Cuando la familia de M.A.G consiguió que se iniciaran los trámites para que la Junta de Tratamiento le diera la libertad condicional, ya era tarde. Falleció al día siguiente, a pesar de llevar varios meses con un grave estado de salud y habiendo aportado todo tipo de informes. Entró a la cárcel Cáceres II a pagar una condena de 6 meses por conducir con un carnet retirado. Nuestras condolencias a la familia, que una vez más carga con el sufrimiento que gratuitamente nos obliga a vivir la Administración Penitenciaria por su falta de humanidad ante determinadas situaciones. Cabe preguntarse si se hubiera actuado de una forma tan pasiva, lenta y nefasta de tratarse de un preso de importancia estratégica para la política nacional. Finalmente, esta persona ni si quiera tuvo el derecho a una muerte digna, rodeada de los suyos.
Sé el primero en comentar