Categoría: <span>Explotación en prisión</span>

Otro de los compañeros presos en lucha, Peque, nos ofrece unos pensamientos sobre la sobreexplotación laboral de las personas presas en condiciones que, lejos de servir para «reinsertarse» o «rehabilitarse» convierten el «trabajo penitenciario» en un camino de degradación

Con respecto al trabajo en los centros penitenciarios, es una fuente de beneficios bastante abundante que favorece ante todo a la institución y a ciertas empresas. Éstas pagan una cantidad que nada tiene que ver con lo que recibe cada persona, ya que trabajan 8, 9 y 10 horas y tan sólo les aseguran 4. Trabajan para la institución bajo la vigilancia y el trato vejatorio y discriminatorio en muchos casos por parte del personal, teniéndose que morder la lengua una y otra vez, por no perjudicarse o empeorar su situación. Trabajan como cualquier persona del exterior, pero las condiciones y salarios son mucho peores, tercermundistas, por decir algo. Por si fuera poco, les descuentan por usar la máquinas (desgaste) y por la luz eléctrica. Protestar está fuera de lugar y, si lo hacen, les retiran del puesto y ponen a un extranjero, mano de obra barata y condicionada. Los mecanismos institucionales aplacan al trabajador. Sólo se respeta la calidad del trabajo y la eficacia, para lograr un objetivo, sin tener en cuenta al trabajador y sus derechos.

Por otro lado, a los presos FIES no se nos permite realizar ningún trabajo ni salir del módulo pues alegan la extrema peligrosidad, cuando en esos trabajos también los desempeñan violadores, asesinos de mujeres, parricidas… y siempre con muchos galones encima.  Y si eres un preso común te hacen realizar trabajos forzados y si aguantas sin rechistar sus embestidas, te meten en un precario trabajo de 9 o 10 horas para al final del mes tener 150 euros, pues la gran mayoría son extranjeros sin recursos o gente analfabeta que por temor a no tener nada pagan diariamente las frustraciones de funcionarios que muchos de ellos no podrían estar en las fuerzas de seguridad del estado por psicópatas. Y  sólo firmas el papel del contrato donde no se especifican las horas ni si pagan por ellas o por producción. Otra cosa habitual al no ser una contrata directa con la empresa es que, cínicamente, tus carceleros se convierten en tiranos y encargados de la producción. Con la producción que sale de más se les paga a los internos que llevan economatos, limpieza de baños, etc. Eso donde se les paga, una mísera paga de 200 euros, pues tienen el trabajo asegurado y la gran mayoría de veces utilizan a esos internos como una especie de porteros de discoteca o cabos de vara.

En prisiones en que he estado he visto a presos quedarse sin piernas, sin dedos, ciegos… por la precaria preparación y medios que existen en lo que ellos llaman “talleres”, donde se permite tener máquinas fuera de curso legal que no cumplen las normativas de la comunidad europea, queriéndolos sobornar, en casos conocidos y denunciados,con darles un tercer grado y ofrecimiento de dinero por su silencio. Los que tendrían que velar por nuestra integridad a menudo son también los encargados de meter las drogas y teléfonos, vendiéndolos bien caros, para no pasar apuros a final de mes. Ese es su Estado de bienestar, no el nuestro.

Pero, sobre todo,hay que resaltar la explotación obrera, con sus contratos de media jornada, cuando muchas semanas tiene que ir sábados, domingos y festivos a trabajar, sumando en vez de las 40 horas semanales unas 80 horas, por un máximo de 300 euros mensuales. En algunas prisiones les obligan a hacer una silla de montar diaria, algo imposible. El personal no cobra ni lo máximo ni lo mínimo interprofesional, pues, si paras ni a tomar un café o fumar un cigarro o simplemente ir al baño, casi te insultan llamándote gandul y amenazándote con llevarte a módulos conflictivos o negarte los permisos, algo muy persuasivo para la gran mayoría de presos.

Salarios que parecen del tercer o cuarto mundo, pues la media puede estar entre 150 y 250 euros en los trabajos más complicados, para los que se exige formación oficial o una cierta cualificación, y de 150 a la baja los trabajos sencillos que no requieren cualificación. Lo cual supone claramente un abuso de Instituciones Penitenciarias. La Unión Europea manda anualmente subvenciones para realizar cursillos. ¿Qué se hace, verdaderamente, con ese dinero? Muy fácil, si para un cursillo, por ejemplo, de pintura mandan 50.000 euros, se gastan 10.000 euros en pintura; cogen a quince internos muy implicados en Instituciones Penitenciarias y, sin pagarles un duro, les pintan toda la cárcel. A su vez, el Ministerio del Interior vuelve a mandar otros 50.000 euros para reparaciones de pintura. Gracias a todo esto, se han embolsado 90.000 euros, prácticamente sin mover un dedo, metiendo a esos internos en la bolsa de trabajo y, si cae la breva.

¿Qué quiere decir todo esto? Que a la mitad de los presos trabajadores los tiene metidos en en un taller a uno o dos euros la hora, o bien arreglándoles la cárcel en cursillos sin pago, mientras a la otra mitad les tienen barriendo, limpiando baños, etc., para que, con el tiempo y su buen hacer, lleguen a ser esclavos.

José Ángel Martins Mendoza

Algo más sobre este tema en Tokata

Explotación en prisión Presxs en lucha

Un compañero preso en lucha nos ha enviado las siguientes reflexiones sobre la explotación laboral en las cárceles del estado español.

12-XI-16

El negocio del que nadie habla, las cárceles

Compañerxs en lucha anticarcelaria, SALUD, ANARQUIA Y pronta  LIBERTAD, creo que es necesasio sacar la basura de las cárceles. A nadie importa (medios NAZIonales) lo que pasa aquí, solo a lxs compañerxs que con sentir anarquista, dan luz a todo lo que buenamente pueden.Lógicamente a los medios de manipulación de masas, no les interesan las cárceles de esto que llaman España, prefieren irse a EEUU, a Venezuela, Brasil , etc., lo cual está muy bien, muy bonito, ¿Pero de las cárceles españolas por qué no hablais? Se me olvidaba que los medios de manipulación son propiedad del gobierno, de izquierda, derecha, centro y sus putas calaveras. Aquí existe un negocio que es necesario destapar para que la sociedad adormilada que lo sustenta, sepa donde van sus impuestos.

Desde el peculio que nos ingresan familiares y compañerxs, hasta los cursos subvencionados por la comunidad europea, de albañilería, pintura, mantenimiento, etc., que están remunerados para lxs presxs pero la subvención se lo embolsan las Instituciones Penitenciarias, y además utilizan dichos cursos para pintar la carcel por la cara, para hacer trabajos de albañilería por el belfo, y de mantenimiento de la misma forma. Luego nos llaman a nosotrxs ladronxs, cuando en los módulos de respeto no pagan ni destino de ofis (reparto de comida), ni trabajo de limpieza, ni nada de lo que en ellos se hace. Increíble la cara dura de la S.G.I.P. Pero esto no es todo: talleres “remunerados”, sin sueldo estipulado, sino por piezas que hagas, es decir, si te das de baja médica, no cobras nada. Las empresas que usan las cárceles son el Corte Inglés, que hace desde ropa hasta perchas, un poco de todo explotando a lxs presxs, para que la institución penitenciaria  y el Corte Inglés se llenen los bolsillos. Talleres-trabajos “remunerados” de fibra de vidrio, de PVC, de metalurgia, de papelería, carpetas…, todo con un contrato que no tiene ni validez ante la seguridad social. No tienen equipamientos homologados ni previa preparación para ejercer trabajos con fibra de vidrio, con metales, con pintura, con productos tóxicos, esto es una vergüenza. Claro que la culpa la tiene desde el preso que consiente a la empresa que se embolsa la pasta y la institución penitenciaria, que alardea de reinserción socio-laboral… ¿A quién pretendéis engañar? Aun quedamos aquí, por suerte, personas que no os vamos  a permitir continuar con este declive, que a vosotrxs no os afecta, si no que os engrosa el bolsillo, pero que nos tendréis que coser la boca y atarnos las manos si no queréis que sigamos dando luz a vuestro constante abuso. Los destinos de limpieza que tenéis el belfo de pagar con “puntos”. ¿Puntos para qué? Para un vis-a-vis más al trimestre. ¡Qué falta de humanidad tenéis! Los talleres de cableado de la Opel, de lavadoras, etc. que tenéis la suerte de que lxs presxs no mandan las “nóminas” a la calle, para que sean investigadas, por ignorancia y por miedo  me atrevo a decir. Por supuesto, estáis cubiertos por el gobierno y la seguridad social se lava las manos. A lxs presxs que chantajeáis en los módulos de respeto, con que si no trabajan, no están ahí, sino en uno “conflictivo”, jugando con sus miedos, con sus sentimientos, o con la necesidad económica de lxs que tragan y tragan para intentar ayudar a sus familias con un sueldo inferior a 200 euros mensuales. Yo he visto nóminas de 7 euros por baja medica, ¿No se os cae la cara de vergüenza? Porque no la tenéi,s claro. El dinero que ingresan familiares y amigxs-compañerxs, no lo vemos, nos dais productos de baja calidad, vendiendo el aceite de oliva, la sal, el ketchup, la mostaza en envases de 10 ml o 10 mg, 10 ml de aceite de oliva a 19 centimos, son 19 euros el litro. Otro tanto con los demás productos, esto es poco, me quedo corto por falta de tiempo porque estoy de tránsito, pero habrá otra entrega de vuestra falta de humanidad y del esclavismo que hacéis. Quedan muchos temas, cocinas, lavanderias… en fin. seguiremos sacando la basura que no tienen cojones a sacar los medios de comunicación NAZIonales.

¡Rabia, constancia, lucha y anarquía, compañerxs!

Explotación en prisión Presxs en lucha

Entre abril y mayo de 2016 presos en huelga se cruzaron de brazos en sus talleres correccionales, alterando el funcionamiento de siete cárceles en el estado de Texas (USA). El 2 de mayo se anunció que la huelga había conseguido sus objetivos a corto plazo, a pesar del silencio de los medios y las represalias iniciales: la administración penitenciaria ha pasado a tomar en cuenta quejas que hasta ahora había ignorado sistemáticamente. Así, hay un buen precedente para los presos del resto del país y, por tanto, para la huelga general en prisiones yanquis convocada para el 9 de septiembre de este año.

Estas huelgas están siendo organizadas por asociaciones y  sindicatos de presos. Sí, en Estados Unidos hay sindicatos de presos: a partir de movimientos contra la explotación laboral en prisión, como el Free Alabama Movement, se ha pasado a una coordinadora que se presenta expresamente como sindicato, el Comité para la Organización de los Trabajadores Encarcelados (IWOC) de Trabajadores Industriales del Mundo (IWW). La puesta en marcha de un sindicato de este tipo ha sido prohibida por el Tribunal Supremo del país -desde 1977, ante los conatos de organización desde el movimiento Pantera Negra-, y es en los últimos diez años cuando se ha comenzado a intentar esquivar tal prohibición.

La idea de un sindicato de personas presas puede producir extrañeza, y no sólo en quienes desde la ideología de la venganza no reconocen ningún derecho para los presos, laboral o no; aunque en Estados Unidos -y en España– presas y presos trabajen, y trabajen produciendo mercancías y servicios, hay cosas en su condición cuya denuncia puede parecer más urgente que la defensa de sus derechos laborales, y una organización sindical puede dejar fuera a la persona presa que no esté dispuesta a trabajar para sus verdugos.

Explotación en prisión Internacional

La Delegación de Córdoba de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha acompañado en los últimos años a presos, que trabajando en prisión, se les ha cesado de forma irregular. Al menos a seis presos cordobeses se les han estimado sus demandas en los Juzgados de lo Social, al no haber sido despedidos en legal forma. La última sentencia, que ha sido ejecutada provisionalmente, está pendiente de recurso de suplicación ante el Tribunal Superior de Justicia de Sevilla.

Según el último dato oficial (anuario 2014 del Ministerio del Interior), el Centro de Córdoba es el más poblado de Andalucía con 1.537 presos. Al día de hoy estas cifras se mantienen estables.  Los presos trabajadores lo hacen tanto prestando los servicios y necesidades de la propia prisión como a empresas externas. En Córdoba entre 250 y 300 presos trabajan en prisión. 100 presos lo hacen en actividades auxiliares como limpieza, lavandería, jardinería, reparto o comedor. Otras actividades que congregan un número similar de presos trabajadores son cocina, panadería, economatos y mantenimiento. Se dispone de talleres como confección industrial. El trabajo de los presos hace que ahorre la Administración. Así ésta afirmó en 2013 que en “La encomienda de alimentación se invierte 3,50 euros por interno/día en las prisiones dependientes del Ministerio del Interior, mientras que en la Comunidad de Cataluña asciende a 11 euros interno/día y la media de un catering se sitúa en 8 euros interno/día”.

Explotación en prisión

Las personas presas no se ven privadas tan solo de su libertad, sino también de derechos laborales básicos y de una cobertura sindical adecuada. Son los más explotados dentro de los trabajadores, acercándose en lo que se refiere en algunas de sus condiciones a países empobrecidos.A pesar de la legislación, en la actualidad el salario de los más de 12.000 trabajadores que existen dentro de prisión en España (el 40% de los que pueden trabajar) rara vez supera el 30% del SMI, llegando a cobrar menos de 1euro/hora. Además, se da la circunstancia con frecuencia de que una misma actividad, en algunos casos es retribuida y en otros no, algo para la asociación a todas luces “inadmisible”. La realización de horas extraordinarias no remuneradas, falta de descanso y vacaciones y la discriminación laboral ejercida contra las mujeres por parte de la administración, son otras cuestiones preocupantes.

La exposición de tal situación corre a cargo de Valentín Aguilar (abogado) y Fco. Javier Hervás (ex-preso y trabajador dentro de prisión).

Más información sobre la explotación en prisión

Explotación en prisión

La Delegación de Córdoba de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha venido acompañando en los últimos años a un sector de trabajadores peculiar: los privados de libertad. Ese acompañamiento se ha hecho imprescindible, ya que no se ven privados tan solo de su libertad, sino también de derechos laborales básicos y de una cobertura sindical adecuada. Son los más explotados dentro de los trabajadores, acercándose en lo que se refiere en algunas de sus condiciones -como la percepción del salario o falta de vacaciones- a países empobrecidos. Esta circunstancia debería ser sorprendente, teniendo en cuenta que la Constitución española establece contundentemente que el trabajo remunerado en prisión es un derecho de las personas presas y que además el empleador es una entidad pública dependiente del Ministerio del Interior.

Explotación en prisión

El trabajo que realizan en las cárceles alemanas miles de presos se paga entre 9 y 15 euros al día. Obligados a trabajar en muchos casos, esas condiciones no tienen nada que envidiar a la explotación laboral de los talleres de Bangladés o Paquistán, según dicen desde el Sindicato de Prisioneros-Organización Nacional (GG/BO), una novedosa iniciativa sindical surgida hace apenas año y medio en Berlín en favor de los derechos laborales de los presidiarios. Actualmente suma 800 afiliados en 70 cárceles de Alemania y Austria.

Explotación en prisión Internacional

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El título propuesto a esta entrada puede sonar cuanto menos polémico. Eso se pretendía. Pero cuando se escucha la noticia de que algún empresario ha sido detenido por tener trabajadores a tiempo completo, cotizando por ellos escasas horas y pagándoles 200 o 300 euros, nadie duda de la existencia de una explotación laboral. No obstante, si hablamos de privados de libertad, nos puede remover y generar dudas, pero sí, ante idénticas situaciones, mismos calificativos.

Debe partirse de que en la Constitución se instauró el derecho fundamental al trabajo y a la Seguridad Social de las personas privadas de libertad y, por tanto como tal retribuido, por lo que deben decaer posibles debates ideológicos sobre si deben retribuirse o no y por qué.

Si a la situación anteriormente descrita se adiciona que el acceso y salida del puesto de trabajo se hace sin seguir procedimiento o baremo alguno y de forma inmotivada, nadie puede dudar de la innegable diferencia con la forma de funcionar del resto de administraciones. Si esto lo hiciera cualquiera otra administración, los recursos contenciosos de sindicatos serían masivos y sin duda estimados.

Sin embargo, es en este peculiar espacio de centros de privación, aparentemente más necesitado de atención, donde nos encontramos con la presencia de sindicatos que defienden únicamente los intereses de los funcionarios o personal laboral de la Administración Penitenciaria, pero no de los trabajadores privados de libertad. La autorización para que los sindicatos lleguen a los presos no será fácil, pues ya manifestó el gerente de “Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo”, nombre de la entidad estatal de derecho público adscrita al Ministerio del Interior que gestiona el trabajo de los presos, que la vetarían alegando motivos de seguridad. Oposición que, lejos de razonable, no puede sino de algún modo confirmar sospechas de opacidad, pues por qué otro motivo no iba a permitir una administración el funcionamiento de unos interlocutores sociales tan importantes como son los sindicatos.

Sin lugar a dudas, y así se recoge en las Conclusiones de los XVI Encuentros Penitenciarios, el derecho a la libertad sindical de las personas privadas de libertad es indiscutible, pues éste solo puede ser privado por Ley Orgánica, lo que no sucede. Recuérdese que el propio TC ya señaló en su STC 236/07 que las personas en situación documental irregular que no trabajan pueden ejercer este derecho. ¿Cómo va a ser posible que quien si trabaje no pueda ejercitar estos derechos? ¿Es que la privación de libertad es otro estado?

A pesar de ello, las personas presas desean a toda costa acceder a un puesto de trabajo, pues es una ventana de esperanza, que aleja de la inactividad y permanencia en los patios,  acerca a los permisos y tercer grado y permite recibir unos pequeños ingresos que puedan aliviar las maltrechas economías familiares.

Dicha opción implica perder una serie de derechos como son el acceso a educación u otros programas de tratamiento, que se devienen incompatibles por el horario. Especialmente supondrá, a largo plazo, una merma económica y pérdida de colchón a la salida de prisión. Quien ha tenido la enorme “suerte” de haber trabajo, si ha cotizado el suficiente tiempo en prisión, perderá el derecho a la percepción del subsidio por excarcelación que tiene una duración de hasta 18 meses por un importe de 426 euros mensuales, para percibir entre unos 100 a 200 euros en atención a la escasa base de cotización declarada.

Quedarían por comentar algunos derechos como las vacaciones, que no se disponen en prisión, pues de disfrutarse no se abonan, contraviniendo así resoluciones de la Organización Internacional del Trabajo, o el derecho al percibo de un salario adecuado, que a veces se hace por número de productos elaborados o aprovechamiento de las horas realizadas. Algunos presos han denunciado que perciben alrededor de medio euro/hora. El precio oficial establecido está entre los 3 y 4 euros, con vacaciones y pagas extras incluidas, distando mucho del Salario Mínimo Interprofesional.

Por todo ello, se hacía preciso elaborar una guía para que los presos pudieran iniciar su defensa en la vía administrativa y facilitar materiales, resoluciones y textos a los letrados que son los que deberán asumir la defensa en el procedimiento judicial. En la actualidad el número de demandas es escaso por el desconocimiento generalizado de la especialidad de este campo, donde se entremezcla derecho administrativo con penitenciario y laboral.

Este documento ya ha sido elaborado por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, con la inestimable colaboración del Consejo General de la Abogacía Española, la Fundación Agape y la Editorial Atrapasueños.

Valentín J. Aguilar

Coordinador de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía

Audio relacionado: Cárcel S.A.

Más información sobre la explotación de presos

Explotación en prisión

Queremos dejar constancia de la siguiente denuncia con respecto al mal funcionamiento o deficiente funcionamiento del servicio de demandadero.

Los productos demandados no se corresponden con los solicitados por los internos, o su calidad es inferior.

También se da el caso de productos que unas veces llegan y otras no porque no procede y no porque no haya existencias.

También resaltar la imposibilidad de devolución, ya que la gestión para tarda mucho y se pasan los plazos para ello.

Pero pese a todo ello la compañía que gestiona el demandadero, “El corte inglés”, no tiene ningún inconveniente en retirar el dinero de antemano, retirando del peculio un dinero muy superior a lo demandado y que, después tarda un tiempo en devolver.

Explotación en prisión

El mundo de las cárceles en España es un tema tabú, del que muy poca gente, salvo los que tienen familiares dentro, conoce su verdadera realidad. Como ocurre en nuestro mundo, del sufrimiento de los demás siempre hay alguien que obtiene provecho económico. Eso ocurre también intramuros. Los presos se han convertido en los nuevos esclavos del siglo XXI porque el Estado de Derecho se suele estrellar con los muros de las prisiones, como dice en una entrevista en este mismo número la abogada Charo González.

El negocio de las cárceles ha sido denunciado en numerosos foros de Internet, en publicaciones radicales o de apoyo a presos y en blogs de escasa repercusión. Los medios de masas casi nunca recogen noticias que pongan en duda a la institución penitenciaria. Sin embargo, lentamente, gracias sobre todo al testimonio de presos y organizaciones humanitarias o de apoyo a los reclusos, va emergiendo la información a la superficie.

El Organismo Autónomo de Trabajo y Prestaciones Penitenciarias (OATPP), dependiente de Instituciones Penitenciarias, funciona como una empresa de trabajo temporal (ETT) y tiene a más de 12.000 presos trabajando en unos 200 talleres. A ellos hay que sumar los que están bajo el control del CIRE (Centro para la Iniciativa de la Reinserción) de la Generalitat catalana, que va por libre. Los internos están cobrando sueldos ínfimos, no tienen derechos laborales y están generando una producción por valor de millones de euros con grandes beneficios para las empresas que los utilizan y que además tienen la ventaja de que se ahorran el pago de luz, agua, teléfono e incluso parte de las cuotas de la Seguridad Social, que corren a cuenta de la Administración; y todo ello gracias a los convenios con la OATPP.

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