Silogismo Punitivo

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«Me avergüenzo de pedir, pero si robo me trinkan». Como llueve a calderadas está sentada en una caja de fruta bajo la techumbre de la iglesia de Fátima. Me acerco porque la conozco de verla en el vestíbulo de la prisión de Villabona acompañada de un adolescente que solía pedirme un pito acercando indice y corazón a los labios.Un día un funcionario salió de la garita, se dirigió a la expendedora automática de bebidas,  sacó del bolsillo del pantalón unas monedas,sacó dos vasitos humeantes y se los ofreció. Antes de volver a entrar en la garita el funcionario se acercó a mí y me susurró: «Ya ve que los funcionarios no somos tan desgraciaos como ustez va pregonando por ahí», me dijo. Al salir de la visita madre e hijo piden al resto de los familiares visitantes para el tren de vuelta. Me tocó el corazón una vez que el chaval, como había visto a Lukas en la rueda de presos previa a la comunicación, me dijo con admiración que su hermano le había comentado que mi hijo era un crak, mu legal y desprendido. Desde entonces, cada vez que coincidíamos, entablábamos y ella me contó que además de su hijo mayor, tenía al marido preso en Topas por robar cable, pero ¿quien podía ir a Topas con lo lejos que debe estar eso? La última vez que supe de ellos fue hace unos meses cuando el chaval entró en el autobús, después de que el chófer de la linea seis le permitiera la entrada para hacer una colecta y poder pagarse el viaje a portuarios. También llovía a cántaros aquel día. Le pregunté como les iban las cosas puesto que yo ya no iba a Villabona y les había perdido la pista. Me dijo que a su hermano también lo habían kundao pa Soria, así que ya no podían ir a visitarle. Esta mañana me acerqué a ella. Es mayor, pero probablemente por edad podría ser mi hermana la pequeña. La mendicidad quema mucho. «Bonito cartel», le dije. «Lo hizo el guaje… yo no sé leer ni escribir».

El Sábado previo a la Navidad, día de reflexión, el panorama que me encontré en la entrada de Puerto 2, me hizo reflexionar, y mucho. Como ya os he contado, para acceder a Puerto 1 que es la cárcel de la soledad y las sombras porque allí las visitas entran de una en una dada la peligrosidad de los penados, hay que pasar de flanco por la entrada de Puerto 2 y allí se arremolinaba una muchedumbre de pobres de solemnidad, pobres sin paliativos, pobres de pedir, que diría mi mamá cuando salía de casa con un monederito a parte lleno de rubias y monedas del ahijerito para los pobres de pedir. Como era día de reflexión, víspera de jornada electoral, yo reflexioné mientras los gorilas de la garita de Puerto 1 me permitieran acceder al recinto. Mi reflexión puede decirse que consistió en uno de esos silogismo de esos que se estudiaban en filosofía (¿será que han eliminado la filosofía de las aulas por eso, por que te enseña a pensar con lógica?). El silogismo este puede que no sea del todo correcto si lo analiza un experto,pero a mí me sirvió. Dice así:

Las cárceles sirven para encerrar a los malos.
A la cárcel van los pobres.
Los pobres son los malos.

Y ni que decir tiene que me alegré mucho y me felicité por no haber ido a votar por ningún partido que sostiene ese silogismo.

Pisa Gómez

2 de comentarios

  1. Betty dice:

    Pisa, me quedo con tus últimas frases:
    «Las cárceles sirven para encerrar a los malos.
    A la cárcel van los pobres.
    Los pobres son los malos.»

    Al preso que no esté en tercer grado se le niega incluso la posibilidad de estar inscrito como demandante de empleo. Y aún hay quien piensa que si no está en casa ¡es una boca menos!

    9 enero, 2016
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