No A Los Campos De Reclusión Del Totalitarismo Moderno

En los campos de concentración los inmigrantes experimentan una realidad como la de Dachau. Las condiciones de detención son horrorosas. Apiñados (congestionados) en grupos de veinte dentro de unas construcciones prefabricadas de tipo contenedor de veinte metros cuadrados de superficie, con una sola comida al día, la cual consiste en una lámina de pan y 250 gramos de otros alimentos. La única atención médica que reciben depende exclusivamente de la buena voluntad de los guardias, y consiste en aspirinas. Las normas de higiene de los denominados centros de “alojamiento”-”hoteles” de Grecia permiten el uso de un retrete por 70 personas, una ducha una vez cada dos meses, y lavado de ropa y mantas una vez al semestre.

Además de todo lo demás, su ansiedad por la duración de su permanencia en estos campos de reclusión bajo estas condiciones aumenta cada vez, más según se va prolongando su supuesta detención temporal. Inicialmente, en 2009 cambió la legislación sobre el tiempo de detención de los inmigrantes a deportarse, y de los tres meses llegó a los seis meses. Posteriormente, con una sentencia del Consejo de Estado en 2012, el tiempo de permanencia en los campos de concentración se puede extender hasta los 12 meses. En agosto de 2013, el tiempo de su reclusión aumentó aún más y llegó a los 18 meses. Vale la pena señalar que a partir de 2008 según una directiva aprobada por la Comisión Europea, se les da derecho a los estados miembros de la UE a detener a los inmigrantes que van a deportarse hasta 18 meses. Parece que el cautiverio de estas personas no tiene fin, ya que ya han empezado a aumentar los rumores de una prórroga aún mayor del tiempo de su reclusión a los 24 meses, dado que en febrero de 2014 para la mayoría de los inmigrantes que siguen reclusos se acabó el plazo de los 18 meses de su reclusión.

La Grecia implementa las políticas anti-migratorias comunes de los países miembros de la UE, parte de las cuales es el tratado de Dublín II, que establece que el inmigrante refugiado tiene derecho a pedir asilo en el país europeo por el que haya entrado por primera vez en Europa, y si luego llega a otro país, para pedir asilo tiene que regresar al primer país por el que había entrado en Europa. Como resultado de ello, Grecia siendo la frontera de Europa con Asia, sirve de lugar de atrapamiento de los refugiados.

Desde 2003, cuando el Tratado entró en vigor, los fondos de la UE fluían en abundancia, y todo el mundo quería un pedazo de ellos. Para el Estado, en la coyuntura de la crisis económica actual, estos fondos son un ingreso importante, al igual que para las ONG, las cuales contratan a psicólogos, traductores, e.tc. Lo mismo es válido para las propias sociedades locales, mediante la alimentación de los reclusos. En particular, con respecto a las comunidades locales, se pretende conseguir su consentimiento a la existencia de los campos de concentración, a través de los beneficios económicos que disfruta una parte de ellas, tanto con el dinero gastado en la alimentación de los inmigrantes, como se mencionó anteriormente, como también con los pequeños negocios de varios tipos que se han abierto para atender las necesidades de los policías y los guardias.

El beneficio económico mencionado anteriormente no es el único objetivo de la creación de campos de concentración para inmigrantes. En una época de tanta mano de obra excedente, los campos de concentración funcionan como como lugares de almacenamiento temporal de potencial obrero, abren y cierran sus puertas, suministrando a las ciudades y las provincias mano de obra barata, cada vez que esto sea necesario. El Estado está tratando de conseguir plusvalía política, dando publicidad a su obra contra los que él indica como responsables de la crisis, o sea los inmigrantes, y de promover la fascistización social, a fin de controlar y disciplinar de manera efectiva a toda la sociedad. Sin embargo, los campos de concentración y tienen también otras funciones, como la de que el inmigrante ilegalizado por las autoridades (que vive fuera de estos centros de reclusión) se entere del papel que se le ha dado, se entere de que su vida no tiene ningún valor, y de que viva con el temor de una reclusión.

Los campos de concentración son una realidad de una época pasada, la cual a la vez se da en nuestra época. Los campos de concentración son como un agujero negro, que él que caiga dentro no tiene voz , no tiene derechos, no es ser humano, y  a la vez toda su vida es una tortura y permanece intencionadamente en la oscuridad, para evitar reacciones, conflictos y rebeliones . Los campos de concentración son experimentos contemporáneos hechos a humanos (privados de la libertad, del agua, débiles, enfermos, congestionados y hambrientos).

Los campos de concentración han llegado y se van consolidando día tras día, ya que por desgracia las  deficiencias del movimiento combativo y la sociedad del silencio y la complicidad contribuyen a esta consolidación. Sin embargo, los campos de concentración están destinados sólo a los inmigrantes. Se trata del precursor del establecimiento de una especie de exilio para aquellos que se oponen a la pureza-vitrina capitalista. Este plan se va a aplicar a cualquier persona que no coincida con la estética del paisaje urbano de las metrópolis. Ya en marzo de 2013 tuvo lugar la operación Tetis, durante la cual fueron arrestados en las calles de Atenas 132 personas adictas a las drogas, y luego se les ofreció “hospitalidad” un par de días dentro de los campos de reclusión. Se nos escapa que la flecha, por muy lejos que esté la meta, apunta a la gente luchadora. Y si ahora esto parece lejano, o las condiciones no son favorables, saben y sabemos muy bien que los amos de este mundo no van a dejar de usar la brutalidad.

Nuestra oposición a los campos de concentración no es debida sólo a razones humanitarias o sólo por temor a que nos pueda tocar a nosotros como luchadores y luchadoras (ser reclusos),  sino que se debe al hecho de que somos reacios a cualquier forma de reclusión, y sobre todo a una de sus formas más brutales. La reclusión de los inmigrantes en los campos de concentración se hace con el pretexto de que no tienen documentos legales. Su único delito es su propia existencia. De esta manera la Soberanía logra tener el control de una parte de la clase obrera (los inmigrantes) con la Policía, y actuar en concordancia con el dogma de la aterrorización de los inmigrantes ilegalizados no reclusos, mientras que al mismo tiempo bajo la amenaza del encarcelamiento los campos de reclusión funcionan como un medio de represión social indirecta.

Contra el totalitarismo moderno y los campos de concentración como una expresión más de él, nosotros luchamos junto a los inmigrantes, no porque ellos sean unos “seres indefensos” que necesitan atención médica, sino porque son nuestros hermanos de clase. Frente a la explotación y la opresión impuestas por el Estado y la patronal, además de nuestra solidaridad diaria en la práctica en las calles y en los lugares de trabajo, nos esforzamos por la colectivización de nuestras resistencias, por la creación de aquellas estructuras que nos permitan resistir de una manera auto- organizada y anti-jerárquica, lejos de cualquier vanguardia revolucionaria, por la destrucción total de este mundo autoritario, por la abolición de la esclavitud asalariada, y por la liberación social.

Texto de la colectividad anarquista del barrio de Nea Smirni (Nueva Esmirna) de Atenas Vogliamo Tutto e per Tutti , que se repartió en un evento contra los campos de reclusión-concentración para inmigrantes el sábado 26 de abril de 2014.

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