Cadena Perpetua Encubierta Pero Evidente: Enrique Del Valle González, Preso Desde 1990, Cumple En 2045.

Enrique Del Valle González, de 50 años, está preso en la cárcel de La Moraleja, en Dueñas (Palencia). Lleva en prisión, sin salir, desde el 6 de septiembre de 1990, casi 27 años, a los que hay que sumar los casi cuatro años que cumplió anteriormente, desde el 86, con apenas diez meses de estancia en la calle entre una etapa y la otra. Es decir, que ha pagado más de 30 años, de los cuales unos veinte los ha pasado en régimen cerrado, aislamiento y FIES. Tiene señalada fecha de cumplimiento en 2045, de manera que aún le quedan al menos 28 años más de condena, hasta 55. La mayoría de penas que fue acumulando, que llegaron a sumar más de 80 años, le fueron impuestas por situaciones que se produjeron en prisión, casi todas en la lucha contra el Régimen Especial de aislamiento, como el motín de Herrera de la Mancha, en julio de 1991, por el que le condenaron a 34 años y medio. El último delito por el que fue acusado y condenado a 13 años fue en 2002, hace ya quince años.

Si se hubiera aplicado estrictamente la ley, su fecha de cumplimiento estaría mucho más cercana, pero los aparatos del poder punitivo y judicial, al mismo tiempo que los años de condena sobre las espaldas de Enrique, han ido acumulando irregularidades y negligencias en la aplicación de esa misma ley que dicen estar defendiendo. Para obligarles a rectificar, sería necesario desenredar una maraña de arbitrariedades, errores, olvidos y tergiversaciones como, por ejemplo: aplicación indebida del artículo 76 del código penal (acumulación de penas mal practicada);  inaplicación del doble cómputo de los periodos de prisión preventiva prescrito por el tribunal constitucional hasta la reforma penal del 2010; inaplicación de las condiciones de prescripción de las penas vigentes hasta la reforma del 2015; vulneración, entre otros muchos, de los principios constitucionales de legalidad, irretroactividad de las disposiciones penales desfavorables, tutela judicial efectiva y prohibición de indefensión.

Las propias administraciones punitivas deberían haber remediado todo eso «de oficio», pero no está en su ánimo. En la mentalidad de la mayoría de carceleros, fiscales, jueces y demás agentes del sistema penal, para un «delincuente multirreincidente» y «preso conflictivo»,  la suerte conveniente es «que se pudra en prisión», diga lo que diga la ley. Aquí tenemos, en realidad, un ejemplo más de lo que se llama «derecho penal del enemigo». En la situación penal y penitenciaria de Enrique queda patente que la justicia no sólo no es igual para todos, es totalmente diferente según los casos, dependiendo de muchos factores, de los que no es el menos relevante  el poder adquisitivo del condenado, ya que en una situación tan complicada tendrían que intervenir, con gran diversidad de recursos y otras acciones jurídicas, varios abogados, en multitud de lugares diferentes, para lo cual haría falta un montón de dinero. Pero ni aún así quedaría garantizado el respeto por los derechos de Enrique, porque aquí de lo que se trata, al parecer, es del odio del Estado y de sus servidores contra lo que ellos llaman un preso de «extrema peligrosidad». Pero, si 30 años de cárcel no han conseguido convertirle en otra cosa, entonces, la única finalidad del castigo, en este caso y en tantos parecidos, sería la neutralización y el exterminio más o menos lento del rebelde.

Así, pues, el Estado español, practica impunemente, bajo una falsa apariencia de legalidad, la tortura y somete a un tratamiento cruel, inhumano y degradante a las personas que ilegal e inexplícitamente son definidas como enemigas de la sociedad. A estas personas y, entre ellas, a Enrique Del Valle González, se les imponen unas condiciones de existencia que, por mucho que se quiera camuflarlas con eufemismos o cortinas de humo, constituyen cadena perpetua o, lo que es lo mismo, una condena a muerte en vida. En León, de donde es Enrique, familiares y amigos suyos y otras personas conscientes y sensibles han decidido enfrentarse a la situación y organizarse para denunciar lo que se está haciendo con Enrique e intentar lo posible para ayudarle, formando un Grupo de Información sobre las Prisiones (contacto: grupoinfromacionprisiones@gmail.com), que lanza un llamamiento de solidaridad y apoyo mutuo.

¡QUE LA LUCHA NO MUERA! ¡POR LOS QUE NO ESTÁN Y POR LOS QUE ESTÁN!

¡NO AL EXTERMINIO, MÁS RÁPIDO O MÁS LENTO, DE SERES HUMANOS!

¡NO A LA CADENA PERPETUA!

3 de comentarios

  1. Rafa dice:

    Está justicia, siempre defendiendo al poderoso ( €€ ), claro y jodiendo al débil. Pero el caso de Enrique si que es flagrante, de un robo de mierda a la cantidad de años que le han echado pues oye, también era enfrentarse a la ley como hizo en Herrera de la mancha, no? Ya ha pagado con creces tras estos 33 años y encima también estuvo a punto de morir de un atentado yo creo que se están cebando con el, excluyéndose así de la sociedad libertad para Enrique, no a la cadena perpetua necesitamos gente como el un saludo

    12 noviembre, 2023
    Responder
  2. Rafa dice:

    Soy Rafa otra vez, una pregunta: el grupoinformacionprisiones@gmail.com sigue existiendo? No es una página web,no? Sería entonces un correo electrónico para enviar mensajes querría intentar contactar un saludo

    16 noviembre, 2023
    Responder

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