El 17 de diciembre del pasado año, A.P.R., actualmente interno en A Lama, presentó denuncia contra varios funcionarios de la cárcel de Teixeiro por torturas y falta de asistencia médica adecuada. La violencia de la agresión de la que fue víctima le provocó una hemorragia interna, la fractura de dos arcos costales y la rotura del bazo, que tuvo, de ser extirpado.
Los hechos
Según el relato del denunciante, A.P.R., los hechos objeto de la denuncia habrían acontecido el pasado 26 de mayo a raiz de un incidente en el comedor del penal, cuando A.P.R. manifestó a un hermano suyo (Al.P.R.), también interno, su irritación porque le habían robado un paquete de tabaco que guardaba en la celda.
Al escuchar el jaleo acuden los funcionarios de guardia en el módulo, sacan a los dos hermanos del comedor y los llevan a la llamada zona de seguridad, situada entre los módulos 12 y 11 y que es controlada visualmente desde la consola. Los tres funcionarios, que se habían puesto guantes de cuero, llevan al hermano a un lugar oculto a la mirada de otras personas, y lo agreden con bofetadas y golpes en la cara y la cabeza, llegando a sangrar por un oído.
Inmediatamente van a buscar al denunciante y lo rodean haciendo un semicírculo y le pregunta que donde está la droga y cuando le responde que el asunto no tiene nada que ver con droga recibe una bofetada y un puñetazo que le parte el colmillo por donde comienza a sangrar.
El denunciante reacciona y ante ello los tres se abalanzan sobre él, lo derriban al suelo y le propinan innumerables golpes, sobre todo patadas, mientras le insultan; le ponen unas esposas y con los brazos a la espalda se los estiran fuertemente hacia arriba, causándole gran dolor en los hombros, y en esa posición y entre patadas, golpes e insultos lo llevan a enfermería, donde le obligan a lavarse la sangrey lo presentan ante la médico de guardia que emite un informe manifestando que no se le aprecian lesiones.
Después llevan al denunciante al módulo de ingresos donde los tres funcionarios del módulo 12 mencionados y otros destinados en el módulo de ingresos, con conocimiento del jefe de servicios, lo introducen en una dependencia que impide que puedan ser vistos por otras personas y, provistos de guantes de cuero, golpean y derriban al denunciante y lo inmovilizan boca abajo agarrándolo por brazos y piernas mientras que un funcionario se sienta sobre sus muslos y comienza a propinarle puñetazos en la zona lumbar durante varios minutos con tal ensañamiento que el funcionario se fractura el 5º dedo de la mano derecha.
Posteriormente lo ingresan en una celda en aislamiento provisional y debido a los dolores que siente el denunciante pide reiteradamente ser atendido médicamente pero no se le concede hasta media tarde, siendo examinado por la misma médico, que ahora aprecia contusiones en la zona costal izquierda y la rodilla izquierda por lo que emite un parte de lesiones y tiene que inyectarle un calmante para aliviar su dolor, señalando que debe procederse a su observación posterior.
Al día siguiente domingo 27 de mayo el jefe de servicios funcionario acompañado de otro funcionario acuden a la celda donde está el denunciante y le obligan a dar puñetazos contra la pared. Luego lo sacan para trasladarlo al módulo de aislamiento y cuando dice que antes de firmar la notificación quiere leerla le dan una bofetada y una vez que firma lo introduce en el cuarto destinado a cacheos, sitio apartado de las miradas de otros, donde también entran otrod funcionarios le ordenan que se desnude y cuando está haciéndolo comienzan nuevamente a golpearle, lo tiran al suelo y le pisan la cabezamientras le dice: “esto es para que no vuelvas a levantarle la mano a un compañero”, provocándole una herida sangrante en la frente.
Posteriormente es llevado a enfermería emitiendo parte de lesiones por apreciar erosión en la zona frontoparietal izquierda, administrándole una inyección intramuscular de Voltarén, siendo conducido al módulo de aislamiento.
El lunes 28 de mayo debido al gran dolor que sentía el denunciante solicitó asistencia médica, siendo visitado por la médico a la que dijo que creía que tenía varias costillas rotas y que le hiciese una radiografía, pero la médico no lo tomo en serio, y tras examinarlo anotó en la hoja de evolución clínica la presencia de dolor costal izquierdo con hematoma, administrándole un calmante, un antiinflamtorio y un somnífero.
En los días posteriores los dolores seguían y solicitó varias veces ser asistido médicamente, pero los facultativos consideraron que padecía “insomnio e intranquilidad reactivos a su situación” (anotación del 1 de junio), que presentaba “buen estado general” (anotación de 8 de junio) y que no ven inconveniente para la aplicación del art. 10 del Reglamento Penitenciario (anotación de 8 de junio).
En la madrugada del 9 de junio el denunciante se despertó con el abdomenhinchado y muy mareado, se levantó para ir al servicio y se desmayó, luego se recuperó y llamó al timbre comunicando a los funcionarios que se encontraba mal y
se había desmayado, a lo que respondieron que dejase de dar la lata, después volvió a perder el conocimiento y cuando despertó tenía la temperatura corporal muy baja, llamó de nuevo al telefonillo y los funcionarios le dijeron que como volviese a molestarles se iba a arrepentir.
Avisó al preso de la celda de al lado, un ciudadano rumano, para que llamase él a los funcionarios, pero no quiso por temor a las represalias, y entonces cayó desmayado otra vez, golpeándose la nariz al caer, lo que le produjo una hemorragia, al rato volvió a despertar pero no podía levantarse, y suplicó al compañero rumano
que llamase a los funcionarios porque sentía que se moría, éste así lo hizo y cuando acudieron los funcionarios le decían que se levantase, pero no podía y fue cuando les enseñó la sangre cuando decidieron atenderle y lo llevaron a enfermería en una silla de ruedas.
Una vez allí la médico y los funcionarios consideraron que se trataba de una sobredosis de pastillas, por lo que lo tuvieron durante mucho tiempo con un gotero y tapado con mantas porque tenía mucho frío, hasta que su tensión se redujo tanto que decidieron enviarlo al hospital en ambulancia.
El denunciante tuvo que ser operado de urgencia para salvar su vida pues los golpes propinados por los funcionarios le había producido la fractura de dos arcos costales y la rotura del bazo, que le fue extirpado, el cual presentaba varios hematomas intraparenquimatosos, provocándole una hemorragia interna que acumuló más de tres litros de sangre y un gran hemoperitoneo, permaneciendo hospitalizado hasta el 15 de junio.
Tras un tiempo en enfermería, se le aplicó el primer grado penitenciario y fue trasladado al módulo de aislamiento del Centro Penitenciario de A Lama, donde actualmente permanece.
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