Huelga De Hambre En El CIE De Aluche (Madrid)

El pasado domingo 28 de diciembre las personas encerradas en el CIE de Aluche (Madrid) comenzaron una huelga de hambre que se terminó el lunes por la mañana tras la intervención del director del CIE.

Las personas internadas reclaman que se aceleren los procesos a través de los que pueden acceder a la asistencia jurídica, habitualmente dificultada, cuando no impedida, y exigen su liberación. Consideran que el internamiento es un castigo desproporcionado, duro y excesivamente largo. Protestan contra la indiferencia de los agentes de policía ante las peleas, contra los malos tratos físicos y psicológicos a los que se ven sometidos y por la falta de respuesta por parte de la dirección del Centro a sus solicitudes sobre necesidades básicas y derechos fundamentales.

Estas últimas semanas se ha vivido en el CIE una creciente tensión debido al hacinamiento, falta de acceso a la información y a la asistencia jurídica efectiva. Además el sábado 27 de Diciembre a las 18 horas se celebró una marcha al CIE de Aluche, en la que se exigía el cierre de estos centros que avergüenzan a un Estado que se hace llamar de Derecho. El apoyo que percibieron las personas internas desde el exterior del CIE les animó a poner en marcha formas de resistencia más organizadas y así algunos de ellos decidieron empezar la huelga de hambre. Durante el fin de semana el CIE ha contado con la intervención de policía antidisturbios para reprimir estas acciones y, según los testimonios recabados, se habrían producido malos tratos físicos hacia los internos.

Como ya venimos denunciando desde hace años, los CIE son lugares fuera de toda legitimidad donde se priva de libertad a las personas por una falta administrativa y donde, entre otros aspectos, no existe acceso a una defensa legal efectiva. A esto además hay que sumarle la falta de acceso a información y las dificultades de comunicación con el exterior que encuentran los internos. Esto genera una fuerte incomprensión de la situación jurídica de las personas encerradas además de angustia, frustración e indefensión. La deficiente y lamentable atención médica, la percepción de la injusticia que supone la privación de libertad por no disponer de documentación en regla y el aislamiento de sus seres queridos vuelve la situación de estas personas insostenible en estas fechas.

Como consecuencia de la huelga el director del CIE se comunicó con los internos prometiéndoles agilizar los procesos con el objetivo de que se pusiese fin a la huelga de hambre. Es responsabilidad del Centro garantizar los derechos de las personas internadas por lo que esta respuesta no debería ser un gesto excepcional que solo llegue tras situaciones extremas como esta. Las demandas de las personas internas llegan al director a través de un buzón de solicitudes, este proceso resulta lento, arbitrario e inefectivo y no hace más que aumentar la incertidumbre.

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