La Cárcel Mata: José Ángel Serrano Benítez Muere Sin Asistencia En El Aislamiento De La Prisión De Zuera (Zaragoza)

La muerte de José Ángel Serrano Benítez el pasado 14 de octubre era un hecho probable, pues las enfermedades que padecía unidas a un tratamiento con múltiples benzodiacepinas sin monitoreo y sin control de psiquiatra desde 2011, así lo hacían temer. Pero sobre todo era un hecho evitable.

A José se lo encuentran muerto en el recuento de la mañana, aparece desnudo y con 2 toallas bajo las piernas entre puerta y micro. Después de la cena no se llegó a acostar, la cama estaba completamente hecha, debió sentirse mal y picar por el interfono para pedir auxilio pero nadie acudió en su ayuda –en Picassent en 2013 puso una queja porque desconectaban los micros y estaba solo en el módulo–, ni en ese momento ni en las rondas nocturnas que se realizan por la noche. Según atestado, no se hicieron rondas esa noche desde las 21:30 hasta las 7:53. Murió sin nadie que le asistiese, a pesar de haber solicitado ayuda.

Dos semanas después de su muerte, su cuerpo sigue en el instituto anatómico forense de Zaragoza a la espera de que se resuelva la reclamación de los familiares para que se proceda a hacer una segunda autopsia ya que desde un primer momento se deniega la autopsia completa y el forense solo ha cogido muestras de toxicología y no quiere coger las de órganos para analizar. En todo este tiempo ni a los padres ni a la pareja de José les han dejado ver el cuerpo. En el informe que se adjunta por su fallecimiento todo va falseado: el forense se basa en informes médicos al ingreso en prisión en 1998. La misma violencia institucional que se ejerce contra los presos (y que José denunciaba) es indecente e inhumanamente aplicada a los familiares del fallecido.

José tenía prescrito un tratamiento psiquiátrico desde hace mucho tiempo y la toma del mismo estaba pautada a lo largo del día. Le daban la medicación para todo el día, iba tomando la medicación psiquiátrica cuando necesitaba. También le daban convulsiones y, desde enero a su muerte, antibióticos para la infección de boca a raíz de que la dentista externa de Estremera le perforara un diente que le ocasionó quistes y llagas; le cobró 400 euros por el tratamiento dental, pero no hizo el trabajo y la cárcel se negó a identificarle ni por el numero de colegiado. Con el constante cambio de cárcel al que le tenían sometido (cada nueve meses era trasladado de prisión) le era modificado dicho tratamiento en cada centro, pero aún así él era el que disponía de su toma. Sufría una modificación arbitraria de la medicación a criterio del médico de turno sin prescripción de psiquiatra. En 2014 en Dueñas le quitaron la medicación de golpe y lo pasó muy mal, también estuvo solo en la galería casi 8 meses. Cuatro días antes de su muerte le empezaron a obligar a tomarla toda de golpe delante de ellos mañana y noche, 7 pastillas de golpe cada vez, para asegurarse de que no se deshacía de ninguna. De todo esto no queda rastro alguno en las cámaras de videovigilancia: ni de la hora en la que le obligan a tomarse el tratamiento de golpe, ni de las rondas y recuentos de la noche…

José se ha pasado la totalidad de la condena en primer grado (régimen cerrado) y gran parte de éste en primera fase, 21 horas de celda, saliendo al patio acompañado de otro preso. Casi 18 años en 91.3, sin tratamiento, casi siempre salía solo al patio y por eso muchas veces no salía. Sobre la situación en el regimen cerrado de Zuera –extensible a otros– tienes toda la información en este enlace.

Su caso es el de una larga condena por acumulación de pequeñas sentencias imposibles de refundir en una sola que pusiese un límite de cumplimiento. José se encontraba al final de su condena, el pago de unas multas transformadas en días de prisión y la sospechosa desaparición de una ejecutoria en la que se le debían abonabar casi cuatro años de prisión lo mantenía separado de su familia

El mantener la dignidad dentro de este régimen de vida le ha llevado a acumular gran cantidad de sanciones que a pesar de haberlas recurrido y conseguido una reducción de las mismas (privación de paseos y de actividades), al ser trasladado de centro, pasaban por alto este hecho, haciéndole cumplir la sanción en su totalidad. En Teixeiro pago 42 días que no eran firmes, estabna recurridos y quedaron en 14 y aún se luchó porque abonaron lo cumplido indebidamente a las sanciones más antiguas para que tardará más en cancelar. En los últimos 4 años, 3 veces ha pagado 42 días seguidos de cumplimiento de sanción de aislamiento, con la venía del médico y del juez. Esto le hacía tener problemas para pensar y comunicarse; luego, seguía solo bastante tiempo, a veces meses, le molestaba la gente y ya solo salía comunicar vis a vis. Esto son malos tratos

Casi siempre le sancionaban con más aislamiento, a veces privación de paseo, la última en Zuera, por dar un cigarro a un compañero. En agosto, en Estremera, por desmayarse mientras hablaba por teléfono con su compañera le acusaron de embriaguez y le sancionaron.

Esas leyes y reglamentos que regulan y limitan la vida del preso son también responsables de garantizar su vida… pero ya vemos que no.

El denunciar las condiciones de vida infrahumanas que se dan en el régimen cerrado y denunciar asimismo las vulneraciones de derechos a la que se ven sometidos los presos en este régimen, no solo le ha traído sanciones disciplinarias sino también palizas constantes y abusos de los carceleros. En este enlace tienes acceso a los abusos, palizas y malos tratos que ha pasado y denunciado.

Sobre su paso por las cárceles y los abusos a los que era sometido, él mismo nos contaba a Tokata que había participado en una protesta colectiva contra los malos tratos, la desatención médica, la falta de actividades culturales, educativas o de “tratamiento”, y otros abusos que se estaban produciendo en el departamento de aislamiento de la prisión gallega de Teixeiro. Entonces, ya denunció haber recibido una paliza, a manos de un jefe de servicios y otros carceleros, así como amenazas y diferentes malos tratos físicos y psicológicos, en represalia por la acción reivindicativa. Allí recibió palizas habituales, dos denunciadadas con parte de lesiones, que pretenden archivar. De su paso por Estremera, nos hablaba de una nueva agresión que sufrió allí, el pasado 27 de mayo. Se le ha negado constantemente el acceso a su historia clínica, tanto por la cárcel como por los juzgados; en Picassent, conseguir un parte le costó cinco semanas en huelga hambre solo en un módulo sin interfono, y golpes y procesos penales para aumentar su condena. Denunciaba la impunidad de los carceleros en el uso de la violencia, la arbitrariedad en las clasificaciones y sanciones, la falsificación en sumarios y expedientes disciplinarios, el abandono médico-sanitario y otros abusos.

Reivindicaba ir a Alicante para ver a sus padres, que están enfermos y les es penoso viajar, vinieron el 13 octubre, en su cumpleaños, le vieron horas antes de morir después de dos años. Le acercaron a la prisión de Zuera, algo que llevaban él y su compañera pidiendo cuatro años, ya que la pareja vive en Navarra .

Le amenazaban algunos funcionarios, y en Zuera uno iba a por él… Y se quejaba de la sumisión, conformismo y colaboracionismo de muchos compañeros, “mano de obra barata” para los boqueras, y de su falta de solidaridad y unión, pues “ni reivindican ni denuncian, pero son capaces de matarse por cualquier tontería”.

José había participado en unos ayunos solidarios y reivindicativos junto a otros compañeros presos este pasado verano. De modo humilde y sincero queremos recordarle con las reivindicaciones que él había trasladado al Congreso y Instituciones Penitenciarias.

  1. Cierre de los aislamientos. Fin de los FIES y del Control Directo.
  2. Fin de la dispersión. Asignación de destino por vinculación familiar y amistosa.
  3. Libertad inmediata para todos los enfermos terminales, sea la enfermedad que sea, que se vayan a sus casas. Aplicación de los artículos 104 y 196 RP, y 91 CP.
  4. Fin del maltrato encubierto a todxs lxs compñerxs.
  5. Que se investiguen las denuncias por malos tratos por los juzgados de instrucción conforme a la legislación internacional.
  6. En caso de denuncia por torturas y malos tratos, ser reconocidos por los médicos forenses inmediatamente.
  7. Mantener fuera de contacto con la población reclusa a los carceleros que hayan sido denunciados por agresiones, tratos vejatorios e inhumanos, abuso de autoridad, etc.

Quizá por esto su muerte no sea algo casual…

Nosotros nos sumamos al dolor de la familia y tenemos presente la dignidad de José.

2 de comentarios

  1. Itza alonso encina dice:

    El dolor y la impotencia la sufre mi madre. Demasiadas ilusiones rotas… Ahora su libertad ya no tiene límites. Solo puedo sentir lastima por aquellos que perdieron su humanidad hace mucho, ellos son el mayor preso. Mas de lo que Jose fue nunca.

    4 noviembre, 2016
    Responder
    • Manuela dice:

      Todo lo que dice el artículo es verdad mi marido estaba en la misma galería y me ha contado todos los abusos que sufría y que es todo cierto.

      10 diciembre, 2016
      Responder

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