Categoría: <span>Actividad en la calle</span>

10509538_673610249388432_1299213134276680620_nCiclo de charlas anticarcelarias por Extremadura a cargo de José Solís, preso que fue salvajemente torturado tras el motín en Quatre Camins, sufriendo traslados, el inhumano régimen F.I.E.S. y pagando más años de cárcel por no claudicar y perder la dignidad.

En 2004, tras unos años de reiteradas protestas y organización colectiva contra los constantes abusos y maltratos sufridos por los presos de Quatre Camins (Barcelona) a manos de los carceleros, una brutal paliza propinada por los funcionarios a un preso fue el desencadenante de una serie de incidentes que fueron denominados como el «motín de Quatre Camins». Durante éstos, el subdirector fue herido y se retuvo un funcionario con tal de poder hacer publicas sus reivindicaciones. Los siguientes días, los presos acusados de instigar y participar en el motín fueron sometidos a palizas, vejaciones y torturas.

Actividad en la calle

Entrevistamos a Pedro y Jose, participantes en la Asociación de apoyo a personas presas Clivella, que se acaba de formar en Barcelona, sobre sus objetivos y planteamientos, formas de actuar y de organizarse, primeras experiencias, etc. Hablamos también, entre otras cosas, con una de las personas afectadas, de la absolución de los procesados en la Audiencia Nazional por el cerco al Parlament de Catalunya el 15 de junio de 2011.

[Texto De Clivella-Associació De Suport A Persones Preses] La Prisión Nos Afecta A Todos. Inclusión Del Discurso Anticarcelario En Los Colectivos En Lucha

Actividad en la calle Radio: Tokata Y Fuga

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Según un comunicado firmado por Salhaketa Nafarroa aparecido en http:www.lahaine.org: «Este 6 de Julio como ya viene siendo habitual Salhaketa y Subeltz junto a otras personas afines nos dimos cita en la macrocarcel de Iruñea para acercar la fiesta a las personas presas. El txupinazo anticarcelario nos reune todos los años para denunciar que la cárcel no reinserta, sino que machaca a las personas que se encuentran presas, y nosotras con este pequeño gesto queremos hacerlas participes de algo tan nuestro como los sanfermines.

Actividad en la calle

Traducción al castellano del texto en catalán de un folleto de presentación de la Asociación de apoyo a personas presas Clivella repartido en la X Mostra del llibre anarquista de Barcelona

«Si tocan a uno, nos tocan a todos«. Es una de las consignas más recurrentes entre los movimientos en lucha cuando éstos reciben los efectos de la represión. Una represión que, en estos ámbitos, afortunadamente llega pocas veces a su último estadio, la prisión. Así, nos encontramos a menudo con que las campañas que tienen por objetivo la absolución o la libertad de personas militantes represaliadas, se centran en solucionar el caso en cuestión, omitiendo cualquier cuestionamiento al sistema penal. Es decir, no se incide en el uso y la finalidad de la prisión, en las dinámicas de la estructura carcelaria, obviando así una reflexión sobre el importante papel que la prisión juega dentro del sistema capitalista y democrático actual. Este hecho puede ser debido a la carencia de conocimiento de la realidad carcelaria o, quizás, a la no consideración de la prisión como un problema social de interés común al que dar una respuesta colectiva. En cualquier caso, es evidente que la realidad carcelaria queda lejos de la cotidianidad de la mayoría de movimientos en lucha, puesto que la práctica totalidad de población reclusa lo está como consecuencia de situaciones de pobreza, marginalidad y desigualdad social.

Las pocas veces que la situación carcelaria se trata en los movimientos en lucha, se suele hacer para reivindicar un estatus político de la persona encarcelada o para poner de relieve ciertas medidas de todavía más excepcionalidad como la dispersión, los regímenes especiales y de aislamiento o la propia Doctrina Parot. Estas últimas, presentándolas como especificidades dirigidas únicamente a presos políticos y obviando que afectan y se aplican también al resto de población reclusa. La diferenciación de estatus entre las personas privadas de libertad refleja la carencia de identificación del sistema punitivo como la herramienta de control que usa el Estado para perpetuar las desigualdades sociales y mantener los privilegios de las clases dominantes. Con esta afirmación no negamos, en ningún caso, que los motivos del encarcelamiento sean políticos en el sentido de ejercer represión hacia una cierta lucha o movimiento ideológico.

Actividad en la calle Debate sobre objetivos y medios de lucha

Manifiesto leido en una concentración a la puerta de la cárcel de Fontcalent :

Nos hemos dado cita esta mañana, en este lugar, un grupo de personas que trabajamos por una sociedad mejor. Nos encontramos a las puertas de un recinto lleno de sufrimiento, un complejo vallado y fuertemente custodiado en el que el Sistema enjaula a aquellos de sus individuos que le sobran, que le molestan, aquellos de quienes desea vengarse, o aquellos a quienes quiere utilizar como cabezas de turco, como aviso a navegantes de que nadie puede incumplir las normas del poder sin recibir un castigo.

Mucha gente piensa que es justo y necesario tener encarceladas a las miles de personas que hay entre rejas en nuestro estado. Quizá por eso nos hemos convertido en el país de la Unión Europea con más presos por habitante, con una de las tasas de delitos más bajas. «Algo habrán hecho», suele ser el argumento más empleado. Entre la opinión pública cunde la falsa opinión de que nuestro sistema judicial es blando y que la cárcel es un lugar al que los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra. Hay una paranoia colectiva que pide cárcel y más cárcel para enfrentar cualquier tipo de problemática social. En esto no hay ideologías. Todo el mundo, se sienta de derechas o de izquierdas, pide cárcel para aquellos colectivos que encienden sus iras.

Y así todos caemos en la trampa que tiende el poder, el cual aprovecha para endurecer las leyes una tras otra, y para aumentar su capacidad de control social. Nuestras leyes no son blandas. Al contrario, tenemos uno de los códigos penales más duros del continente europeo, el cual no deja de endurecerse, y nuestras penas de prisión son de las más largas. Está sobradamente demostrado que los problemas sociales se solucionan con prevención y actuando sobre sus causas respectivas. La cárcel es un mero castigo que ni previene ni trabaja sobre la causa de conflicto alguno. Es una simple y vulgar venganza. Por ello LA CÁRCEL NI RESUELVE NI PUEDE RESOLVER LOS PROBLEMAS.

Lo que sí hace la institución carcelaria es deshumanizar. Permanecer en la cárcel es pasar por un proceso de demolición sistemática del individuo a nivel físico y psíquico. Lejos de la función rehabilitadora que pomposamente le asigna la Constitución Española, la cárcel es un lugar de encierro y castigo, en el que la persona queda aislada de sus seres queridos y de su propia vida y a merced de la impunidad de sus guardianes. En la cárcel, de facto, no existen derechos, y nadie, o casi nadie sale de la prisión habiendo mejorado las circunstancias personales que le llevaron a ella. La realidad es que LA CÁRCEL DESTRUYE A LAS PERSONAS.

Una sociedad digna de ser llamada «humana» no puede esconder sus problemas bajo la alfombra deshaciéndose de las personas supuestamente conflictivas. Una sociedad que merezca el nombre de «humana» no puede basar su funcionamiento armónico en las venganzas y castigos. Una sociedad que desee nombrarse como «humana» no puede tratar a una parte de sus miembros con tales cotas de saña y violencia, como las que suponen el permanecer en la cárcel sometidas a las condiciones extremas que se dan en estos lugares.

Es preciso desandar buena parte del camino andado en la construcción de esta realidad legislativa y penitenciaria tan inmoral y despiadada que hoy tenemos. Es necesario empezar a apostar por otras fórmulas de encarar y resolver los problemas sociales que no sean los castigos. Construir una sociedad mejor es tarea de todas y de todos. En cualquier aspecto, y en este también.

NO A LA VIOLENCIA DEL SISTEMA. NO AL USO ABUSIVO DEL CÓDIGO PENAL Y DE LA PRISIÓN.

Actividad en la calle Política criminal