21 resultados de la búsqueda de «restricciones hepatitis c»

Desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía han realizado un especial seguimiento a las quejas que han hecho llegar las personas presas y sus familiares sobre sanidad especializada, que han sido muy numerosas y a veces la vulneración de derechos nos parece grave.

El estado de salud de las personas que llenan las prisiones está muy deteriorado: los niveles de incidencia de enfermedades graves como el VIH-SIDA, la hepatitis C o la tuberculosis multiplica varias veces los niveles normales que se dan en la población libre. Además, en torno al 40% padecen algún trastorno mental y de la personalidad y sobre un 8% enfermedades mentales graves. Entre el 70 y el 80% tienen problemas de drogodependencias que les han llevado a delinquir. Una inmensa mayoría de las/os presas/os son personas que previamente han padecido situaciones de exclusión social: escasos o nulos recursos económicos, infraviviendas, procedentes de barrios o zonas marginales, analfabetismo (un 1% de analfabetos totales y un 10% de analfabetos funcionales) o escasa formación básica, ausencia de formación o experiencia laboral, u otros miembros de su familia en prisión.

En estos momentos de crisis las personas presas, como tantos otros colectivos, están siendo objeto de recortes no publicitados y de gran calado que afectan, entre otras cosas, directamente a su salud y su integridad física y moral.

Queremos hacer llegar en estos momentos una denuncia específica sobre la situación de los enfermos de hepatitis C que están viendo restringido su derecho a los tratamientos médicos más avanzados -que en algunos casos son la única alternativa terapéutica-, por razones de ahorro presupuestario poniendo en riesgo su integridad física, su salud y sus vidas.

El sumario del informe es el siguiente:

1. – LA ORGANIZACIÓN DE LA SANIDAD EN LAS PRISIONES. DISTRIBUCIÓN DE COMPETENCIAS ENTRE EL ESTADO Y LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS

2. – LOS RECORTES ECONÓMICOS Y LA SITUACIÓN DE LA SANIDAD EN LOS CENTROS PENITENCIARIOS: EL CASO DE LOS ENFERMOS DE HEPATITIS C

3. – EL TRASLADO AL HOSPITAL GREGORIO MARAÑÓN: OTRO RECURSO EMPLEADO POR INSTITUCIONES PENITENCIARIAS PARA ATRASAR EL TRATAMIENTO

4. – EL CASO DE LOS PACIENTES CO-INFECTADOS CON HEPATITIS C Y EL VIRUS DEL SIDA (VIH)

ANEXOS:

1. – Instrucciones de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias a los subdirectores Médicos de los cent ros Penitenciarios de 20/1/2012 .

2. – Instrucciones de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias a los Subdirectores Médicos de los centros Penitenciarios de 15/2/2012.

3. – Instrucciones de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias a los Subdirectores Médicos de los centros Penitenciarios de 1/08/2012.

4. – Instrucciones de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias a los Subdirectores Médicos de los centros Penitenciarios de 12/9/2012.

5. – Auto 5256/2013 de 21 de octubre de 2013 del Juzgado de Vigilancia Penitencia Nº 2 de Andalucía (Sevilla).

6. – Auto del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria Nª 2 de la Comunidad Valenciana (Alicante) de fecha 11/1/2013

7. – Auto del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria Nª 2 de la Comunidad Valenciana (Alicante) de fecha 10/5/2013

8. – Recomendación del Defensor del Pueblo Andaluz en Expediente de Queja 13/5205 ante denuncia de la APDHA por la vulneración del derecho a la salud de una persona presa por denegación tratamiento de H epatitis C .

Informe sobre la vulneración del derecho a la salud de las personas presas, específicamente sobre la situación de los enfermos de hepatitis C

La cárcel mata VHC

El tantas veces citado cuento El dinosaurio de Augusto Monterroso –»Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí»– nos sirve hoy para recordar que la hepatitis C sigue siendo un grave problema en las cárceles españolas y que es urgente que todas las personas que sufren esta dolencia puedan acceder a los medicamentos de acción directa que los pueden curar y a los que ahora mismo, en muchos casos, no están teniendo acceso.

El pasado 6 de octubre, la APDHA denunciaba que la partida recogida en los Presupuestos Generales del Estado para la sanidad penitenciaria solo permitiría que un 5% de las personas afectadas por la hepatitis C accedieran a los nuevos tratamientos. No sólo lo denunciamos aquí. El 2 de junio de 2015 hicimos una ampliación a la queja sobre salud penitenciaria que teníamos ya abierta, desde diciembre de 2014, en el Defensor del Pueblo Español, denunciando las dificultades que tenían las personas presas para acceder a los nuevos medicamentos de acción directa para la Hepatitis C.

VHC

A través de Esculca (Observatorio Para A Defensa Dos Direitos E Liberdades) nos enteramos de que hace unos días, probablemente el 8 de enero, murió en la prisión de Teixeiro J.V.P., natural de A Coruña, por problemas hepáticos. El interno no había recibido el tratamiento para la hepatitis C que padecía. Hace unos días la Fiscalía presentó denuncia contra el SERGAS por responsabilidades penitenciarias derivadas de no faciliar medicamentos a enfermos que acaban falleciendo.

La fiscalía ha presentado una denuncia contra el Servicio Gallego de Salud (Sergas) en los juzgados de Compostela por las restricciones impuestas por la Xunta a los fármacos recetados a enfermos de hepatitis C. El ministerio público considera que hay responsabilidades penitenciarias en la cúpula directiva de Sanidad por no haber facilitado los medicamentos a enfermos que acabaron falleciendo.

Cuando menos tres, según el texto de la demanda, habrían muerto por la negativa a administrarles las medicinas. «Pero esta sólo es la pequeñísima punta del iceberg», advierte Quique Costas, portavoz de la Plataforma Gallega de Personas Afectadas por la Hepatitis C, colectivo que organizó y lideró las movilizaciones que durante meses pedían una solución a una problemática que causó muertes, «sufrimiento y angustia».

Fue uno de los que levantó la voz en el Parlamento después de la negativa del PP a garantizar los tratamientos e insiste en «que decisiones políticas» del Gobierno de Núñez Feijóo provocaron varias muertes en Galicia. «No lo digo yo ni la Plataforma, es lo que dice la fiscalía después de nueve meses de investigación y 200 folios en las diligencias», aclara.

Guía Para Luchar Por Los Nuevos Tratamientos Contra La Hepatitis C Dentro De Las Cárceles [Actualizada]

Propuesta De Movilización Colectiva Para Luchar Por Los Nuevos Tratamientos Contra La Hepatitis C En Las Cárceles

Más información sobre el abandono de los presos enfermos de hepatitis C

La cárcel mata VHC

 
NOTA del Tokata: Mientras en la calle se viene solicitando mediante plataformas de afectados la prescripción de medicamentos de última generación, en la cárcel, donde entre un 30-40% padece de hepatitis C, los presos siguen luchando por un tratamiento de «generaciones» anteriores. Las restricciones impuestas por los recortes económicos están imposibilitando que las personas presas accedan a un derecho básico como es el de la protección de la salud. De forma continuada, Instituciones Penitenciarias (IIPP) está dificultando o negando desde hace dos años que los presos enfermos de hepatitis C accedan a un nuevo tratamiento que duplica las opciones de curación y, en algunos casos, es su única opción terapéutica. El tratamiento se basa en una triple terapia en la que se unen los medicamentos habituales que se empleaban hasta ahora para el tipo de hepatitis genotipo 1A, que es el más común, (interferón pegilado y ribavirina) con un nuevo fármaco (boceprevir o telaprevir); tratamiento este que es anterior al que se está reivindicando en la calle. Ante la evidencia de la eficacia de este nuevo fármaco, y siendo normalizada su administración en las CCAA, los médicos de las prisiones comenzaron a solicitarlo y, sorprendentemente, recibieron diversas instrucciones de la Subdirección General de Coordinación de Sanidad Penitenciaria. Primero se prohibió su prescripción bajo apercibimiento de una posible responsabilidad o expediente utilizando diferentes excusas, que iban desde la necesidad de esperar a elaborar criterios más adecuados sobre los principios activos del medicamento, a la ausencia de consenso en el Sistema Nacional de Salud sobre este tema (cuando la comunidad científica aceptaba su indudable efectividad tal como queda acreditado en los informes). Posteriormente se les informó de que había que esperar en una posible lista de espera estableciendo un cupo de pacientes a tratar en función de la disponibilidad presupuestaria. Por último, en casos de coinfección con VIH, se afirmó que no cumplían con los requisitos de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), por lo que a estos pacientes no se les admitía (ni admite) su administración en ningún caso. Si tras casi dos años de espera y serle denegado varias veces el tratamiento, el preso consigue llegar a ser incluido en el registro de pacientes merecedores del fármaco cuando llegue su “cupo”, el último recurso empleado por el Ministerio del Interior para ahorrarse el gasto del tratamiento es aceptar inscribir a los enfermos en lista de espera de este fármaco con la condición de que se trasladen a una prisión de Madrid para ser tratados en el Hospital Gregorio Marañón, donde se ha centralizado el tratamiento. Es esta una traba más que solo persigue demorar los tratamientos ya que el módulo destinado a las personas presas es reducido y el tratamiento dura 48 semanas, por lo que pueden ser tratados muy pocos enfermos a la vez. Es necesario tener presente que no hay ninguna razón para que los presos se trasladen de la cárcel a cientos de kilómetros de sus familias ya que los tratamientos se podrían ofrecer en los hospitales de referencia de las comunidades autónomas para todos los presos. Éste es, por tanto, el último cuello de botella que impone Instituciones Penitenciarias para ahorrase el gasto del fármaco que tiene un precio de unos 40.00 euros año por paciente, poniendo el coste de los medicamentos por encima de la salud y la vida de las personas.

Escrito de Juan Carlos Rico Rodríguez del 7 de enero de 2015 desde el CP de Madrid 7 (Estremera)

La empresa farmacéutica–multinacional “Gillead”, ha dado con una de las manos del Rey Midas, con el descubrimiento de un tratamiento eficaz contra el virus de la hepatitis C, un virus, cuyo estudio histórico–social demostrara que ha sido de los más letales para los seres humanos. El medicamento “Sovaldi”, parece ser, erradicaría este virus, de los seres humanos que lo padecen.

Como toda empresa multinacional capitalista, el fin único, es rentabilizar económicamente su producto, al margen de cuestiones de tipo moral, éticas (…). Aquel que no disponga de 190.000 “pavos”, de esto se muere, si es por la multinacional.

Este elemento ya lo están utilizando para negociar al alza, la venta de su medicamento sanador a los diferentes gobiernos de los Estados–Nación, que soliciten su producto. Deberíamos replantearnos si merece la pena comprar productos de esta miserable multinacional, cuyo único fin social y empresarial es la pasta, a costa de los muertos que sean.

Desde dentro La cárcel mata VHC

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha presentado hoy en rueda de prensa un nuevo informe en el que pone de relieve la vulneración del Derecho Humano a la salud de las personas presas. En la rueda de prensa han intervenido Maribel Mora, Coordinadora General de APDHA, y Jesús Maeztu, Defensor del Pueblo Andaluz, que ha recibido este informe, presentado como Queja a la institución.

Se han presentado los datos más relevantes del informe Restricciones en el acceso a los tratamientos de la Hepatitis C. Vulneración del derecho a la salud de las personas presas. En este documento se saca a la luz la vulneración tan flagrante de los derechos de las personas presas en relación a la salud. En multitud de ocasiones, una persona por el mero hecho de estar en la cárcel no puede acceder a un tratamiento del que sí podría disponer y se le dispensaría sin ningún problema si estuviera libre, aunque este medicamento sea imprescindible para que pueda tener alguna esperanza de vida.

La cárcel mata VHC

El Defensor del Pueblo está investigando los cupos impuestos por el Ministerio del Interior para acceder a la triple terapia contra la hepatitis C, un tratamiento que duplica las opciones de curación para la forma más habitual del virus que afecta a casi el 25% de la población reclusa. Fuentes de la oficina que dirige Soledad Becerril han confirmado que se ha abierto la investigación de oficio por las restricciones implantadas por Interior.

En las últimas semanas, Prisiones ha aceptado inscribir a varios reclusos en lista de espera de este fármaco pero con la condición de que se trasladen a una prisión de Madrid para ser tratados en el hospital Gregorio Marañón, donde ha centralizado el tratamiento. “Es una traba más que solo persigue demorar los tratamientos”, denuncia el presidente de la Sociedad Española de Medicina Penitenciaria. “Saben que los presos no quieren trasladarse y no hay razón que lo justifique porque es un fármaco que el paciente toma en su casa o, en el caso de presos, en la cárcel”, explica le médico.

Una juez de Vigilancia Penitenciaria de Alicante ha instado dos veces a Interior a que administre la triple terapia a un recluso que, además de hepatitis C, es portador del VIH y la Asociación Proderechos Humanos de Andalucía (APDHA) va a pedir la excarcelación de un enfermo al que Interior le niega el fármaco prescrito por su médico. “Su salud se está deteriorando por días y Prisiones ha dejado claro que no le va a tratar. Nos quedan dos opciones: o le excarcelan por enfermedad grave para que se le trate fuera o nos arriesgamos todos a que entre en un problema de salud mucho mayor”, advierte la coordinadora de la asociación, Maribel Mora.

La cárcel mata VHC

Casi tres cuartas partes de los reclusos con hepatitis C que se disponen a realizar el tratamiento con interferón pegilado y ribavirina presentan desórdenes de personalidad. Ésta es la conclusión a la que ha llegado un estudio español llevado a cabo en 25 centros penitenciarios. Los potenciales efectos adversos de tipo psiquiátrico asociados a interferón pegilado requerirían un seguimiento más estrecho de la salud mental de los pacientes

La cárcel mata Salud mental VHC

Según www.lasprovincias.es: «El número de presos con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) que cumplen condena en cárceles españolas se ha situado en el 6,3 por ciento en 2011, disminuyendo así la prevalencia de la enfermedad en este colectivo respecto a la década de los años 90, en la que superaba el 20 %.

Así lo ha trasladado a EFE el vicepresidente de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, José Tomás Quiñonero, quien ha aventurado que la incidencia del sida, que engloba los estados avanzados de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), «será menor» en los datos de 2012, de los que no dispone por el momento.

La cárcel mata VHC

La Agencia Española del Medicamento aprobó a finales de 2011 un nuevo tratamiento que aumenta las expectativas de curación de los enfermos de hepatitis C, especialmente los infectados por el genotipo 1. Según diversos estudios manejados por la agencia del medicamento, con la medicación clásica se curaban entre el 40% y el 50% de los infectados por el genotipo 1; con la triple terapia, se cura más del 75%.

La hepatitis C es una enfermedad que afecta a casi el 25% de la población reclusa, luego en una primera aproximación la aprobación parecería una noticia esperanzadora. Sin embargo, no lo es tanto, en la medida en que el tratamiento está restringido en el medio penitenciario por una cuestión únicamente presupuestaria. La discriminación de los enfermos ingresados en prisión es evidente y la diferencia de prestación sanitaria en casos en que el tratamiento lo es para una enfermedad grave no se comprende.

La cárcel mata VHC

El Ministerio del Interior ha restringido por falta de presupuesto un tratamiento que duplica las opciones de curación para los presos que sufren la forma más habitual de hepatitis C, una enfermedad que afecta a casi el 25% de la población reclusa, según los datos que maneja la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria. En diversos escritos remitidos a los responsables médicos de las prisiones, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias asume que no hay dinero para tratar a todos los reos que pueden beneficiarse de los nuevos fármacos, por lo que ha establecido un “cupo” de pacientes y ha creado una lista de espera para irles tratando en función del presupuesto.

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