NI VIEJAS NI NUEVAS. FUEGO A LAS CÁRCELES
Hay pocos lugares donde la opresión y la injusticia se viven tan fuertemente como en la cárcel. No es casualidad quien en esta vida acaba presx, básicamente son lxs pobres y lxs rebeldes; lxs que buscan vida fuera de las reglas de la ley, lxs que no quieren someterse a la convivencia impuesta por el Estado… o que simplemente no han tenido muchas oportunidades en la vida. Obviamente no hay igualdad ni mucha salida ante las distintas realidades que se viven. Acaban presxs aquellxs que no tienen dinero ni privilegios y que viven el racismo y la estigmatización continuamente; a la vez que violencia policial y patriarcal. Quien acaba presx ya sabe que aquí no es más que un simple número, escoria de una sociedad que pretende dar segundas o terceras oportunidades, pero que en verdad acaba marginalizando a lxs llamadxs delincuentes para siempre.
Hay familias y generaciones que pasan año tras año visitando a lxs suyxs aquí, que no conocen otra vida ni otra vista que la de los muros y barrotes, la de las cámaras de vigilancia, de policías y carceleros, los cuales te dicen por donde puedes ir y lo que está permitido o no. Y suelen ser las mujeres, siendo presas o familiares, quienes asumen el deber del cuidado familiar, de los hijos, de seguir sacando la familia para adelante, mantenerla económicamente… de esta manera vemos la cárcel como el castigo máximo y el sometimiento a todo tipo de explotación y violencia total.
El discurso de la sociedad de lxs ricos y burguesxs, de los privilegidxs o inconscientes siempre es el mismo: las cárceles sirven para protegerles ante lxs malxs criminales. Pero la verdad es que sirven para mantener sus privilegios obtenidos a lo largo de la historia. Quieren que se defienda su propiedad privada, sus bienes y su poder, y que se castigue a quienes se atreven a desafiarlo. Quieren hacernos creer que se reeduca y reinserta a la persona presa tras años de encierro, pero la cárcel no soluciona nada, simplemente agrava el problema después de tanta miseria e injusticias.
Luego está el tema de la miserable salud entre muros, de las pocas posibilidades médicas, de la dependencia a las drogas y todo tipo de formas de evadir esta miseria, de la necesidad ruinosa de hacer negocio con la miseria de otrxs, de beneficiarse ya sin código alguno con la pobreza de otrx compañerx. Y por supuesto el negocio máximo: la explotación laboral de la cárcel. El Estado, con empresas y fundaciones estatales, se lucra de toda esta miseria. Como el CIRE que controla los economatos, los productos en prisión y los trabajos productivos, de los que se beneficia. Así funciona el capitalismo y por esta razón esta sociedad necesita las cárceles.
Pero no compramos su discurso mentiroso. Nosotrxs no queremos ni necesitamos las cárceles, ni su sistema de control y castigo. Queremos vivir en un mundo que no se base en la opresión y la explotación de unxs para que otrxs triunfen. Queremos un mundo donde los problemas se resuelvan de otra forma y el trabajo sea otro. Tenemos que acabar con toda la manipulación y el discurso que sustenta la necesidad de la cárcel, juntamente con la represión y la violencia por parte del Estado, la policía, los juzgados, carceleros y quienes necesitan y se benefician de su existencia.
NO HAY PAZ NI TREGUA CON QUIENES CADA DÍA NOS ROBAN NUESTRA VIDA Y NUESTRA LIBERTAD.
ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES, AQUÍ Y EN CUALQUIER LUGAR.
PORQUE QUEREMOS ABRAZAR A NUESTRXS COMPAÑERXS.
ABAJO LOS CIES, FRONTERAS, CENTROS DE MENORES, PSIQUIÁTRICOS…
ABAJO TODO TIPO DE OPRESIÓN Y AUTORIDAD.
POR LA LIBERTAD, POR LA ANARQUÍA.
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