Mi lucha contra el 41 bis es una lucha individual de un anarquista, no hago ni recibo recados. Simplemente no puedo vivir en un régimen inhumano como el 41 bis, donde no puedo leer libremente lo que quiero, libros, diarios, periódicos anarquistas, revistas de arte y ciencias, así como de literatura e historia. La única posibilidad que tengo de salir es renegar de mi anarquía y vender a alguien que ocupe mi lugar.
Un régimen donde no puedo tener ningún contacto humano, donde no puedo ni ver ni tomar un puñado de hierba o abrazar a una persona querida. Un régimen donde las fotos de tus progenitores son secuestradas. Enterrado vivo en una tumba en un lugar de muerte. Llevaré adelante mi lucha hasta las consecuencias extremas, no por un “encargo” sino porque esta no es vida.
Si el objetivo del Estado italiano es hacerme “disociar” de las acciones de lxs anarquistas de fuera, que sepa que como buen anarquista yo no acepto recados. Creo que cada unx es responsable de sus propias acciones, y como perteneciente a la corriente autorganizativa no estoy “asociado” a nadie y por tanto no puedo “disociarme” de nadie. La afinidad es otra cosa. Unx anarquista coherente no toma distancia de otrxs anarquistas por oportunismo o conveniencia.
Yo siempre he reivindicado con orgullo mis acciones (incluso en los tribunales, por eso me encuentro aquí) y nunca he criticado las de otrxs compañerxs, mucho menos cuando existe una situación como esta en la que me encuentro.
El mayor insulto para unx anarquista es ser acusadx de dar o recibir órdenes. Cuando estaba en el régimen de Alta Seguridad (AS) también tenía la censura y no he expedido ningún “pizzini” [nota del traductor: papelitos mediante los que supuestamente los jefes mafiosos pasan sus ordenes] sino artículos a los diarios y revistas anarquistas. Y sobre todo era libre para recibir libros y revistas y escribir libros, leer lo que quería, incluso se me permitía evolucionar, vivir.
Hoy estoy dispuesto a morir para hacer entender al mundo lo que realmente es el 41 bis; 750 personas lo sufren sin protestar, convertidos continuamente en monstruos por los mass media. Ahora me toca a mí, me habéis convertido en un monstruo como el terrorista sanguinario, después me habéis santificado como el mártir anarquista que se sacrifica por los demás, para después volver a convertirme en un monstruo, como un terrible espectro. Cuando todo haya acabado, sin duda seré elevado a los altares del martirio. No, gracias, no estoy por la labor, no me presto a vuestros sucios juegos políticos.
En realidad, el verdadero problema del Estado italiano es que se lleguen a saber todos los derechos humanos que son violados en este régimen 41 bis en nombre de una “seguridad” por la que se sacrifica todo. ¡Bien! Tendréis que pensároslo mejor antes de meter a unx anarquista aquí dentro. No se que motivaciones reales ni maniobras políticas habrá detrás. Y por qué alguien me ha usado como “manzana envenenada” en este régimen. Era bastante difícil no prever cuales serían mis reacciones ante esta “no vida”. Un Estado, el italiano, digno representante de la hipocresía de un Occidente que continuamente da lecciones de “moralidad” al resto del mundo. El 41 bis ha dado lecciones que han sido bien recogidas por estados “democráticos” como el turco (lxs compañerxs kurdxs saben algo de ésto) y el polaco.
Estoy convencido de que mi muerte supondrá un obstáculo a este régimen y que lxs 750 que lo sufren desde hace décadas podrán vivir una vida digna de ser vivida, hayan hecho lo que hayan hecho. Amo la vida, soy un hombre feliz, no cambiaría mi vida por la de ningunx otrx. Y es porque la amo por lo que no puedo aceptar esta no vida sin esperanza.
Gracias compañerxs por vuestro amor. Siempre por la Anarquía. Nunca doblegado.
Fuente: Borrokan
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