. Así que no ha dejado de sufrir castigos, encierro, aislamiento, ataduras, palizas y torturas, lo que la institución carcelera tiene reservado para gente como él en lugar de los cuidados que la sociedad debería ofrecer a un enfermo de esas características.

Como esos cuidados son imposibles en unas cárceles donde no hay psiquiatría en absoluto y ni siquiera apenas sanidad, medicina o servicio de salud alguno, lo que debería ser tratado como síntoma patológico se convierte en infracción y conduce a un régimen de castigo tan destructivo que vuelve locos hasta a los más cuerdos. Y es que para eso sirve la cárcel, para arrinconar, condicionar brutalmente y destruir más o menos rápidamente a los inadaptados, mientras vive de su sufrimiento y miseria una legión de parásitos.

Juan nos ha hecho llegar un vídeo explicando que no le dan el tratamiento farmacológico que tiene prescrito, que no le proporcionan tampoco ningún otro tipo de tratamiento médico ni terapéutico, que ni siquiera le dejan ver a su madre anciana. Dice que tiene «las ganas de quitarse la vida». Juan debería ser excarcelado, debería haberlo sido hace mucho tiempo, porque dentro no puede dejar de recorrer una y otra vez el mismo círculo vicioso, buscarse más condenas, morir poco a poco o de una vez para siempre, por su propia mano o a las de los carceleros.

¡No le dejemos solo!

Aquí se le puede escribir a él:

Juan Ruiz López
Centro Penitenciario Mas d’Enric
Travessia Comella Moro 15
43764 El Catllar, Tarragona

Y aquí debajo teléfonos para llamar a las instituciones responsables interesándose por Juan:

Departamento de Justicia de la Generalitat: 93 857 40 00
Cárcel de Mas d’ Enric: 977 59 20 70

Noticias sobre Juan Ruiz en Tokata

Salud mental Cárcel=Tortura

La cárcel de Brieva (Ávila) no es famosa solamente como lugar de encierro privilegiado de corruptos de alto copete, sino como cárcel de castigo para mujeres, pues es donde van a parar la mayor parte de las presas clasificadas en régimen cerrado o en régimen especial, y también por la violencia habitual y por los supuestos suicidios y muertes en extrañas circunstancias que se dan allí. Como la de Sannah Cadiri, que murió allí en octubre, poco después de que algunas compañeras suyas vieran como era maltratada por los guardias, sin que ninguna autoridad o medio de comunicación se haya interesado lo más mínimo por aclarar lo que pasó, poniendo quizás en cuestión la versión oficial de que se autolesionó y se ahorcó ella misma.

Según nos ha contado gente allegada a algunas de las personas presas en esa horrible cárcel, esa violencia contra las presas ha subido de grado desde que llegaron tres carceleros, trasladados desde la prisión de Estremera (Madrid VII), de tal forma que en las últimas dos semanas tres presas han recibido palizas a manos, precisamente, de esos boqueras recién llegados. Hace muy poco que se han ensañado con la última, por llamar a través del interfono de la celda para que le encendieran la luz. En lugar de encendérsela, se presentaron los carceleros torturadores de marras en su celda y le dieron una manta de hostias.

A continuación, los números de teléfono o fax y los correos electrónicos de las instituciones a quienes corresponde la denuncia e investigación de los hechos para exigirles que se pongan en marcha:

Centro penitenciario. Teléfono: 920259022-23. Fax: 920 25 90 34  E mail: Sgpma.Avila@dgip.mir.es

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria Nº 1 Castilla-León. Teléfono: 987296681. Fax: 987895176

Juzgado de guardia. FAX: 920359005. E mail: mixto3avila@justicia.es

Fiscalía Provincial de Ávila. FAX: 920359012. E mail: fiscalia.avila@fiscal.es

Cárcel=Tortura Mujeres presas

La cárcel de Brieva (Ávila), conocida por haber sido el lugar de encierro privilegiado de Ignacio Urdangarín y José Luis Roldán, es una cárcel para mujeres especializada en régimen cerrado, ya que en ella se encuentran una gran parte de las mujeres presas penadas clasificadas en primer grado. También es famosa por la dureza con que se trata a las presas y por el elevado número de supuestos suicidios y muertes en extrañas circunstancias que se han producido en ella.

Hemos tenido noticia de que ayer, 10 de octubre de 1023, murió allí una de las personas reclusas, Sannah Cadiri. Algunas compañeras suyas informaron de que había sido trasladada de módulo, «del azul al amarillo»,  después de algún incidente. En Brieva, los módulos se designan por colores; el azul sería el de vida normal y el amarillo el de aislamiento. Algunas compañeras vieron como los carceleros la llevaban por los pasillos  y como le pegaban. Después, un carcelero les dijo que la habían matado de una paliza y, finalmente, la dirección de la cárcel dijo que había aparecido ahorcada y que ella misma se había autolesionado mientras la llevaban a aislamiento. Las presas del módulo azul hicieron un plante en el patio hasta las once y media de la noche protestando y reclamando ser informadas de lo que había pasado. No ha salido ninguna noticia de nada de ello en ningún medio de comunicación.

A continuación, los números de teléfono o fax y los correos electrónicos de las instituciones a quienes corresponde la denuncia e investigación de los hechos para exigirles que se pongan en marcha e informen de lo sucedido:

Centro penitenciario. Teléfono: 920259023. Correo electrónico: Sgpma.Avila@dgip.mir.es
 
Juzgado de guardia. FAX: 920359005. Correo electrónico: mixto3avila@justicia.es 
 
Fiscalía Provincial de Ávila. FAX: 920359012. Correo electrónico: fiscalia.avila@fiscal.es

La cárcel mata Cárcel=Tortura

David Jehová Hiruela Moreno, de 22 años, estaba preso en un departamento de castigo especial por aislamiento de la cárcel de Picassent, uno de esos lugares donde reina la violencia brutal y la impunidad en su ejercicio de los carceleros. El 14 de julio, su madre recibió una llamada de la cárcel. Le dijeron que su hijo se había ahorcado. Pero, cuando los familiares pudieron ver el cadáver, descubrieron que, entre otras evidencias, tenía la nariz rota, uno de los ojos hinchado y contusionado y los dientes cosidos como si hubiera sido sometido recientemente a una operación de reconstrucción. En consecuencia, la familia está convencida de que David ha sido torturado y después ahorcado por los mismos carceleros que supuestamente lo custodiaban. Han iniciado ya las acciones legales para denunciar los hechos, pero quieren darlos a conocer también públicamente. Por eso han convocado una primera concentración-manifestación frente a la macro-cárcel de Picassent (Valencia). Su intención es continuar luchando hasta asegurarse de que el asesinato de su muchacho no queda impune. También piensan en el resto de personas presas, de las que mueren anualmente alrededor de doscientas, muchas de ellas en circunstancias muy sospechosas, imposibles de aclarar por la resistencia a investigarlas de las autoridades a quienes correspondería legalmente hacerlo. Esperan la asistencia de familiares y amistades, tanto de David como del resto de la gente presa, y de personas solidarias y enemigas del poder punitivo del Estado.

¡CONTRA LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL! ¡CONTRA LA IMPUNIDAD! ¡BASTA DE TORTURAS Y ASESINATOS EN PRISIÓN!

 

La cárcel mata Cárcel=Tortura Familias Frente a la Crueldad Carcelaria

CRITERIO DE LEY

Nosotros, la población reclusa, obtenemos los escasos beneficios penitenciarios dependiendo de los criterios objetivos y subjetivos de los equipos de tratamiento de los centros penitenciarios. En España hay un alto porcentaje de internos que cumplimos todos los requisitos objetivos para obtener “beneficios penitenciarios”, desde un trabajo pasando por un permiso ordinario hasta la libertad condicional. No entiendo el porqué, esta gran mayoría cumple sus condenas íntegras o, en el mejor de los casos, solo cuando nos quedan unos pocos meses para acabar de cumplir, nos dan un par de permisos; literalmente, una propina, para que salgamos en libertad con una sonrisa.

La pregunta que nos hacemos muchos internos es ¿para qué sirve el reglamento penitenciario? Pues no hace falta ser muy inteligente para deducir que, por muchos artículos de dicho reglamento que beneficien al reo, el mismo equipo de tratamiento nos los echa para atrás, cuando el mismo reglamento dice que cualquier beneficio penitenciario depende del criterio del mismo equipo. Pero lo peor de todo es que dependemos de unas personas que apenas conocemos y que, por supuesto, apenas vemos, pues sólo nos atienden en una entrevista personal una vez cada seis meses, cuando nos van a revisar el grado y siempre para hacernos las mismas preguntas. Pero la pregunta que nos hacemos nosotros es cómo podemos confiar los internos en una equipo de tratamiento que no tiene ningún tipo de empatía ni apenas trato con nosotros: te llaman una vez cada seis meses, te hacen cuatro preguntas y hasta dentro de otros seis meses. Y, cuando te niegan el permiso a pesar de que cumples todos los requisitos objetivos que requiere el reglamento penitenciario, te argumentan simplemente que no estás preparado para tener una vida en semilibertad por motivos subjetivos. Y como para la mayoría de los jueces de vigilancia penitenciaria pesa más el criterio que el reglamento, pues a cumplir la condena íntegra. Mientras no haya un beneficio que sea decretado por ley, mientras no se obligue a los centros por algún artículo y se derogue el criterio de los equipos, seguiremos en al misma situación.

La excarcelación por enfermedad es otro de los derechos que tenemos los reos que en la mayoría de los casos, más de un 90%, no se cumplen. Un pensamiento de los equipos de tratamiento de los centros penitenciarios es otorgar este beneficio justo cuando a las personas afectadas les quedan pocos días para morirse, siempre saliendo del centro penitecianciario al hospital. Sin dar la mínima opción a que puedan morir en un entorno familiar, en sus propios hogares. Según este pensamiento, la persona gravemente enferma, en lugar de aprovechar para bien esta medida que está en el reglamento penitenciario, la utilizará para delinquir. Esta es la retorcida manera de pensar de un grupo de “profesionales” que se olvidaron su corazón en la entrada de los centros penitenciarios y aún no se han dado cuenta de que entran a trabajar sin él. Pero lo peor de todo, para mí al menos, lo más grave es que estas actuaciones son avaladas tanto por los jueces como por los gobiernos.

AISLAMIENTO

Creo que la finalidad de que un interno acceda a este lugar es para separarte de tus compañeros, cuando demuestras una agresividad que pone en riesgo su integridad. Al menos debería de ser así, y en muchos de los casos no tengo ninguna duda de que es correcto. El problema es el trato que nos dan los carceleros en este departamento. Digo el trato, aunque sería mejor decir el poco o ningún trato, porque, una vez que acabas en el módulo de aislamiento, eres totalmente olvidado por ellos.

Yo, personalmente, han sido muchas las veces que he acabado en este lugar y casi siempre solo me abrían la puerta para darme la comida o la medicación. El timbre para llamar a los carceleros era mejor no pulsarlo, pues, si lo hacías, venían con las porras para recordarte con ellas en la mano que no debías hacerlo. El ninguneo, los malos tratos, vejaciones, insultos y un etcétera inacabable de detalles que podría enumerar sobre cómo se nos trata en este departamento. Y el problema no es sólo esto, sino que los médicos hacen oídos sordos sobre esta cuestión. Estamos totalmente olvidados y, cuando denunciamos sobre estos asuntos, fácilmente nos desacreditan. Es muy fácil desacreditar a un reo ante un juzgado, incluso ante la prensa. Somos delincuentes, estamos acostumbrados a mentir en cualquier situación, a no respetar a nuestros semejantes, por eso digo que a la hora que los carceleros quieran airearse de estas denuncias, con decir cualquier barbaridad sobre nosotros lo tienen todo ganado.

Incluso en los juzgados, esta clase de denuncias no les interesan, pues es lo que han demostrado a lo largo de mis condenas. A mí, en lo personal, me han dado tales palizas que me han dejado el cuerpo marcado con hematomas. Cuando he denunciado rápidamente, el juzgado instrucción ha tardado varios meses en enviar un forense para reconocerme. Claro, una vez transcurrido ese tiempo, ya no queda ninguna huella de la paliza. Es todo un engaño sobre el papel. Lo que quiero decir con esto es que, una vez que ingresamos en los módulos de aislamiento, estamos totalmente anulados y a merced de los carceleros, actuando ellos a su antojo sobre nosotros.

No hablo más sobre esto, porque me pongo enfermo, y con esto acabo, que con estos y otros hechos, un interno, con el paso del tiempo, durante la condena, va acumulando mucho odio, hasta el punto de que cuando llegue el día de salir somos una bomba en la calle.

MALOS TRATOS

Por desgracia, en estas casas he sufrido muchos abusos y palizas por parte de los funcionarios. Siempre venían en manada, como lobos hambrientos.Y lo cierto es que sobre esto me cuesta decir algo, pues, si no tienes un buen abogado que le untes bien de dinero poco puedes hacer. No sé las denuncias por malos tratos que he cursado y, a pesar de que en la mayoría de ellos me han dejado la cara y el tórax como un cromo de los hematomas, venía el médico forense a verme a los tres meses aproximadamente de darme la paliza, cuando, os lo podéis imaginar, todos los hematomas habían desaparcido. Y, como no tengo pruebas materiales, imágenes, testimonios o partes de lesiones y, como ellos tienen presunción de veracidad, mi palabra no vale una mierda. Lo dicho, a no ser que tengas un buen abogado que le untes bien de dinero, para exigirle al juez, entre otras cosas, que se presente el médico forense en el día, poco puedes hacer.

Sé que es jodido decir esto, pero es la realidad y, como he dicho antes, a la sociedad estos asuntos le importan una mierda. Ojalá hubiera jueces o subdirectores de seguridad competentes que supieran y quisieran frenar estas acciones, ojalá desaparecieran de las cárceles estos abusos violentos, pues, si fuera así, estoy completamente seguro de que nosotros, la mayor parte de los presos, al salir, lo haríamos sin ese odio que ilumina nuestros ojos.

CONFORMISMO

Esto debe de cambiar. Eso sí, lo que no entiendo es cómo nosotros estamos sufriendo estas situaciones y no nos hemos rebelado ¿O es que hemos aprendido a ser conformistas? Veo como los internos nos callamos sobre todo esto, lo pasamos en silencio, como si ya nos hubiéramos resignado. Como ya he dicho antes, todo esto debe cambiar, porque la reflexión que yo hago es: ¿para qué portarnos bien en la prisión, si el resultado va a ser el mismo? Es complicado explicar una reflexión sobre el conformismo. Quizá la mejor forma sea comparar generaciones diferentes. Desde los años ochenta hasta el día de hoy, el perfil de los presos en las cárceles españolas ha experimentado un cambio notable, acentuándose en los tiempos actuales la pasividad ante cualquier situación. Viendo a diario sin reaccionar siquiera injusticias que repercuten sobre nosotros: malos tratos, abusos de autoridad, engaños, chantajes, etc, etc. Hay que decir que siempre hay alguno que se rebela ante estos hechos. Por supuesto, aún quedan internos despiertos que les queda algo de orgullo, aunque son pocos y van quedando menos a medida que pasa el tiempo. Cuando la dirección de un centro observa en un interno este tipo de perfil, rápidamente lo traslada de prisión o toma medidas similares, más que otra cosa, para que no se agite el rebaño.

Quiero remontarme en principio a los años ochenta, pues en esta época conocí las prisiones por primera vez y es una buena forma de tomar referencias. En aquellos tiempos, nosotros los internos estábamos mucho más unidos. Ante cualquier situación agresiva por parte de los profesionales del centro, los presos reaccionábamos en grupo, sin dejar que cometieran ningún tipo de abuso con ninguno de nosotros. Son muchos los casos que puedo enumerar. Por ejemplo, cuando venía la comida en mal estado o mal elaborada; o cuando se querían llevar a alguien para aislamiento sin motivo justificado, y un largo etcétera. Cuando ocurría este tipo de situaciones, nosotros nos uníamos y nos rebelábamos ante ellas. Ellos, me refiero a los carceleros, lo llamaban motín, nosotros lo llamábamos que nos pisaban nuestros derechos. Lo cierto es que en aquella época los patios de las cárceles eran más agitados, incluso había más violencia entre nosotros, también había más droga, más pinchos… Todo este tipo de situaciones es cierto que eran más negativas, pero no nos dejábamos pisar por los carceleros ni chantajear por los equipos técnicos. A pesar de tantas diferencias que teníamos los presos, a la hora de estar unidos, lo estábamos, éramos un colectivo.

Estoy seguro de que con estos hechos, la dirección de los centros penitenciarios estudiaron la manera de separar individualmente a los internos para deshacer el colectivo y frenar este tipo de comportamientos, y no les resultó muy difícil. Primero empezaron a chantajear con la metadona, retirando las tomas a aquellos internos que enseñaban los dientes y, en algunos casos, a internos que los llevaban a aislamiento, no se la daban hasta el día siguiente. Los internos, por no pasar este tipo de abstinencia o, vulgarmente, “mono” empezaron a tener un poco más de cuidado con sus palabras y con sus hechos, pues los internos que tomábamos metadona no nos podíamos permitir el lujo de estar cuarenta y ocho horas sin la toma.

Después, llegaron los módulos terapeúticos y de respeto, que fueron un verdadero éxito para los directores de los centros penitenciarios, y una herramienta que para los equipos técnicos funciona muy bien, pues es donde han sabido, por fin, individualizar a los internos con una rotundidad asombrosa, hasta el punto en que somos chantajeados sin ni siquiera darnos cuenta. Nos prometen, si vamos a estos módulos, que vamos a tener una mejor convivencia y que se nos darán todos los beneficios penitenciarios, desde un primer permiso hasta la libertad condicional, pero para conseguir estos logros debemos de cumplir con una serie de actividades y terapias para cumplimentar nuestro tratamiento individualizado. En un principio, así fue. Es más, íbamos a estos módulos internos con problemas de drogas, ya curtidos en prisiones, con largas permanencias. Pero esto sólo sucedió durante un tiempo. Poco a poco, fueron recortando permisos a los internos y ya ingresaban a estos módulos internos de otras características y, sobre todo, internos que ingresaban en prisión por primera vez y a este tipo de internos, a los primerizos, se les puede manipular muy bien.

A día de hoy, estos módulos parecen compañías militares, con una disciplina por la que la gente se inclina a lo que quiera la dirección de los centros, pero sin obtener los beneficios penitenciarios que fueron prometidos al principio. Hasta no llevar casi toda la condena cumplida no te dejan salir de permiso. Es cierto que el perfil de internos que entran ahora en estos módulos suele ser el de internos que entran en prisión por primera vez, y los que no son nuevos, llevan un tiempo considerable con buen comportamiento. A los primerizos se les manipula muy bien, pues sólo conocen las prisiones por lo que les han contado en la calle o han oído o visto en los medios de comunicación. Y el resto de los internos que ingresan en este tipo de módulos también es muy fácil de manipular y engañar, pues a estos les prometen beneficios que nunca llegan.

Es como si todos nosotros nos pusiéramos una venda en los ojos para no ver nada, dejando que nos guíen a su propio capricho y hagan con nosotros simplemente NADA, dejando que cumplamos nuestras condenas sin ningún tipo de beneficio penitenciario y, si ofrecen a algún interno algún permiso de salida, lo hacen cuando su condena está casi cumplida, lo justo para salir, como máximo, un par de permisos. Y, mientras tanto, nos tienen dentro de los módulos de respeto, limpiando, haciendo terapias y cursos que no sirven para nada pero sí están subvencionados por el estado, que realmente es de lo que se trata, un negocio y un transcurso del tiempo. Algún interno de los módulos de respeto se da cuenta de lo que se trata o, simplemente se cansa de recibir notificaciones de los permisos denegados, y se rebela. Pues, simplemente, el equipo técnico le da de baja del módulo de respeto y lo traslada a un módulo convencional, para que no caliente a sus compañeros. Así funcionan en los módulos de respeto.

Engañados, chantajeados y traicionados por las direcciones de los centros penitenciarios que deberían ser las primeras en dar ejemplo de moralidad. Claro, luego salimos en libertad con la condena cumplida íntegramente, con unas formas de agresividad que es cuestión de tiempo que volvamos a entrar en prisión. Y a todo esto el estado lo llama reinserción. Yo, personalmente, lo llamo laberinto.

NO PERMITAMOS QUE NOS DIVIDAN PARA NO SER VENCIDOS

Con el paso de los años, he visto como los internos de los centros penitenciarios se han ido dividiendo, hasta el punto de que hoy en día una gran mayoría de la población reclusa están totalmente anulados. El detonante de esta actitud de la mayoría de los reos es sin duda la manipulación hacia nosotros de aquellos que dirigen las prisiones. Los engaños, las falsas promesas, sobre todo, nos hacen creer en unas metas que cuanto más cerca pensemos que nos encontramos de finalizar nuestras condenas más lejos estamos.

Nos hemos acostumbrado a adaptarnos a cualquier situación, incluso sabiendo que se están cometiendo abusos de autoridad, actuamos como si no ocurriese nada, sin luchar o, mejor dicho, sin reclamar, resignados a que esta situación sea el pan de cada día. Actuamos de esta manera por miedo, pero no por miedo físico, sino por miedo a lo que pasará mañana. Si actuamos de forma contraria a esta reflexión y, sobre todo, de forma valiente, pensamos que vamos a perder algún beneficio penitenciario que, por supuesto, nunca llega. Y digo esto porque el miedo es una de las armas que usan los profesionales de los centros penitenciarios para tenernos distanciados entre nosotros, pero, sobre todo, totalmente anulados.

Aunque aún a día de hoy nos encontramos internos que no doblan la rodilla ante ninguna situación y, en vez de tener compañeros que les apoyen, compañeros que abran los ojos, que activen todos los sentidos para darse cuenta de que, si no estamos totalmente unidos, seguirán haciendo con nosotros lo que ellos quieran. Mientras muchos de nosotros no estemos con esta actitud, los que no doblan la rodilla serán aislados o trasladados de prisión en prisión, sin dejar que se acomoden en ningún centro. Y, por supuesto, a estos se les anula con mayor facilidad, por el método del aislamiento.

Hay otras herramientas para conseguir de nosotros esta finalidad. Hemos hablado del miedo, pero también existe la medicación que también funciona de forma excelente para tenernos totalmente divididos y, por supuesto, anulados. Con la toma de tanta medicación, a veces demasiada para una sola persona, anulamos nuestros deseos de mirar hacia mañana, enfocando el día en conseguir más medicación u otro tipo de droga. De esta forma no nos damos cuenta de la situación en que nos encontramos. Incluso me atrevería a decir que para el equipos técnico es mucho más fácil tratar con los internos bajo los efectos del colocón, hablando vulgarmente. Sí, bajo los efectos del colocón. Lo cierto es que es una verdadera pena hablar así, pero es la realidad.

He hablado del miedo, del aislamiento, de la violencia, de la medicación y de los módulos de respeto. Son herramientas para tenernos divididos, aunque, por supuesto, a un preso se le puede divididr y anular de muchas maneras. Debemos abrir los ojos o quitarnos esa venda y ver las cosas con claridad, pero, sobre todo, dejar de pensar solamente en nosotros mismos para fortalecer la unión, pues la unión, siempre PACÍFICA, es la mejor arma que podemos tener los presos de todo el país, pues mientras no estemos unidos seguirán haciendo con nosotros todo aquello que el equipo técnico considere oportuno, es decir, NADA.

Jorge Alfonso Vázquez Campillo, Chino

Boletín Tokata Noviembre 2022

El Boletín Tokata Vuelve A Las Andadas

La Lucha Puede Y Debe Continúar

 

Cárcel=Tortura Cadena perpetua Debate sobre objetivos y medios de lucha Desde dentro Módulos de vergüenza

Si se hubiera cumplido la ley, ni siquiera tendría que haber entrado, pero le han tenido cuarenta y ocho días sin cuidados ni tratamiento, tirado en un patio, abandonado a su dolor, sin paliativos, sin alimentación adecuada, teniéndose que cambiar él mismo la bolsa de evacuación, sufriendo malos tratos y abusos.

Mientras las autoridades «competentes», carceleras, judiciales, gubernativas, en lugar de acelerar su excarcelación, urgente por su gravísimo estado y obligatoria según la ley, preocupados por su peligrosidad ─la de alguien a quien los médicos consideran un enfermo terminal y que no ha cometido nunca ningún delito violento─, en lugar de preocuparse por su dignidad y por sus derechos humanos, retrasaban su liberación todo lo que podían, aplicando unos mecanismos legales totalmente contradictorios con el humanitarismo ideológico de las leyes, pergeñados para neutralizar los aspectos garantistas de las mismas y potenciar los destructivos, al socaire del populismo punitivo y de la fascistización de los procedimientos de dominio pareja con el desarrollo capitalista desbocado.

«Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes». O esto es lo que dice el artículo 15 de la constitución española de 1978, todavía supuestamente en vigor. Tampoco es que nos tomemos muy en serio esa «magna ley», democratizadora del régimen franquista, y menos ese artículo por el que también queda abolida la pena de muerte, aunque no del todo, ya que permite a los militares aplicarla en tiempo de guerra. Y eso es lo que pasa con toda la palabrería constitucional y legal, que es difícil poner en claro si está hecha en nuestro favor o contra nosotrxs.

Y, aunque analizando su desarrollo legal, así como la actividad interpretativa correspondiente de la autoridad jucial y la práctica ejecutiva que van de la mano, cada vez nos convencemos más ─¡qué remedio!─ de que está hecha contra nosotrxs, cuando la dureza de la vida bajo el dominio del Capital nos agobia y no parece quedar otro recurso, a todxs se nos ocurre invocar esos derechos “concedidos” por el Estado. Sobre todo, cuando lo que te acorrala es el sistema punitivo y no puede menos que venirte la idea de que, si te castigan por desobedecer la ley, quienes deciden o ejecutan el castigo no pueden, en buena lógica, desobedecer esa misma ley que se supone están defendiendo.

Pero veamos cómo desarrolla el código penal ese principio que, al mismo tiempo que conserva la pena de muerte, prohíbe los tratos crueles, inhumanos y degradantes, para el caso de «enfermos muy graves con padecimientos incurables» que se encuentren en manos del Estado condenados a pena de cárcel, ya que la ley orgánica penitenciaria no dice nada al respecto, olvidando en una situación tan sensible la supuesta humanidad exigida por ella misma, en cumplimiento de la ley suprema.

El artículo 91 del código punitivo dicta que, en un caso así, los penados muy gravemente enfermos con padecimientos incurables, sin necesidad de haber cumplido una porción determinada de ella, “podrán obtener la suspensión de la ejecución del resto de la pena y la concesión de la libertad condicional”. Y que , entonces, la administración penitenciaria «elevará el expediente de libertad condicional, con la urgencia que el caso requiera, al juez de vigilancia penitenciaria». Pero, atención a la claúsula de seguridad, porque, igual que unx tiene derecho a la vida salvo que el Estado decida, según su lógica violenta, que no lo tiene, también nos es «concedido» el derecho a ser tratados humana y dignamente, a no ser que la autoridad judicial decida, basándose en informes policiales y carcelarios, que unx no se encuentra suficientemente destrozadx para que su capacidad para delinquir y su peligrosidad hayan quedado considerablente mermadas.

Y el artículo 91 CP continúa: «Si el peligro para la vida del interno, a causa de su enfermedad o de su avanzada edad, fuera patente, por estar así acreditado por el dictamen del médico forense y de los servicios médicos del establecimiento penitenciario, el juez o tribunal podrá, sin necesidad de que se acredite el cumplimiento de ningún otro requisito y valorada la falta de peligrosidad relevante del penado, acordar la suspensión de la ejecución del resto de la pena y concederle la libertad condicional sin más trámite que requerir al centro penitenciario el informe de pronóstico final al objeto de poder hacer la valoración a que se refiere el apartado anterior». Reiterando, para que nadie lo olvide, el conjuro asegurador.

No requiere muchos comentarios esta lógica de la dignidad humana supeditada, incluso en los casos más extremos, al rígido formalismo de la violencia llamada «legítima» y del sometimiento frente a ella. El sentido común ya comprende que toda esa palabrería y los «razonamientos» compuestos a su sombra serían absurdos o grotescos, si no se revelaran al primer vistazo como lo que son, el producto de la petulancia prepotente de un poder arbitrario y abusivo.

Y en manos de esa prepotencia que cumple siempre sus amenazas y rara vez sus promesas de autolimitación «humanitaria» ha estado Alberto Romero Varela esos cuarenta y ocho días, preso en la horrible cárcel de Teixeiro, donde reinan la arbitariedad y el abuso. El último día en total ilegalidad, porque la dirección de la cárcel, cuya inhumana negligencia ha retrasado innecesariamente todos y cada uno de los trámites necesarios para su excarcelación, decidió retenerle por una estúpida duda en la interpretación del auto judicial, haciendo volver a casa a su compañera que ya estaba esperándole en la puerta, después de un largo viaje, para volverla a llamar al día siguiente, notificándole que tenía que viajar de nuevo para recoger a Alberto.

¡Abajo las cárceles! ¡Muerte al Capital y al Estado! ¡Ahí dentro queda mucha gente sufriendo la degradación, el abandono, la inhumanidad y la crueldad de la máquina punitiva española! Nuestra única fuerza es la solidaridad. Las redes de la misma son demasiado débiles, como comprobamos cada vez que tenemos que movernos y vemos que apenas llegan para hacer un poco de compañía a las víctimas en su sufrimiento y ansiedad, ejerciendo muy poca presión efectiva para obligar al estado a aflojar su presa sobre ellas. ¡Es necesario fortalecer esas redes! Y no hablamos de las «redes sociales» o de la «sociedad civil»: ¡Sólo el pueblo salva al pueblo! ¡Solidaridad, apoyo mutuo, acción directa, de eso estamos hablando! ¿Es que se han quedado para siempre en meros fetiches ideológicos?

Cárcel=Tortura La cárcel mata Sociedad-cárcel

El Tribunal Constitucional (TC) ha concedido el amparo a un preso que denunció haber sufrido torturas y malos tratos por parte de funcionarios de prisiones, por considerar que la investigación judicial no fue suficiente ni exhaustiva. La Sala Segunda ha dictado una sentencia en la que anula las resoluciones del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 3 de Arganda del Rey y de la Audiencia de Madrid, de manera que ordena retomar la investigación de la denuncia tras reconocer el derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión, en relación con su derecho a no ser sometido a torturas ni a tratos inhumanos.

El hombre, que cumplía condena en la prisión madrileña de Estremera, presentó una denuncia ante el juzgado de guardia por torturas y malos tratos que decía haber sufrido el 16 de mayo de 2018 por parte de tres funcionarios. El director del centro penitenciario remitió un informe al juez en el que ponía de manifiesto que aquel día el interno protagonizó un incidente violento en el módulo de régimen cerrado con amenazas a los funcionarios, intento de agresión a los mismos e intentos de autolesión, lo que motivó la intervención de los funcionarios para evitar que se autolesionara. Por ello, se aplicó “aislamiento provisional con la necesidad de utilizar la sujeción mecánica de duración prolongada con correas homologadas, debido a la agresividad que presentaba”, una actuación que se comunicó al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria junto al parte médico, que dice que no se aprecian lesiones. Pero en su declaración, el hombre apuntó a los que los malos tratos fueron por parte de tres funcionarios, “que le golpearon porque el día anterior se había declarado en huelga de hambre y al día siguiente le negaron la salida al patio (…) le pusieron los grilletes antes de salir de la celda” y que uno de ellos “le pega en la cara con la mano abierta y le tiró al suelo”. Tras ello, “salió a gatas corriendo de la celda y se pone en el pasillo donde hay cámaras de vigilancia para que se le vea” mientras un funcionario entra en la celda donde “se escuchan golpes como si lo estuviera rompiendo todo”. Más tarde le pusieron sujeción mecánica y “cree que lo hicieron todo para disimular la paliza”, negando que los incidentes tuvieran como motivo la inspección de su celda, sino que “fueron a propósito a pegarle la paliza”.

El juez reclamó a la prisión las grabaciones de aquel día, con una cámara apuntando a su celda, pero el centro respondió que ya no disponía de ellas porque “el sistema de grabaciones las borra pasando un tiempo”. Mientras que dos de los funcionarios negaron la agresión y afirmaron que lo que ocurrió es que el interno se estaba autolesionando -se grapó los labios- y ellos solo trataron de reducirle sin que le causaran lesión alguna. Al término de la declaración de los funcionarios, el juez archivó la causa por las versiones contradictorias de las partes y en base al informe médico en el que no se hacía constar que el denunciante presentara lesión compatible con los hechos denunciados.

El interno recurrió en apelación y solicitó la declaración del tercer funcionario, la aportación de los diversos informes médicos y el testimonio de tres presos que fueron testigos.Pero la Audiencia Provincial no consideró relevantes ninguna de estas peticiones y desestimó el recurso del interno, que acudió tras ello en amparo al Constitucional, que indica que “la investigación judicial de los hechos no alcanza la suficiencia y efectividad exigida por la jurisprudencia constitucional en este tipo de casos”.

Se incide en que, constatado que el denunciante estaba interno en un módulo de aislamiento, no puede considerarse como un déficit de veracidad de su denuncia que no hiciera un relato más detallado de los hechos denunciados y los demorara hasta su declaración judicial, un acto procesal que fue señalado por el juzgado casi cinco meses después mediante videoconferencia.

La sentencia destaca que no cabe excluir una posible renuencia en la colaboración del centro penitenciario en el esclarecimiento de los hechos como elemento justificativo, para que se perseverara en la investigación judicial. En concreto, los magistrados destacan que el mismo día en que cursó la denuncia había solicitado por escrito a la dirección del centro que no se borraran las imágenes de las cámaras pero que la respuesta del centro cuando fue requerida judicialmente la entrega de esas imágenes, fue que ya habían sido borradas por el sistema por falta de solicitud judicial en plazo.Igualmente, el Tribunal reprocha que se rechazaran ciertas diligencias como no tomar declaración a los testigos que propuso el interno por ser testigos auditivos y no visuales, un hecho que para el TC no puede ser excluido.

Y advierte de las contradicciones sobre la ausencia de lesiones cuando el parte de incidencia recogía el grapado de la boca o la presencia de sangre en la nariz.

Para acceder al texto completo de la sentencia PINCHA AQUÍ

Cárcel=Tortura

Desde La Corda, grupo de Reus-Tarragona, continúan dando voz a Juan Ruiz Lopez, compañero que a pesar de su delicada situación, sigue haciendo públicos los abusos, las humillaciones y situaciones que sufre en las distintas prisiones catalanas por donde lo van paseando. Tal como explican en la publicación el compa se tragó pilas hace un par de días, empujado por el aislamiento en la que está permanentemente sometido, las agresiones continuadas y, ahora, el reencontrarse con uno de los verdugos que participó en una paliza que recibió hace unos años en la cárcel de Mas d’Enric (Tarragona), por lo que le acabaron metiendo 9 meses mas de condena. Al final de este escrito hay la dirección por si alguien quiere escribirle. La imagen de arriba corresponde a un taller de carteo a presxs que la CNT-AIT Granada realiza este miércoles.

Juan Ruiz López nos contacta para compartir con nosotros su situación. Se encuentra en el DERT (aislamiento) de la cárcel de Lledoners. Se siente muy agobiado y sobrepasado por la situación. El viernes sobre las 16’30 se tragó pilas. Se siente desbordado.

Esta semana apareció en el módulo un carcelero que participó en la agresión que sufrió en Mas d’Enric, donde le pegaron con las porras hasta en las plantas de los pies. A raíz de esto, hace unos pocos meses Juan tuvo un juicio donde le metieron 9 meses mas de condena. Pues este tipo apareció esta semana en su modulo de Lledoners, y se dirigió a Juan con prepotencia, discutieron. Dice que leyó una de sus cartas a lo que Juan le recriminó que quien era él para leer su correo personal, y este se lo tiró por el suelo. Después lo cambiaron de ala, donde ahora está solo y no lo han dejado salir a la sala de día. Cuando Juan se quejó de este cambio el carcelero le dijo que lo cambiaban de ala por sus cojones. Estas humillaciones, reencontrase con este tipo sumado a su situación permanente de aislamiento, han empujado al compa a tragarse pilas.

Recordamos que Juan se encuentra en una situación de vulnerabilidad. Lleva ya unos cuantos años preso, casi siempre en aislamiento, y trasladado con frecuencia de una prisión a otra como quien se pasa una pelota. Ha tenido aplicado el protocolo de prevención de suicidios varias veces, aunque no siempre se ha respetado (por ejemplo, el hecho de que no estuviera solo en una celda), también se ha autolesionado varias veces. Juan tiene problemas de salud mental y lleva tiempo en una situación jodida.

Como decimos, hace pocos meses le metieron 9 meses más de condena por una supuesta agresión a carceleros de Mas d’Enric, donde en realidad fue a él a quien le metieron los palos. Y ahora aún tiene algún juicio pendiente.

Aquí transcribimos sus propias palabras:

  Aislamiento de la prisión de Lledoners, 26 de septiembre de 2021

Hola, buenos días,

Llevo aquí en Lledoners desde el 13 de septiembre del 2021, que fui trasladado de Brians II. Me trasladaron a raíz de una paliza que recibí, y que ellos dicen que golpeé a 3 funcionarios, bastardos maltratadores, y a un ordenanza que reparte el pan y el postre. Como dije ya en otra carta, fue el que me golpeaba por la espalda, sumándose a los golpes de los carceleros. Recibí una brutal paliza con amenazas, insultos humillaciones… lo vio todo el modulo 9. Me molieron a palos.

Me retorcían las muñecas, y mas teniendo problemas de espalda de hace tiempo. Voy en faja lumbar. Estoy en espera desde el mes de febrero que me saquen al hospital de Manresa a hacerme una infiltración. Una vez en el suelo me quitaron mi cadena de oro que me regaló mi hija, y otras de mis pertenencias. Y un regalo de una persona especial para mi. También rompieron y me quitaron cosas de mi chabolo. Unos cascos de móvil, un mechero, un mp3… También desapareció mi llave con 40 euros. Y varios de mis papeles. ¿Dónde están las fotos que tenia en mi chabolo? Me faltan informes sobre mi salud mental.

 ¿Quién se creen que son por llevar una placa? ¿Y los presos que colaboran con ellos? ¿Para qué? ¿Para que les den una medalla o un tercer grado?

Del modulo 9 acabé otra vez en aislamiento. Yo no sé tanta prepotencia y crueldad, y encima ladrones y mentirosos. Vino una doctora y me examinó por encima. Pero ni me tocó, y no hizo nada. Siento odio, rabia, ira. De allí me trasladaron a la cárcel de Lledoners, donde estoy ahora, obviamente en aislamiento.

Me encuentro con dos pilas en el cuerpo ingeridas. Ayer me sacaron al hospital para hacerme placas, después de que comunicara a mi familia y a una persona de fuera lo ocurrido. Me han cambiado de ala y me han metido en la 5. Mas aislamiento dentro del aislamiento.  En las placas sale que tengo dos pilas tragadas y un cacho de hierro que no saben lo que es. Aun no he cagado las pilas.

Lo que me empujó a esto, sumado a mi situación de mierda, es que tuve un juicio por el que me condenaron a 9 meses, por unos hechos que ocurrieron en 2017 en la cárcel de Mas d’Enric, en Tarragona. Uno de los maltratadores que me pegó con las porras hasta en las plantas de los pies ahora está aquí. Me ha insultado, me ha amenazado, y quiere hacerme la vida imposible.

Gracias que tengo a mi familia y algunas personas de la calle que me apoyan. Os animo a denunciar todo, que no nos callemos. Mucha fuerza para los presos, especialmente a los que están chapados. Estoy cada día más indignado. No os creáis nada de lo que dice esta gente, la televisión, todo es mentira. ¿Ya basta no? Malos tratos, corrupción, golpes, muertes, crueldad, suicidios, desatención médica. Cuando la policía pega a la gente en una manifestación, o en una acción contra los despidos en el trabajo, que ya pegan hasta ancianos, les da igual. ¿Qué pensáis que ocurre en la cárcel? Nosotros estamos con vosotros, con los que os rebeláis, con los que lucháis.

Un saludo a mi familia y a los que me siguen apoyando, y a ti también que estás aquí.

Juan

Juan Ruiz López

Centro Penitenciario de Lledoners

C-55, Km. 37

08250 Sant Joan de Vilatorrada

Barcelona

 

 

Cárcel=Tortura Régimen de Máxima Crueldad Salud mental

Desde el grupo anticarcelario de Tarragona/Reus, La Corda, publican una carta de Daniel Sánchez López, preso en aislamiento, en 91.3 RP, en la cárcel de Estremera (Madrid). El compañero se pronuncia sobre la propuesta que lanzó XXX de realizar ayunos reivindicativos los primeros 5 días de cada mes, de forma colectiva, para visibilizar los 14 puntos de la tabla, centrándose especialmente en la denuncia de los primeros grados y de las medidas represivas y de doble castigo aplicadas en las cárceles a raíz de toda la historia del COVID. Daniel, además, comenta que van a trasladarle (no sabe durante cuánto tiempo) por juicios que tiene pendientes. Termina explicando la brutal paliza que recibió tiempo atrás en la cárcel de Zuera (Zaragoza) después de quemar un colchón como protesta y expresión de desesperación por el abandono médico.

La imagen de arriba es de la jornada que se realizó ayer en Sant Andreu del Palomar (Barcelona). Recital de poesia y actualización del caso de lxs compis que llevan ya 7 meses presxs en Brians, a raíz de las protestas por la libertad de expresión que hubo en febrero.

Prisión de Estremera. Septiembre 2021

Hola compañerxs,

Lo que de verdad me da fuerzas para seguir luchando es ver que fuera hay gente que es nuestra voz, y que dentro de sus posibilidades está con nosotrxs en todo esto, hablando lo que pasa dentro de estas malditas cárceles. Gracias por estar.

Quiero que dentro y fuera contéis conmigo en relación a la propuesta colectiva que expuso XX. Yo estoy dispuesto y lo veo importante. Hacía falta que alguien lanzara la idea, a ver si esto arranca de nuevo. Estos verdugos siguen desmadrados con las torturas y los tratos inhumanos. Este ultimo año ha sido nefasto en relación a nuestros derechos. Con todo lo del COVID hemos estado (y seguimos) aun mas incomunicadxs y aisladxs. Podéis contar conmigo para esta idea. Aunque a veces necesito que se me explique bien las cosas y se me ayude a organizarme un poco, porque yo no sé leer mucho y hay palabras y significados que no entiendo. Solo sé que quiero estar, que veo importante llevar a cabo cosas conjuntas, mas allá de lo que cada unx haga individual. Porque somos un grupo y se supone que tenemos unas ideas parecidas y unas metas que perseguimos. Me parece bien lo de hacer 5 días al mes, y que vaya participando quien considere oportuno, esté en la lista o no. Además, así coincide con el ayuno que ya hacemos el 1 de cada mes. Que, por cierto, te adjunto la instancia de uno de ellos. Ya sabes que a mi me gusta mandaros las instancias de lo que voy haciendo. Espero que mas compañerxs se pronuncien, y así desde fuera nos podáis ayudar en como organizarnos o decirnos cuando se empieza. No se si mas gente ha contestado ya.

A lo mejor tengo algunos problemas de comunicación. Eso me preocupa un poco, porque no se si voy a recibir bien tu respuesta, ni los envíos que nos hacéis llegar que incluyen, entre otras cosas, todo lo relacionado con esta propuesta. Quiero informaros que el día 29 de septiembre tengo un juicio en Valdemoro, y otro el día 25 de noviembre en Murcia II. Para que sepáis que no se si me bajaran para Valdemoro desde aquí Estremera y me subirán, o de allí me dejaran para bajarme después a Murcia II. A mi me tienen como una marioneta, a veces me desoriento y ya no sé ni donde estoy. Te pasean por todo el puto país. Da igual estar en un sitio que en otro, porque en realidad siempre estás detrás de muros y rejas y barrotes. Estoy hasta los cojones de aguantar golpes, del trato degradante de los médicos y todos los verdugos. Aquí no viene nadie, solo el educador y a veces el trabajador social, no tengo ningún derecho a nada, ni escuela, ni psicólogo. Y eso que estoy sin partes desde hace 7 meses, desde que me echaron de Villena por tirarle un vaso de lejía a la cara de un puto verdugo, por estar jugando conmigo y con mi compañero Mohamed El Hichou. Me tocó las palmas y me conoció bien conocido.

Aprovecho para contar lo que me pasó en Zuera (Zaragoza). Estuve casi 20 meses en ese maldito búnquer en 91.3, y tuve que quemar un colchón para que los médicos hicieran sus funciones del juramento de la ética médica. Cuando quemé el colchón me sacaron a la media hora al lado del arco detector ya que allí no hay cámaras cuando sales de la galería. Me pegaron una brutal paliza con rodillazos en las costillas, también puñetazos y patadas en todo el cuerpo, cuando yo encima estaba esposado en el suelo. Estos verdugos fueron los siguientes: Alejandro, Alberto, Rafael jefe de servicio, y también otros que vinieron de otros módulos. Me hicieron sangre en la cabeza, boca y nariz. El borracho y cocainómano del funcionario Alberto me amenazó de muerte, diciendo que si decía algo me iban a ahorcar. Encima el juez me condenó a 1 año más por los daños en el chavolo. Todo está manipulado, ellos se lavan las manos y salen impunes como siempre. El medico hizo acto de presencia solo para que lo vieran las cámaras, pero no hizo nada y es igual de culpable por encubrirles. Esto para que todo el mundo sepa lo que pasa en la cárcel de Zuera y en todas las cárceles de este Estado.

Por todo esto, por todos los abusos que he sufrido yo y tantxs compañerxs es por lo que quiero participar. Y como dice David, creo que también por lo que pasa sobretodo en los primeros grados, donde todo es peor y donde nadie se entera de nada. Aquí hacen con nosotros lo que quieren, encerradxs prácticamente todo el día, a veces solxs, sin poder hacer nada mas que escribir, leer y comernos la olla. Quedo a la espera de recibir mas noticias sobre esto y ver quien mas se pronuncia. Pero por mi parte, vamos adelante.

Un fuerte abrazo libertario y fuerza.

Daniel

Propuesta De Lucha Para Ser Difundida Y Debatida Dentro Y Fuera (Renovada)

No Olvidéis A Lxs Presxs En Lucha! [Lista Actualizada 25-VIII-2021]

 

Cárcel=Tortura Presxs en lucha Régimen de Máxima Crueldad