Reflexiones de Jose Manuel Martínez Rodríguez desde Desde la Cárcel de la Moraleja (Palencia):
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-Desde hace varios años la situación en las cárceles, camina hacia una involución, en el sentido de abandonar el espíritu de la ley general penitenciaria, que es una estructura pedagógica encaminada para que haya una liberación en el contexto de la vida penitenciaria, con un fn, que no es otro que favorecer un mayor acoplamiento de las personas que se encuentran internas en los centros penitenciarios, para que puedan superar sus drogodependencías.
-La ley penitenciaria es fundamental en una situación como la que hay, en la actualidad, donde la delincuencia es muy irreal, porque el 70% o 80%, de los delincuentes es drogadicto. Por ello cuando la causa de la delincuencia es fundamentalmente un problema derivado de la dependenca física, una patología, lo fundamental es un tratamiento que permita a estas personas cambiar.
Desgraciadamente, cada vez se abandona más el espíritu de la Ley General Penitenciaria, y los responsables de la gestión penitenciaria se olvidan de que lo esencial es el tratamiento. Cuando se olvidan de esto, sólo recurren a medidas de castigo de aislamiento, de privación de los derechos de los internos, lo que provoca que una persona que inicialmente sólo era drogodependiente termina siendo, en muchas ocasiones, un delincuente, con una mayor agresividad y, una personalidad deteriorada. La mejor manera de afrontar la seguridad es tratar el problema de la drogodependencia y olvidarnos de hacer más rejas.
-Los motivos principales que determinan esa espiral de violencia fundamentalmente son las medidas de aislamiento, de deterioro de la personalidad, que son en realidad, un atentado, cuando una persona lleva aislado meses, ha pasado de ser casi persona, es una animal acorralado, esto es lo que está ocurriendo. El problema de seguridad se crea por el abandono del espíritu y, de la propia ley general penitenciaria, y por situaciones de irregularidad que existen, porque se han creado regímenes de aislamientpo, cuando no lo permita la legislación penitenciaria, que logicamente, han crispado a la población penitenciaria y, han determinado una peligrosidad, espiral de violencia.
Y montan el espectáculo con peleas con otros internos por las pastillas y, luego cuando los llevan para los aislamientos son incapaces de soportar esos regímenes y, la pintan bien gorda y, los carceleros les pegan. Da mucho asco, esta gente que sólo sabe reclamar pastillas, esto es lo que hay.
Esto de las torturas, de lo que tenían que preocuparse es de abolir los regímenes de aislamiento y, la gente que lleva años de forma continuada sacarla de ahí.
Jose Manuel Martínez Rodríguez
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