Bienvenido Al Cuarto Oscuro [Un Relato De Adelaida Artigado]

En una cárcel del estado, después de horas de torturas…

–¡Se ha muerto el cabrón!

–¡La puta que lo parió!

–¡Joder que putada! ¿Y ahora qué hacemos?

–¡Hay que comunicárselo al jefe de servicios y que él se lo notifique al director!

Dos de ellos se dirigieron a la jefatura de servicios para informar a su superior y dar aviso al médico de guardia. Los otros dos se quedaron vigilando el cuerpo fallecido.

–¡Son ustedes una panda de ineptos! ¿Acaso no aprendieron en su instrucción que hay que torturar con saña, pero nunca llegar a matar?

–¡Esto fue un accidente! ¿Verdad doctor?

–¡Les comunico que este es un feo incidente! ¡Quiero decir accidente!- Dijo el doctor

–Bien, no se hable más, esto ha sido un infortunado accidente! ¡Redacte un informe detallado de cómo tuvo lugar el suceso! ¡Especifique que fue una desafortunada caída!

–¿Y un suicidio? Podríamos hacer que aparezca como un suicidio!

–¡No me sea estúpido boqueras! ¡No se da cuenta que mostrarlo como un suicidio no queda bien en las estadísticas, y después los periodicuchos esos de mierda anarquista escribirán  que los presos se suicidan porque las condiciones en prisión no son favorables para su estado psíquico! Además que la chusma esa abolicionista lo cargaría como una muerte de estado.

La conversación continuaba mientras los cuatros se dirigían a paso acelerado hacia la celda.

–¡Doctor, encárguese de formalizar el parte de defunción! ¡Precise en el parte; multi traumatismo ocasionado por una caída!

El médico a simple vista y sin examinar el cuerpo titubeó:

–Lamento importunarle, pero la evidencia de tan extensos hematomas pueden poner en tela de juicio la credibilidad del asunto.

–¿Y si alegamos que nos atacó y nos vimos en la obligación de reducirle? Dijo un carcelero

–¡Cierre la boca y no diga más jilipolleces!-¡Doctor, esto fue una caída! ¡Quiero en breve un informe y el parte de defunción, pónganse  de acuerdo para mostrar precisión y exactitud en ambos documentos!

–¡Hostia, si aún respira el muy perro!

–Bien, llévenlo a enfermería, cuando se haya recuperado, tráiganlo aquí de nuevo. Aun no hemos acabado con él. Pero la próxima vez ándense con más cuidado.

–¡Mire que el estado del recluso es grave, yo recomendaría su traslado a un hospital! Propuso el doctor.

–¡Ni hospital ni hostias, me oye doctor! ¡Lo que ocurre aquí, queda aquí! ¡Que lo lleven a enfermería y encárguese de que se recupere lo antes posible! Y una cosa más; otro incidente como el ocurrido hoy, y  tramito sus traslados.

-¿Podría usted recomendarme para Herrera de la Mancha? ¡Allí dan carpetazo a todos los sumarios de torturas!

–¡Cago en dios, boqueras, cierre la puta boca de una maldita vez que ya me ha tocado por hoy bastante las pelotas!

–Sí, señor. Ya me callo. Pero piense usted lo que le he dicho

Adelaida Artigado

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