Solidaridad Con Lxs Jovenes Migrantes, Encerrarlxs No Es La Solución

Compartimos este texto de lxs compis del grupo La Corda, de Tarragona, donde hacen eco de la situación de algunxs jóvenes migrantes que están siendo encarceladxs en el centro de exterminio de Mas d’Enric (Tarragona). Exigen alguna otra solución que no sea el castigo y el encierro y hacen un llamamiento a la población a la solidaridad y el apoyo mutuo. A continuación adjuntamos su publicación:

Hoy sentimos la necesidad de hablar del circuito carcelario que envuelve a muchxs jóvenes de nuestros barrios.

Como sabemos, las dificultades que encuentran algunxs jóvenes (muchxs de ellxs extuteladxs) que intentan (con)vivir en los barrios de distintas ciudades y pueblos es una realidad que se repite. Aún más cuando son jóvenes migrantes que no tienen aquí una estructura familiar o de apoyo, y que se encuentran aun con más dificultades añadidas para regularizar su situación, encontrar formas de sustento económico y estabilidad.

Hace un tiempo, en los barrios de Tarragona se comenzaron a generar redes de apoyo para acompañar la situación de estxs jóvenes. Compañeros y compañeras empezaron a mantener contacto afectivo y a hacer de soporte y de lazo entre lxs chavalxs y las circunstancias que les rodeaban.

Además de los obstáculos que afrontan estas personas a la hora de intentar acceder a recursos básicos y salir de los márgenes (vivienda, alimentación, higiene, redes de afecto y cuidado, expectativas, burocracia…), nos encontramos con la realidad de las cárceles.

Mas d’Enric, Centro Penitenciario del Catllar, colindante con Tarragona, es un centro de exterminio donde, además del módulo de mujeres y los módulos de hombres, tiene habilitado un módulo de jóvenes.

No tenemos constancia del número total de jóvenes que se encuentran encerradxs en este módulo y, por tanto, tampoco de las causas y la perspectiva que tiene cada unx en particular. Lo que sí conocemos son 8 casos concretos de chicos que vivían fuera y estaban siendo acompañadxs por compas de Tarragona. Uno a uno han ido cayendo en las manos del Estado y la lista va aumentando.

Todxs tienen en común que son mayores de edad y el Estado se dejó de “hacer cargo” de ellxs cuando cumplieron 18. De ahí el término “jóvenes extuteladxs”. Todxs o casi todxs vivían en CRAEs u otro tipo de centros de tutela. Una vez cumplieron 18 años, se les cerró la puerta de este espacio y se fueron a la calle con una mano delante y otra detrás (algunxs pasaron por pisos tutelados). Comenzaron así su travesía para intentar buscarse un espacio donde vivir, convivir, mantener su higiene personal, desarrollar sus inquietudes y buscarse una forma de subsistencia y bienestar. La realidad chocó con sus expectativas ya que la situación burocrática que exige el Sistema para entrar en la rueda es inaccesible para ellxs 8 (y cualquiera de lxs demás que están aún en la calle escuchando el tic tac).

A groso modo, podemos resumir que estxs chavales han sido condenadxs a prisión preventiva, a espera de de juicio, por acumulación de denuncias por robo, hurto y okupación. No tienen visitas, ni realizan videoconferencias internacionales con sus familias, la mayoría de origen marroquí, argelino o saharaui.

Sus perspectivas, una vez salgan de la cárcel, no han cambiado nada ni cambiarán respecto a las que tenían cuando entraron. Seguirán siendo las mismas personas con los mismos obstáculos e inaccesibilidad a espacios y recursos que les ayuden a salir de los márgenes de la sociedad. Omar,Said, Ahmed, Walid, Reda, Soufian, Soulaimane y Abdelkahim… Y saldrán ellxs y entrarán otrxs con diferente nombre y misma situación.

Desde Tarragona estamos comenzando a dar apoyo, arrope y atención a la realidad de lxs chavales del módulo de Joves de MdE así como tratando de visibilizar esta situación. Invitamos a colectivos e individualidades a hacer red y a solidarizarse con lxs chicxs. Formas que se nos ocurren para echar un cable son escribir cartas e intentar generar una relación de confianza con unx o más de ellxs; envío de paquetes con ropa, lecturas y otros objetos que puedan necesitar; ser contacto de confianza a quien pueden llamar por teléfono; ayudarles en temas legales y burocráticos; etc. Suponemos, todo ello comienza con generar una relación de confianza que, con muros de por medio, no queda otra que sea a través de cartas. Todxs saben leer, entienden castellano y saben escribir.

Os dejamos abajo un correo de contacto nuestro, del colectivo La Corda. Podéis escribirnos si queréis apoyar y os explicaremos la situación concreta de algún chaval y os pasaremos su nombre y la dirección de la prisión.

lacorda@riseup.net

¡Como siempre, gracias y un fuerte abrazo libertario!

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