Crónica De La XI Marcha A La cárcel De Teixeiro

Por fin, contra viento y marea, conseguimos hacer la XI marcha a la prisión de Teixeiro. No pudo hacerse en el 2010, como debía ser, porque la prohibición expresa de la subdelegación del gobierno de La Coruña lo impidió (hacerla igualmente habría supuesto un delito penal para los participantes y una carga policial garantizada), pero la fijamos tres semanas más tarde de la convocatoria inicial, ya en el 2011, y sin pedirlles ningún permiso. A pesar de la intensa lluvia, a pesar del imponente dispositivo desplegado por la guardia civil, que no dejó ni un manifestante sin identificar, poco más de sesenta valientes desafiaron a la autoridad además de a la climatología para demostrar su solidaridad con las personas presas y para denunciar la injusticia que supone la mera existencia de este campo de exterminio. Las cuantiosas multas y las ruedas pinchadas en la marcha del año pasado, unidas a la prohibición d ela primera convocatoria de este año 8tontos de nosotros por intentar legalizarla) y un tiempo muy gallego paero que en esta ocasión trabajo del lado de la represión (aunque la guardia civil se mojó lo mismo que nosotros), hicieron de esta una de las marchas menos concuridas de los últimos once años. Pero los presos pudieron escucharnos y responder con abundantes gritos a nuestros cánticos. La solidaridad traspasó un año más los muros d ela ignominia mal que les pses a los artífices de la represión, que no escatimaron esfuerzos para silenciarnos.

Un autobús nos acercó, en dos tandas, ante el perímetro exterior de la cárcel. En esta ocasión la intensa lluvia y los controles policiales nos hicieron desistir de recorrer a pie los dos kilómetros que separan la gasolinera de la cárcel. Asntes de bajar del autobús la guardia civil nos infromó de que por el mero hecho de poner los pies en la calzada ya incurríamos en varias infracciones que serían debidamente sancionadas. Su discursito, así como todo lo que allí aconteció, fue oportunamente grabado por un picoleto con ínfulas cinéfilas. Esto tuvo la ventaja de sacar a relucir los mejores modales que uno pudiera esperar de la benemérita, un trato exquisito en comparación con el de costumbre, las desventajas probalemente ya las podremos comprobar cuando lleguen las denuncias. Los tradicionales cohetes y bengalas, escondidos durante el trayecto por obvias razones, furon desafortunadamente encontrados por los picoletos, lo que deslució un tanto la protesta. Lo exagerado del control impidió también que prendiéramos las habituales antorchas y la lluvia nos impidió darle fuego a la cárcel de carton que todos los años sometemos a la purificación de las llamas, así que no tuvimos más remedio que quemar la pancarta para que los presos pudieran vernos y para darle color al asunto. Cuando, como remate, quisimos hacer volar un globo de papel con el lema “abajo los muros”, un picoleto hijo de mala madre le hizo un agujero provocando que se incendiara a menos de diez metros de soltarlo.

Sabiendo que a los presos y, especialmente, a las presas (que están en el módulo más cercano a la carretera) les llegaron nuestras muestras de apoyo, así como las suyas a nosotros, y que los represores captaron también el mensaje (nosotros estamos hasta los cojones del suyo) volvimos a nuestras casas tras más de dos horas de una protesta que ni la lluvia ni la autoridad pudieron impedir.

El año que viene (o este pero dentro de casi un año) podéis estar seguros de que volveremos con el mismo amor y con la misma rabia, si no más, que todos los años.

¡NO PODRÁN CALLARNOS! ¡ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES!

Versión original y video

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