Aún punzan las heridas en los cuerpos y las almas de más de 30 chicas transportadas a garrotazos y gritos cuarteleros desde la U-31, cárcel de mujeres madres, hacia otros destinos para dejar un sector de esa prisión de mínima seguridad a los genocidas que estaban presos en Marcos Paz, el pasado viernes. En la 31 ya se hicieron movimientos que anuncian lo que vendrá, desarmaron talleres y sacaron de ellos todas las maquinas para bienestar de quienes cometieron delitos de lesa humanidad. Se trata de talleres de costura, muñequería y marroquinería donde trabajaban las chicas y, según fuertes versiones, van a levantar allí un centro médico para los genocidas. Las mujeres y sus hijos, de hasta 4 años, verán agravadas las condiciones de detención. Así lo aseguró María Pueblo en el desgarrado relato que prosigue.
Algunas chicas, ya recibían golpes brutales en la cabeza, otras tenían sangre en la nariz y en la boca. Pero según María “la falta de información era lo que más nos lastimaba, había muchas irregularidades, nadie nos contestaba qué pasaba, nadie sabía o nadie nos quería decir por qué ese movimiento, porque esa barbarie”.
Luego, María subrayó que “el señor que vino en representación de Blanco, titular del Servicio Penitenciario Federal, nos dijo que ellos necesitaban 150 plazas y que acá habían trasladado a no sé cuántos genocidas. Cuando él justifica la movida que se hizo diciendo que hay superpoblación de presos por todas lados, yo le dije que si ellos hubieran traído presos que dormían en el piso, no me hubiese sentido mal, pero Ud. trajo genocidas, los cuales ocupan mi lugar. Y yo me sentí más mierda que los genocidas que metieron en mi lugar. No sé de leyes, pero sé que esta gente tiene que esta, en otros lados en cárceles de máxima seguridad, ¡Y nos sacaron a nosotras para ponerlos a ellos!”.
La emoción no paraliza a María, aunque el tono de su voz se modifica: “Las mujeres de afuera tienen que entender que si nosotras cometimos un error y lo estamos pagando, no dejamos de ser madres, esposas, hermanas, abuelas, novias, amantes. Sufrimos, lloramos y la única diferencia que tenemos que esas mujeres que están afuera es que estamos tras una reja, que no tenemos libertad, por eso yo digo que ninguna merece estar en la cárcel y mucho menos sufrir esta violación. Y creo que este gobierno que se embanderó durante toda su campaña con los derechos humanos, ahora está haciendo esto con nosotros. Esta todo muy hermético, se que han ido a visitar a las chicas que quedaron en la 31, les han prometido cosas, pero no se qué es lo que van a hacer. En verdad todos creemos que van a terminar trasladándolas a Salta y a La Pampa donde ya mandaron algunas”.
Finalmente, María sostiene que psicológicamente todas quedaron muy mal: “ hoy nos cruzamos y nos abrazamos porque sentimos que fue eso: una violación. No solo a nuestros derechos como presas sino a nuestros derechos como mujeres. No tenemos explicación, el momento ya lo pasamos y fue durísimo, nos cagamos de frio, algunas no se pudieron ni abrigar, yo llegué a ponerme las zapatillas sin medias y parecerá tonto lo que voy a decir, pero pensé ‘van a cerrar ésta celda y se va a morir la plantita que me regalaron para Navidad’, entonces la salvé: la puse afuera, detrás de la ventana”.
En www.agenciaparalalibertad.org se acumulan las noticias sobre torturas y abusos en las comisarías, en las cárceles y en las calles argentinas. A continuación, algunos ejemplos más:
Alejandro Chazarreta está detenido-desaparecido
Torturan a vendedor ambulante lisiado en la 2ª de Punta Lara
Jueces torturadores en el máximo Tribunal del Chaco
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