Reflexionando sobre el pasado Dia Internacional de los Derechos Humanos, me gustaría insistir en su vulneración en un ámbito donde por sí ya estan conculcados todos los derechos en aras a la seguridad. Recordemos uno solo, el primero de todos, para darnos cuenta en unos pocos segundos de su inexistencia. “Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos sin discriminación alguna.” Esta contundente declaración de Naciones Unidas ha sido uno de los fundamentos del desarrollo de la convivencia de la humanidad. Pero durante décadas su contenido se ha manipulado tantas veces como los derechos que promulga han sido vulnerados y, sin embargo sique siendo para la humanidad un referente indiscutible. Pero siendo un referente, los estados firmantes de la Declaración de los Derechos Humanos hoy siguen sin conceder dichos derechos a una gran parte de la sociedad. A los inmigrantes, a las minorías, a los trabajadores y trabajadoras, a las mujeres, a las personas sin recursos… Siempre a los más débiles que son los sectores a los que más se debe proteger.
En el ámbito penitenciario, donde la opacidad y la impunidad hacen que la conculcación de los derechos sea la norma, justificada además institucionalmente, esta conculcación de derechos es palpable diariamente. En todas las modificaciones del código penal y del Reglamento Penitenciario llevadas a cabo por el Estado español en los últimos años, la salud y la asistencia sanitaria penitenciaria no ha tenido ningun reflejo a pesar de que la situación de la salud de las personas en prisión no ha presentado ninguna mejora. Hablo tanto de salud física como mental, ya que gran parte de personas presas presentan claramente trastornos mentales y lógicamente la institución penitenciaria no tiene la capacidad nila voluntad de mejorar las condiciones de estas personas.
¿Por qué las condiciones de la vida en la cárcel no se han modificado ni siquiera en las épocas de prosperidad del Estado? La respuesta podría ser la negligencia de la institución y, sin embargo, el mantenimiento del régimen de vida penitenciario ha sido una apuesta decidida de los distintos gobiernos (PP-PSOE). El nacimiento, alimentación escasa y de mala calidad no son consecuencia de la dejadez de las direcciones de las prisiones. Son la plasmación de una política penitenciaria basada en una ejecución penal que va mucho más allá de la privación de la libertad de la persona presa. Estas consideraciones son aplicables a todas las personas presas en las cárceles españolas.
Poco importa en realidad cuál ha sido el objetivo de todas estas medidas aplicadas en el marco de la política penitenciaria, lo fundamental es que diariamente se conculcan los derechos básicos. El cumplimiento de las penas lo más cerca del ámbito familiar, la libertad a los 2/3 o ¾ partes de la condena y en especial el derecho de la salud. Todo esto son muestras claras de un estado que no reconoce los derechos humanos básicos y que justifica la crueldad por encima de la ley.
No nos resignamos a que todo siga igual, sabemos nosotros y nosotras cuales son nuestros derechos, todos y cada uno de ellos queremos recuperarlos y no cesaremos hasta conseguirlos.
¡Ciudadanos, presos o no, dueños de todos sus derechos!
¡Libertad presos enfermos! ¡cumplimiento cerca del lugar familiar!
¡Libertad a las ¾ y 2/3 de la condena!
José Ortiz García, cárcel de Castellón I
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