Desde la cárcel de Villena, llegan noticias de que se ha confinado a las aproximadamente cien personas que están encerradas en el módulo 2. Según la versión de los boqueras, se debe a que dos personas han dado positivo en una prueba para detectar el coronavirus. Una de ellas fue sacada al hospital a finales de septiembre por una supuesta sobredosis de drogas. A los tres o cuatro días de estar ingresado le devuelven a la cárcel, donde no le ponen en cuarentena ni nada. Tampoco le han hecho análisis de coronavirus en el hospital. A los cuatro o cinco días, por tener algún síntoma, les hacen un análisis a él y a su compañero de celda. Los dos dan positivo. Así que deciden aislarles a ellos en la celda y a todo el módulo del resto de la cárcel, lo cual quiere decir que no pueden salir ni siquiera a comunicar por cristales. Hay otros dos presos que han quedado aislados en una celda por habérseles detectado fiebre alta. A partir de mediados de septiembre, los módulos 1, 2, 5 y 8 de la misma cárcel, con unos cuatrocientos presos encerrados en ellos, también fueron aislados ocho días, durante los que no hicieron ningún análisis ni nada parecido. Una profesora que había estado haciendo entrevistas para ver quien se apuntaba a la escuela en todos esos módulos, pasados unos quince días, dio positivo en un análisis de coronavirus. Desde entonces, se les toma la temperatura a los presos con una de esas pistolitas al efecto. Lo hace otro preso, abriendo un poco la puerta de las celdas por las mañanas. Por lo demás, no hacen ningún otro tipo de prueba, no entran médicos ni enfermeros al módulo para nada, reparten la medicación desde la garita, no te sacan a enfermería a no ser que te estés muriendo. En Villena ya no se comunica vis a vis, lo mismo que en al menos otras cincuenta cárceles de la SGIP, y tampoco en las de Cataluña. Las medidas preventivas reales son inexistentes, la sanidad penitencia es totalmente inoperante, lo único que se hace es restringir derechos y endurecer las condiciones de vida, cuando, si hay riesgo de que se propague el COVID en las cárceles, habría que excarcelar al mayor número posible de personas presas, como se ha hecho en muchos otros países, empezando por los grupos de riesgo: enfermos graves y crónicos y personas mayores de sesenta años, especialmente. Pero nada de eso. A continuación, un escrito de una compañera de la asociación Familias Frente a la Crueldad Carcelaria explicando bien la situación de mediados de septiembre en la cárcel de Villena y opinando lúcidamente sobre el tema.
LA JUSTICIA, UN ESPERPENTO QUE SE SUPERA DÍA A DÍA
Si en condiciones normales, sin coronavirus de por medio, las personas que estamos en la calle vemos, día a día, recortados, vulnerados arbitrariamente nuestros derechos, con escasas o nulas posibilidades de obtener Justicia de instituciones mafiosas que merecen todo nuestro desprecio, en tiempos de “crisis sanitaria”, bajo la declaración del Estado de alarma se siguen aplicado medidas propias del Estado de excepción, con todo lo que representa de pérdida de derechos y libertades. En el submundo de las cárceles donde la arbitrariedad, la impunidad, la indefensión son los “valores” del sistema, la llegada del Coronavirus ha supuesto para lxs presxs una vuelta de tuerca más. Denegación de permisos o penalización a lxs “afortunados” que los obtenían con 15 días de aislamiento. Supresión de las visitas durante tres meses. Por contra, los carceleros, siguieron manteniendo prácticamente la misma rutina que antes del confinamiento respecto a las entradas y salidas de los centros penitenciarios. Al parecer, se consideró que desempeñaban una “actividad esencial“ y se convirtieron, como quedó demostrado, en el principal foco de infección. Abandono de los internos por parte del personal sanitario y educadores. Cierre de los talleres. Suspensión de los cursos de formación…
De vuelta a la “normalidad” nos encontramos en la cárcel Alicante II en Villena con un Protocolo de Seguridad para las visitas: llevar puesta la mascarilla cubriendo la nariz y la boca, (en esta medida y en lo concerniente al mantenimiento de la distancia de seguridad en los diferentes controles, la mayoría de los carceleros permiten cierto relajo); rellenar con tus datos y firmar un escrito en el que, si no recuerdo mal, das tu palabra de no estar infectada por la COVID 19, de no padecer ningún síntoma de la enfermedad, si dudas porque no tiene ninguna garantía de que así sea, el/la funcionario/a de turno te indica amablemente que la única forma de realizar la visita es entregar el escrito cumplimentado, no importa que no tenga ninguna credibilidad, lo importante es que la burocracia siga su curso. Después pasar, además, los controles habituales, puedes disfrutar de un encuentro por cristales de 45 minutos.
Otra medida preventiva, en esta ocasión para evitar los contagios entre las visitas, ha sido quitar los asientos en recepción y en la sala donde nos concentran a medida que huellamos y superamos el escáner, sustituyéndolos por unas marcas blancas en el suelo que dividen y organizan el espacio indicando las posiciones que debemos ocupar para guardar la distancia de seguridad. Durante el tiempo de espera (recomiendan estar una hora antes de la que se tiene establecida para la visita) tenemos tres opciones: primera, sentarnos en el suelo; segunda, permanecer de pie, (llevar muletas, ser mayor, tener problemas de salud, estar cansadx etc. no es relevante); y tercera, entrar en la cafetería, consumir y disfrutar de una silla de plástico y de un aroma a grasa de cocina rancia. La desinfección de unas cuantas sillas de plástico parece ser que el presupuesto carcelario no se lo puede permitir.
En el caso que nos ocupa el contacto con la persona infectada fue de unas 20 personas por módulo, según indica El Periódico de Villena se produjo el día uno de septiembre, el miércoles 16, cuando acordaron el confinamiento preventivo, ya habían transcurrido 15 días desde que se produjera el contacto, 15 días en los que los presos contactados se movieron libremente por el módulo sin que se haya detectado hasta el momento ningún caso de contagio. Qué sentido tiene mantener el confinamiento 15 días más, por qué privarles de las visitas de sus seres queridos, de los permisos… por qué seguir con la represión barata.
Cuando se declaró el confinamiento, el director de la cárcel de Villena se dirigió a los internos y les aseguró que no iban a perderse los vis a vis, que cuando pasase la crisis se recuperarían. Se abrieron las cárceles, se reiniciaron las visitas pero al solicitar que los vis a vis perdidos se pudiesen acumular dos en un mismo día la respuesta fue «no está permitido». Pedimos el acercamiento de los presxs a su entorno y medidas que no graven más la precaria economía de familiares y amigos. Estamos a favor de la abolición de las cárceles, pero mientras esto llega consideramos que hoy más que nunca es necesario que Instituciones Penitenciarias ponga en marcha medidas no punitivas para afrontar la crisis sanitaria que vivimos; la excarcelación de las personas de riesgo: enfermos graves, ancianos, presos preventivos, para que puedan recibir tratamiento médico y los cuidados de las personas de las personas de su entorno.
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