Un Preso Se Autolesiona Ante Los Tratos Crueles, Inhumanos Y Degradantes Que Estaba Sufriendo En La Cárcel De Mansilla De Las Mulas (León)

Desde la cárcel de Mansilla de las mulas, nos llega una carta del compañero Jonatan Figueroa Álvarez dando cuenta de la situación angustiosa y desesperada que está sufriendo y que le ha llevado a autolesionarse:

Bueno, esto es lo que hay.

Estoy muy jodido. Estoy a 6-9-2016, el pasado día 2-9-2016 por manifestar mi desacuerdo en un negativo que me pusieron en el módulo 11 de Mansillas de las Mulas (1º grado de «respeto») haciendo gala de la represión y el poder represivo de la institución, a las 17:15 de ese día se me obligan a recoger mis pertenencias para ser trasladado al módulo de aislamiento. Procedo a recoger mis objetos y al concluir me siento en el suelo manifestando mi desacuerdo, y que si me llevan será a la fuerza, a lo que los dos funcionarios me cogen por los brazos al ver que estoy manifestando una resistencia pasiva y me levantan del suelo. En ese momento se presenta un jefe de servicios con un cigarrillo en la boca y me suelta dos puñetazos en la cara. No protesto y me aguanto. Me esposan y me bajan de la galería en volandas retorciéndome los brazos. Llegados al módulo de aislamiento me quitan las esposas, procediendo al cacheo con desnudo integral rodeado por seis guardias, entre ellos el jefe de servicios. Condenado al aislamiento por manifestarme verbalmente. Detrás de dos puertas me aplican el artículo 72 (aislamiento provisional) el cual me lo levantan el sábado por la tarde. Esa tarde proceden a entregarme mis pertenencias después de esparcirlas por el suelo y realizar una limitación de objetos por el régimen de aislamiento. Me meten en una galería llena de enemigos. Entre eso y el aislamiento (la presión de la situación), me autolesioné los antebrazos, pecho y barriga, el lunes 5-9-16 a las 08:15 de la mañana. Llamé por telefonillo a los funcionarios avisándoles de que con una cuchilla de afilar lápices me hice más de doscientos cortes, algunos superficiales y otros más hondos, ya que la cuchilla no cortaba bien (estaba mellada y desafilada). Los guardias me ignoran, teniendo que llamar otra vez por telefonillo y mientras esperaba (una hora aproximadamente desde la primera llamada), seguí cortándome. Cuando éstos se personan en la celda es porque están pasando, como es rutina, a recoger el material de limpieza. De no ser por eso creo que me hubieran ignorado hasta el punto que hubiese estado dispuesto a arriesgar mi vida y cortarme el cuello. Cuando me ven el torso y los brazos llenos de sangre, aún tardan 15 minutos más hasta que abren una de las dos puertas de la celda. Me obligan a ponerme de espaldas y caminar hacia ellos arrimándome a la segunda puerta de rejas para esposar mis manos doloridas de cortes y ensangrentadas. Posteriormente proceden a abrir la segunda puerta para escoltarme a enfermería, donde me ven los médicos y me hacen las curas oportunas. Posteriormente me conducen al módulo de aislamiento, proceden a otro cacheo con desnudo integral y hacerme pasar por el arco detector de metales desnudo y maltrecho. Terminada esta humillación, me conducen a una celda especial donde hay una cama para atar a los reclusos «nerviosos», en mi caso no me ataron, pero después de lo ocurrido, la celda asquerosa y condenado de nuevo al aislamiento, empiezo a comparar mi existencia con la de un perro abandonado. En fin, ahora me encuentro en mi celda habitual otra vez, rodeado de enemigos que no voy, puedo ni quiero delatar, pero sí enfrentarme a ellos, en una situación descompensada. Por ello no estoy saliendo al patio, tengo mi libertad para el 6-12-17 (de momento), igual no salgo o esa fecha se ve incrementada, así que si me pasa algo, la responsabilidad es del talego porque como he dicho: ni voy, ni puedo, ni quiero advertir a la institución de esa situación, así que cualquier día que me canse de estar en la celda y me arme de valor para enfrentar esa situación las consecuencias pueden ser varias…

Publicarlo en el blog o donde queráis, os mando los papeles, partes disciplinarios y parte médico.

La justicia se frena en las puertas de la cárcel.

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